Capítulo 07

753 65 6
                                    

MON

- No lo puedo creer - me coloqué rápidamente de pie, viendo como todo estaba regado por el piso y Sam descansaba sobre el mueble. Tenía sus ojos cerrados, y yo estaba exactamente igual hace segundos - Me... no, no, no - me golpeé la frente -  Eres tonta, KornKamon, muy pero muy tonta.

Miré por todos lados buscando la ropa interior. Todo eso de las fotos había quedado atrás cuando Sam y yo... pues, hicimos cosas. De sólo recordar se me estremece el alma. La mesa en donde hicimos esas cosas esta vacía porque Sam tiró todo al piso.

- Siempre quise esto - susurra ella en mis labios - Siempre, MonMon.

- Dios... - me froté la frente - ¿Qué haré ahora?

No entendía como seguía recordando aquel apodo que me puso, no entendía porque seguía recordando el pasado y peor aun, no entendía como yo no le puse un alto, y le hice tremendas preguntas.

Tengo que aprender que lo mío con Sam terminó, que lo nuestro fue cosa de un noviazgo adolescente, y que no volverá a ocurrir. Voy en busca de mi ropa, me la coloco y cargo con los zapatos en mis manos para no hacer ruido, pero justo cuando estoy a punto de escapar...

- Me siento severamente violada - La voz de Sam me detiene. Aprieto los labios y cierro mis ojos con fuerza - ¿Me usas y luego te vas?

- Yo... - me giré y le di la sonrisa menos incomoda. Esta tenía una ladeada en su rostro y esa maldita cara de chulería que quería quitarle - Mira, te dije antes de comenzar que esto era cosa de una sola vez.

- Tus gemidos no decían lo mismo - se cruzó de brazos con jocosidad.

Sentí mis mejillas arder - Era para insentivarte, no sentí nada.

- Tus tres orgasmos no dicen lo mismo - me regaló ahora una sonrisa más amplia.

- ¿Sabes? Púdrete, esto fue cosa de una sola vez, no volverá a pasar y... adiós - iba a salir, pero cuando quise abrir la puerta, esta estaba trancada - No abre.

- ¿Qué dices? - se mofó Sam.

- Que no abre - Volví a intentar.

Miré a Sam que ahora se estaba poniendo su pantalón y acomodando su top.

Dios, dame fuerzas.

No entendía como estaba tan bien trabajo su cuerpo, ni como podía verse tan bien haciendo nada. Sencillamente Sam tenía ese don. Estaba algo despeinada por lo que había pasado con anterioridad. Se paró algo segura y caminó hasta donde yo estaba.

- No tienes fuerza - me dijo - No vas al GYM, estás débil.

- ¿Ah, sí? Inténtalo tú, te quiero ver - hice un ademán.

Sam rodó los ojos y cuando la fue a abrir, esta no abría.

- No... - Carraspeó y siguió intentando con más fuerza - Nos quedamos... ya sabes... eso, no abre.

- ¿Cómo que nos quedamos encerradas? no, eso no puede ser - la aparté para seguir intentando yo.

Quedarme encerrada con Sam no era buena idea, no quería repetir lo que pasó, se supone que lo mío con ella había quedado en el pasado; y me rehusaba a la idea de volver con Sam, quería mi espacio, quería una vida nueva; y si Sam se interponía, eso no iba a pasar.

- Ya para, de nada va a servir - dijo serena.

- ¿Cómo puedes estar tan tranquila? - me eché el pelo hacia atrás - Nos quedamos encerradas, son las dos y media de la madrugada y...

- ¿En serio? guau, sólo dormimos una hora, eso quiere decir que estuvimos...

- ¿No te atrevas a decirlo! fue un puto error, me arrepiento - me moví por todo el lugar - Aclaremos algo: tú y yo no somos nada, lo que ocurrió fue un arranque, tuvimos un leve apareamiento humano... - Sam soltó una carcajada, la miré confusa.

- No jodas que le acabas de llamar así. Vamos a ver Mon, las cosas como son, tú y yo acabamos de follar, y de hacerlo de una jodida manera maravillosa; no me vengas con tonterías.

- ¿Tonterías? fue un error.

- ¿Te recuerdo tus palabas, obsenidades y gemidos? en serio espero que nadie haya pasado por esa puerta.

Tomé lo primero que estuvo a mi alcance y se lo lancé, pero Sam lo supo esquivar.

- Lo nuestro ya caducó.

- Y yo no te estoy diciendo lo contrario, es más, te reto a que pruebes al idiota de Nop, vamos a ver cuanto te dura tu jueguito con él. Porque lo usarás solo para darme celos.

Mi boca se abrió - Samanun, no te creas tan importante, no lo eres. Jamás usaría a nadie para darte celos.

- Eso dices ahora. Pero bien sabes que no hay nadie como yo.

- Oye, ¿Pero tú quien te crees? ni que seas la divina garza, por favor - abrí mis brazos - Admítelo, tienes envidia de él.

Rió - Sí, hasta que ves el tamaño de su polla, ya ahí te da más risa que envidia. Ya te dije, ha estado en boca de todas las de aquí, no hay nada que no se comente, incluso, hay una encuesta de quien es más grande si mis dedos o la polla de Nop. Y te daré un spoiler: mis dedos son mil veces más útiles.

- ¿En serio crees que es lo único que me importa?

- Créeme que cuando tienes calentura, de nada sirve darte amor propio, necesitas a alguien. Mon yo sé que lo nuestro ya terminó, pero ten en cuenta que meterse con ese idiota es tiempo perdido.

- No dejaré que mandes en mi vida como se te da la gana Sam.

- ¡Es que si no quiero hacerlo! - vociferó - No lo quiero hacer, te acabo de ver hoy después de diez años, no me interesa mandar en tu vida; pero si crees que estando con el causarás un efecto en mí, estás muy equivocada.

- Es que no quiero causar nada en ti, porque no te quise - declaré, sus hombros cayeron - No lo hice antes, y no lo haré ahora. Prefiero mil veces abandonar todo esto a seguirte viendo, Sam.

Lo hice para que dejara sus aires de grandeza, pero me arrepentí al segundo, porque nada era cierto, seguía sintiendo cosas por ella a pesar de los años; aunque me repetía que estaba mal, aunque no podía dejar de gritarme que lo mío con ella no daría resultados. Pero cuando la veía esos ojos, cuando sus hermosos labios formaban una sonrisa, mi mundo parecía tomar sentido otra vez.

Fue en busca de algo, cuando regresó, lo hizo con unas llaves. Ella tenía llave, ¿entonces por qué lo ocultó? Sam caminó directo a la puerta y la abrió. Y sin mirarme a los ojos habló.

- Vete - fue en busca de su ropa para terminar de ponerse la parte de arriba.

- No fueron las palabras que quise utilizar, Sam, tú mejor que nadie lo sabes - intenté decirle, pero aquella no me dejó hablar.

- Que te vayas, toma un taxi o yo que sé, el guardia siempre se queda y hay un area que trabaja hasta más tarde, pero no te quiero ver, espero y disfrutes tu vida. Le pediré a Kirk que te cambie con Tee, seguro con ella te llevas mucho mejor - se terminó de colocar los zapatos.

Su tono esa cortante y agrio. Era obvio que mis palabras le habían dolido. Y sí, fui muy brusca, pero no era lo que quería decir, no fueron las palabras exactas que quería utilizar. Sam estaba lista para irse, pero yo la tomé del brazo.

- Que me sueltes - se zafó de un tiron. Sus ojos estaban cristalizados.

- Perdóname.

- Yo te quise - me dijo entre dientes y reteniendo las lágrimas -  En su momento te quise como a nadie, y me la jugué por ti en todo momento, sin importarme lo que dijera el mundo - una lágrima se deslizó por su mejilla - Y tú sólo vienes aquí, mirándome a la cara y prácticamente me gritas que nunca me quisiste. ¡Pues yo sí, Armstrong! y me siento orgullosa de no tener tu puto corazón y ser lo suficientemente valiente para decírtelo.

Un nudo se me formó en la garganta, y mi corazón se apretujó. No tenía que ser ella para darme cuenta lo mal que la había hecho sentir. Negó repetidas veces y se giró para comenzar a caminar. A veces sencillamente o controlamos lo que decimos, y no nos damos cuenta del daño que le hacemos a las demás personas.

CINCO MINUTOS ANTES DE ENAMORARNOS//MONSAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora