Capítulo 08

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MON

- Es que no, en serio, Mon, no sé como te puedes arrepentir de haberte acostado con tremenda mujer - Yha levantó su celular y me enseñó el instagram de Sam - ¿Sabes cuantas mueren por tirársela?

Sí, lo tenía claro, Sam desprendía unas malditas hormonas que atraían a puras zorras. Y tenía muy en claro que no me arrepiento, pero me tengo que repetir que sí, porque se supone que lo nuestro ya pasó, que no debería darse más que fue algo... estúpido.

- Sí, me arrepiento - me dejé caer en la cama - ¿Sabes por qué?

Yha se cruzó de brazos - ¡Ilumíname!

- Porque lo mío con Sam ya debió culminar, ella es una...

- ¡Diosa!... Te tiene idiotizada y amas cada parte de esa mujer. Anda, dilo - sonrió con complicidad.

- Me debe de estar odiando, Yha - planteé - Y fui mala con ella - miré mis dedos con aflicción - Es que, ¿por qué? ¿Por qué tenía que ponerse a disctir conmigo sabiendo que no controlo mi boca?

- Admite que te gustó, y ya. Que nadie jamás te hizo sentir así.

- ¿Tú de quién eres amiga? - me crucé de brazos - Nadie me comprendería, y todos se pondría de lado de Sam, lo sé.

- No, Mon, no me pongo de lado de nadie - se sentó a mi lado -  Mira, sé que para ti no es fácil, sé que hay sentimientos encontrados, pero hay que saber que Sam no tiene toda la culpa. En primer lugar: fuiste tú quien hizo lo que hizo.

- A ver, ¿no es normal besar a alguien y dejarse llevar? si ella hubiese tenido un mínimo de decencia, me detiene.

- Pero ni que fuera tu freno de mano - expresó Yha - Porque vamos a ver, si quieres hacerlo con alguien, simplemente sucede, ella no te va a detener. Esperó diez años para tenerte así.

- Tiene toda la culpa - me paré de golpe. Yha resopló - Y no, no pienso ni disculparme con ella, ni mirarla a los ojos ni nada, que se joda.

- Pareces una niña pequeña, Mon.

- Me importa muy poco - suspiré - Ahora mismo lo que más me interesa es mi trabajo, no quiero joderlo por Sam, y que bien que me cambió de area, porque sinceramente dudo haberla podido soportar.

Yha rodó los ojos - Tu y yo sabemos que te tiene mal, que no querías cambiarte de área y que ahora mismo lo estas lamentando con toda tu alma - abrí la boca para hablar pero aquella me detuvo - ¡Y no te atrevas a decirme que ese tal Nop te gustó! porque si es así, juro que te desheredo, Armstrong. Te juro que sí.

- ¿Quién es Nop? - ambas giramos de golpe hacia la puerta. Ahí estaba mi madre.

- Ay, mamá - me aclaré la garganta - ¿Qué haces aquí? ¿y cómo entraste a mi casa?

- Saqué copias a las llaves, se te olvidó dármelas, siempre tengo que estar pendiente de todo Mon - se quejó.

Yha alzó las cejas, incrédula. Sí, ella también era una de las que decía que mi madre ejercía demasiado sobre mí; y detestaba con toda su alma siquiera tener que convivir en el mismo cuarto que la Señora Armstrong, por lo mismo, siempre buscaba irse.

- Yo... - se puso de pie - Me voy, Mon

- No, ¿por qué, Yha?

Mi madre estaba distraída, analizando la habitación.

- Ya sabes - susurró solo para que yo la escuchara -... es mejor así, te veo luego -dejó un beso en mi mejilla - Me llamas.

- Está bien - fruncí los labios. Cuando Yha se terminó de ir, giré hacia mi madre.

CINCO MINUTOS ANTES DE ENAMORARNOS//MONSAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora