La caída del imperio, y no romano

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Logan's POV

—Jódete, Logan —me insultó mi amigo, John, al ver que había resuelto ya el ejercicio de matemáticas, en menos de unos cinco minutos.

Yo reí de él, una risa un poco burlona, mientras guardaba mi lapicera y sostenía mi pera con la palma de mi mano. John era mi mejor amigo desde hace bastantes años; era un chico pelirrojo de ojos verdes, bastante alto, y popular, como yo.

—Eres un tanto lento.

—O tú eres un nerd muy rápido —lo defendió mi otra amiga, Cass.

A ella la conocía desde el jardín, aunque en primer año de secundaria se había cambiado de colegio, y después yo me cambié a su colegio con ella en segundo. Era una nerd como yo, pero nunca me superaba. Su cabello negro no le llegaba ni a las orejas y siempre estaba bien vestida. Era un tanto bajita, como yo. Eramos como hermanos.

—Bueno, bueno. Nos calmamos.

¿Y yo? Mi nombre, Logan. Mi cabello, por debajo de mis orejas, estaba teñido de blanco y tenía unos muy hermosos ojos azules. No de esos que te dan impresión y siempre están abiertos a más no poder; más bien esos azules oscuros que te inundan como el mar lo haría.

Era bajito; no llegaba a los 1,65 metros. Y era un nerd. Entonces... ¿qué me había hecho quedar como el más popular y respetado de la clase, incluso de otras? Pues mi actitud y mis estrategias mentales.

Tenía una actitud altanera y contestona invencible. Los antiguos populares, cuando me cambié a este colegio en segundo y me conocieron, supieron que no era una presa. Más bien ellos lo eran. Semanas después, eran como mis mascotas. Si yo los presentaba como mis amigos frente a las chicas que tanto se amigaron conmigo y ellos tanto querían, ellos hacían todo lo que les pedía. Si los ayudaba con sus tareas o pruebas, estaban a mis pies por días. Todos ganábamos. Yo ganaba, más que nada.

Pronto aceptaron a mi amiga también, quien llevaba en ese colegio simplemente un año de secundaria. Dejaron de decirle "lesbiana" por su corto cabello y empezó a ser una celebridad entre los chicos, siempre bien respetada. John, un chico que fue amable conmigo desde el primer día, dejó de ser "el chico rarito del fondo" y pasó a ser "el pelirrojo lindo" del curso. Muchas chicas venían a comer con él en el almuerzo, incluso sabiendo que era gay. No tardó mucho en tener a varios chicos a sus pies también.

Era un maldito imperio el que había creado. Sentía que casi toda la escuela era parte de una teleraña que yo, la araña más grande, había creado y podía manipular. Incluso me llevaba bien con la mayoría de los profesores y directivos, debido a mi buen comportamiento y notas.

Pero, como todo imperio, algún día llega algo o alguien y te lo destruye. Nunca duran para siempre. Nada dura para siempre. La historia lo dice y prueba claramente.

Mi imperio tampoco fue eterno; no fue la excepción. Pero nunca pensé que su destrucción sería... un moreno alto que había llegado de la nada al colegio.

___

Años después, ya estábamos en el último año. Ya habían pasado cinco desde que había llegado al colegio. Mis amigos tenían 17, y yo 16 aún. Yo era el menor de la clase por cumplir en enero del siguiente año al que todos cumplían.

No tiene mucha relevancia de igual manera. Lo importante de narrar aquí es que era marzo, y al ser de último año, íbamos a tener finalmente nuestras habitaciones.

Las asignaciones iban a ser por lista. Yo, usando un poco de lógica y recordando los apellidos de mis compañeros, ya sabía con quién me tocaría: la chica del fondo que se la pasaba con sus auriculares, llamada Ronnie.

Cuando la pantera le robó la corona al gatito blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora