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Kendall estaba de mal humor, justo después de arrivar en Nueva York había atrapado un resfriado, había pocas cosas que Kendall odiara más que estar enferma. Una de ellas: trabajar mientras estaba enferma.

Mientras la cámara le disparaba constantemente para capturar las poses que pedía el equipo, Kendall se sentía desfallecer poco a poco. Su garganta dolía, tenía un palpitar insoportable en la cabeza y sus ojos se sentían cansados; el constante brillo del flash contra su cara no ayudaba.

Usualmente Kendall mandaría todo a la mierda y se iría a casa para descansar pero desde que se entero de que cierta rubia oji azul la veía como todo un ejemplo de superación y empoderamiento inconscientemente se había propuesto mejorar en su trabajo. Eso incluía no cancelar sesiones y esforzarse más en las pasarelas.

Su madre la miraba preocupada desde su lugar junto al fotógrafo, pero Kendall decidió ignorar todo en favor de terminar lo antes posible y poder irse.

- Muy bien muñeca, un cambio de ropa más y terminó contigo- instruyó el fotógrafo.

- No me digas muñeca- gruñó Kendall pasando junto a él hacia la zona de cambio de vestuario.

De inmediato Kris se abrió camino hasta su hija y comprobó su temperatura.

- Bendito Cristo, estas ardiendo en fiebre Nicole, es todo. Te llevaré a casa.

- Basta mamá- exhalo cansada la modelo dejando que las asistentes la cambiaran y retocaran su maquillaje.

- Estas roja y sudando- apeló Kris limpiando delicadamente el rostro de su hija con un pañuelo.

- ¿Oíste eso?- Kendall se dirigió hacia la maquillista tratando de bromear- No uses rubor- la mujer sonrió desconcertada. Kendall Jenner no era conocida en el medio por ser agradable con el personal.

- Kendall Nicole Jenner- hablo Kris con severidad.

- Ese es mi nombre, no lo gastes- se burló mientras regresaba al set.

Avanzó a pasos torpes y se volvió a acomodar. Dudoso el fotógrafo le dio instrucciones que Kendall no pudo entender, pues antes de siquiera escuchar la solicitud cayó desmayada.


Poco a poco Marie había vuelto a ser la persona amable y educada que sus amigos conocían. Si bien aún estaba decaída por el desaire con Kendall, después de muchas horas de charla con su mamá y la amenaza de enviarla a terapia había logrado crear un aprendizaje con eso; no es bueno idealizar a las personas. Además, como Joseph le había dicho varias veces, Kendall no era la única mujer atractiva en el mundo.

Envalentonada con eso había decidido ser un poco más abierta con la gente de su edad. Por primera vez en toda su existencia Marie Antoinette Graham iba a ir a una cita.

La chica se llamaba Keana Jeraou, era varios centímetros más alta que Marie, tenía pelo y ojos cafés, así como piel ligeramente bronceada y una cintura pequeña.

¿Quién necesitaba a Kendall? Keana era perfecta.

Mirando el reloj la rubia decidió que ya era momento de irse, habían acordado verse cerca del colegio de Keana pues había varios bares en los alrededores y el plan era tomar unos tragos.

Marie no había estado cómoda con la idea pero no quería echar a perder la oportunidad así que accedió.

Naturalmente las cosas terminaron como la joven rubia temía; Keana estaba tan borracha que no podía mantenerse en pie sola. Afortunadamente ninguna había llevado auto, la morena porque lo tenía reparando en el taller y Marie porque no tenía permiso para conducir. La labor de tomar un taxi se volvió imposible para la menor considerando que tenía que cargar el peso muerto de su cita a su costado.

Cinnamon | KENDALL JENNER Donde viven las historias. Descúbrelo ahora