El recorrer Sardegna es enfrentarse a mil páginas desordenadas de la historia, pero en cualquier lugar que recorras de este abandonado lugar siempre protegido por estraños torreones, en los cuales si te descuidas podrías toparse con aquella doncella de la oscuridad.
En las lejanías de la isla se encuentra una tierra donde distintas torres de defensa fueron levantadas con rocas, unidas a través de enormes muros, aquellos muros que albergaban habitaciones en su interior donde fuertes guerreros, como unos ángeles guardianes protegían a la comunidad indefensa. Aquel lugar no era más ni menos que Su Nuraxi.
Cuenta la leyenda que Orfeo se encontraba paseando por las ruinas en las afueras de Su Nuraxi, un lugar prohibido para cualquiera, cuando de repente visualizó una figura de aparente contextura femenina cerca de un torreón y sin saberlo cayó en los encantos de ella. Aunque este no pudo apreciar con claridad la figura de la extraña de ropas claras, su encantadora risa lo había cautivado, por lo que se propuso a buscar a la joven, pero por más que su búsqueda fue extensa durante arduas horas, sus esfuerzos fueron en vano y, decepcionado, se vio obligado a regresar a su puesto de guardia en la torre.
Durante varias semanas realizó búsquedas durante horas y horas recorriendo Su Nuraxi con el fin de hallar el paradero de la muchacha, pero ninguna se asemejaba a la belleza de aquella chica de cabellos largos y oscuros.
Una tarde de eclipse tomó la decisión de dirigirse a las afueras de su pueblo para contemplar en soledad el paisaje. Sin esperanza de ver a su amada, sentado en unas piedras visualizó la contextura de una joven y emocionado corrió hacia ella pensando en su damisela, pero no la encontró. Entristecido, decidió volver a la torre para cumplir con su labor, pero luego escuchó la dulce voz de su amada y sintió unas pálidas y frías manos cubriendo sus ojos.
La muchacha susurrándole al oído pronunció de manera encantadora las palabras que aquel joven deseaba oír " Adrienna es mi nombre, mi noble guerrero, si me quitas mi Velo podremos estar juntos por la eternidad" Al escuchar aquellas palabras Orfeo decidió sin pensarlo voltearse para por fin ver el rostro de Aquella, quien había tomado su corazón y quitándole aquel trozo de tela que cubría su rostro pudo ver las cualidades de la misteriosa extraña pero, al contemplar el pálido rostro, un escalofrío recorrió su cuerpo en aquel momento y asqueado por tan repugnante mujer de hermosa contextura, con piel de porcelana tan blanca como la luna, de cabellera oscura tan negra como la noche, con labios tan finos y pálidos como la niebla, con nariz tan bella y puntiaguda como cuchilla y de espeluznantes orificios que penetran el alma en vez de unos hermosos ojos que perfeccionan la figura, se alejo de aquella, al ver que la persona que le había entregado su corazón y alma no reaccionaba de buena manera pronunció de manera perturbadora "Ahora estaremos juntos por la eternidad, nada ni nadie nos separará", El buen mozo intentó escapar pero rápidamente fue tomado por el brazo de manera tal con la que no podría zafar del agarre, al ver los vacíos huecos de la mujer quedó hechizado y tornó a ser un simple sirviente de ella.
Prontamente al caer la medianoche el joven siervo retornó su camino hacia su puesto en la torre.
Al oír la voz de la joven de piel de porcelana, obedeció la orden que le ha mandado y como un autómata realizó actos sin razonar.
En unos parpadeos los compañeros de puestos del hombre yacían en el suelo sin vida alguna. Al dejar la torre sin protección, el siervo abrió las puertas de aquel pequeño pueblo permitiéndole la entrada a su amada donde la espeluznante damisela, a partir de entonces, siembra el caos y la destrucción.
No pasó mucho tiempo para que Su Nuraxi terminara igual que aquellas ruinas que Orfeo visitaba en la noche en la que había conocido a su
