Parry Hotter y Mraco Dalfoy

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Bien.

Todo va bien.

Acordamos que entre menos personas se involucren, más fácil será salirnos con la nuestra y vaya que nadie se lo espera.

Caminé apresurado por los pasillos, con una sonrisa en mi rostro ya que no me había atrevido a tanto, pero definitivamente los Slytherin se lo merecían, sobre todo el idiota de Draco de quién tengo la certeza que fue la mente maestra para la broma pasada.

Debido a que presté poca atención a mi entorno, sólo fue hasta que choqué con alguien que me dí cuenta de que me había ido por otro camino.

– Fijate por dónde vas, Potter!– Hablando del rey de roma que por la ventana se asoma, de todos los cientos de estudiantes que tiene Hogwarts me tocó la suerte de toparme con esa melena rubia perfecta, esa tez pálida como la nieve y esos malditos ojos grises que tanto odio.

– Me pregunto que pecado estaré pagando para tener que toparme contigo en todo momento– Luego de decir eso me sentí ridículo, ese fue sin duda uno de mis peores insultos.

Vamos Potter, yo sé que puedes ser más creativo.

– Como sea, ni quien te tope–

Estoy casi seguro de que luego de que ambos rodaramos los ojos, Draco frunció el ceño ante sus propias palabras, en todo caso nuestro encuentro no duró mucho porque el se fue en la dirección en la que vine.

Y yo a dónde iba?

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Cierto, iba a clase.

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Con los Slytherin.

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Maldición.

Me tragué mi orgullo y me regresé también, alcanzando a Draco por desgracia quién aceleró el paso y por instinto, yo hice lo mismo.

– Oye, no te cansas?– Draco dijo con una molestia a la cuál ya me había acostumbrado.

– De qué? De ser tan guapo y elegante?– Sonreí pero luego pensé en la estupidez que acabo de decir.

– De ser tan imbécil– Draco aceleró aún más el paso, casi como agarrando impulso para correr en cualquier momento, y claro, lo alcancé otra vez.

– El burro hablando de orejas– Potter, me decepcionas hijo, desde cuando tus insultos son halagos?

– Deja de seguirme!– Ahora sí, Draco se puso a correr y yo corrí también, acaso era una competencia para ver quien llegaba primero a clase?

– Vamos a la misma clase, acaso de tanto teñirte el cabello se te cayó el cerebro?–

No me contestó al instante, ambos subimos las escaleras que en ese preciso momento decidieron cambiar de rumbo, guiándonos por el camino equivocado.

– Para que lo sepas, mi rubio es natural!– Draco tuvo el coraje de darme un empujón mientras casi nos caemos al sentir las escaleras detenerse bruscamente.

No contesté, mi ingeniosa creatividad para contestar insultos durante 5 años de bullying no parecía funcionar en ese momento.

Nos alejamos unos pasos el uno del otro y esperamos un momento, la escalera se movió nuevamente y al detenerse, nos miramos por unos segundos fugaces para luego echar a correr de nuevo, tropezándonos y empujándonos.

– Ya basta Potter, quítate!–

– Ya quítate tú, pedazo de...!–

Y ambos llegamos a nuestro destino, pero en vez de abrir la puerta y pedir permiso para entrar a la clase (porque llegamos tarde), se nos ocurrió la brillante idea de caernos.

Abrimos la puerta? Claro que sí, bueno, yo abrí la puerta con mi cabezota y Malfoy con la cara, sin duda el sonido del impacto llamó la atención.

Hubiera sido genial que todo mundo hubiera ignorado aquello, pero claro, no es cosa de todos los días ver como Harry Potter y Draco Malfoy se caen de hocico e interrumpen la clase de la profesora más estricta del colegio.

–Me lleva la...– Me sobé la cabeza mientras alzaba la mirada y no sólo oí el estruendo de risas de mis compañeros, sino la cara de la profesora McGonagall que parecía tener estreñimiento–...que me lleva, me llevó, me relleva y me está llevando...Buenos días profesora, andamos inspeccionando los pisos de Hogwarts–

Genial, gracias a mi chistoso comentario no sólo me volví el payaso de la clase, sino que gané un castigo injustificado.

Y también me gané un zape en la cabeza por parte de Malfoy, a quién afortunadamente McGonagall también castigó por eso.

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Me había ganado un castigo, pero eso no iba a impedir que mis hermanos de casa pusieran en marcha el plan que vengaría a todos los Gryffindor que quedaron calvos, a todas esas chicas que aún con sus cabezas pelonas se veían hermosas, y sobre todo a los que fueron burlados por tener la mollera sumida.

Claro, comenzaba a aburrirme el hecho de tener que pulir al estilo muggle las copas y trofeos ganados de torneos, de vez en cuando sonreía al escuchar a Draco quejarse ya que esa odiosa cabellera rubia se ganó un pase directo a burlas luego de esto.

– Me imagino que ahora se te arregló la nariz– Me burlé de él y reí al recordar como su cara se estrelló contra la puerta, aunque gracias a mi comentario Draco casi me descalabra la cabeza con un trofeo.

– Una palabra más Potter, y te juro que te haré imposible el resto del año– JA! Cómo si los últimos 5 años no hubieran sido dificiles gracias a ese idiota.

–Ya que amanecimos platicones– Dejé un momento la copa que estaba puliendo y decidí entablar una conversación con el cabeza de mazorca– Fuiste tú, no?

– Yo qué?– Draco también dejó de pulir por unos momentos, parecía que hicimos una tregua silenciosa en ese momento.

– Tú ideaste la broma que nos jugaron los Slytherins– Más que una pregunta, era una confirmación, estaba cien por ciento seguro de que Draco ideó todo.

– No–

– Qué? Cómo que no?– Analicé su expresión y parecía sincera.

– No todo gira en torno a mí, Potter– Draco rodó los ojos y comenzó a pulir de nuevo, fijando su mirada en un trofeo– Se nota que estás obsesionado conmigo.

Y entonces él alzó su mirada, y por un momento tan efímero como la vida misma, ambos reímos suavemente ante su comentario.

Un momento, por qué me reí con ese imbécil?

Draco pareció notarlo también, ambos carraspeamos y no pronunciamos ninguna palabra hasta que terminó el castigo.

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Bien.

Todo va bien.

El plan se puso en marcha en la cena, los Weasley se escabulleron cada uno con una diferencia de unos minutos para que no notaran que algo sospechoso pasaba.

Hermione se negó a ir, pero la rata inteligente estaba de acuerdo con el plan, y yo casi voy de no ser por unos ojos grises que no paraban de mirarme, sentí nervios al pensar en la pequeña posibilidad de que Malfoy lo supiera y claro, estaríamos jodidos de ser así.

Pero todo salió mejor de lo que esperaba, ya que Hermione sutilmente me hizo una seña, indicándome con una sonrisa que los gemelos ya habían ido a hacer de las suyas.

Alcé la vista nuevamente mientras sonreí de lado y ví claramente cómo aquel rubio me miró con sospecha, su ceño fruncido me dejó preocupado.

Pero no, incluso si nos descubrían, Malfoy se lo merecía.

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Nota: Creen que los Slytherins se merecen un pantano de regalo por dejar calvos a los Gryffindor? Los leo <3

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⏰ Última actualización: Oct 02, 2023 ⏰

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