𝐏𝐑𝐎𝐅𝐄𝐂𝐈𝐀 {fate: the winx saga} • Riven

AMARGA

Miré la palma de mi mano decorada con la piedra azul en su centro. La piedra se mantenía fría, sin importar como ardían y sudaban mis manos. Los rayos de sol impactaban contra ella creando pequeños destellos.
Era difícil no quedarse admirándola.

Es preciosa.

Con mi otra mano agarré la cadena plateada. Pase mis dedos por ella, alargando la acción lo máximo posible, hasta llegar al cierre. Llené mis pulmones y lo presioné. Las manos de Bloom apartaron el pelo de mi cuello facilitándome pasar la cadena.
Cuando la piedra se posó en mi pecho sentí un pequeño escalofrío debido a su frialdad y a la vez sentí como mis fosas nasales se abrían ampliamente, como si todo el oxígeno del universo entrara en mí.
Sonó el click que indicaba que ya estaba en su lugar.
Levanté mi vista para ver los ojos de Bloom brillando expectantes. Le dediqué una sonrisa en señal de calma.
Ninguna de las dos éramos capaces de pronunciar palabra. Todo era una incógnita.

-Recordad. Sois un puzzle. Las dos encajáis en un punto. Sois opuestas, pero complementarias. Funcionáis juntas, solo tenéis que sentiros. Entender una a la otra. Miraros. Comunicaros. Sois capaces. Estáis destinadas. Demostrarlo.- Farahgonda nos hablaba desde fuera del círculo. Ni siquiera ella podía estar dentro porque interferiría en la conversión.

Bloom me miró segura, no tenía expresión alguna, pero sus movimientos me lo demostraban. Dio un paso adelante acercándose a mí. Yo la imité.
Sabía que confiaba en mí y yo en ella.
La mano de la pelirroja se posó sobre el zafiro presionándolo contra mi pecho. La mía se posaba encima. Al mismo tiempo, nuestras manos izquierdas se agarraban fuertemente.
El contacto entre nuestra piel era áspero, incluso llegaba a quemar.

Lentamente, nuestras respiraciones se fundían para ir al mismo compás. No cerrábamos nuestros ojos. Los teníamos clavados una en la otra.
Observaba como pequeños destellos naranjas cubrían los azulados ojos del hada.
Entonces el frío comenzó a recorrer mis entrañas, como única fuente de calor tenía las manos de la pelirroja que en contraste parecían estar a 100 grados. Sentía como mi estómago hacía volteretas y el pinchazo de mi abdomen se acrecentaba. Apretaba fuertemente mis dientes aguantando las manos llameantes de Bloom.
La fuerza de nuestras manos desaparecía para sentir la unión entre ellas. Así vi como las gotas de sudor caían de Bloom.
Está ardiendo. Yo me estaba helando.

Empecé a dejar de notar su tacto. Sentía como mi cuerpo se entumecía cada vez más, pero seguía viendo sus ojos en completa calma, al igual que los míos. Mis labios se juntaban fuertemente intentando calmar la tensión en mi cuerpo.

Comencé a ponerme nerviosa al sentir que mi interior también estaba frío y perdía la movilidad.
Bloom me hizo una señal con sus ojos advirtiéndome de mantener la calma.

Estamos bien.
Respire fuertemente para volver al compás de la pelirroja. También lo estaba pasando mal, aunque intentaba hacer como si nada ocurriera.

En cuestión de segundos el calor de Bloom iba entrando en mi cuerpo. Comenzaba a sentirlo de nuevo. Las temperaturas se regulaban mutuamente.
Nuestros ojos seguían pegados. Capté que estábamos rodeadas por una enorme estela azul y naranja. A cachos parecían solaparse los colores y convertirse en un color magenta.
Sin poder evitarlo, cerré mis ojos con gusto de recuperar el calor en mí.

-¡Filia! Te amo. Frío siento. Búscame filia. Encontrarme harás. A tu amiga ayudar, pues madre posee igual.
Mi colgante no sueltes. Omega.

-¿¡MAMÁ!?- Grite. El círculo de rocas volvía a entrar en mi campo de visión.- ¡¿LA HAS VISTO?!- la pelirroja y yo gritábamos a unísono.- SI- las dos nos quedamos estáticas con los ojos como los platos.