Capitulo 4

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Los ojos de Sigma abrieron con debilidad, supo que era de madrugada ya que los rayos de sol ingresaban entre las persianas y se oía el cantar de los pájaros. Se sentó en la cama perezosamente y sobo su nuca, mientras comenzaba a ser consciente de su alrededor.

Recordó su segundo día de clases, que fue una montaña rusa llena de emociones diferentes y en constante pánico, hasta que el día finalizó con una conversación serena entre él y Dazai. Lo recordó con una sonrisa, pero después formó una mueca y murmuró para sí mismo.

— ¿Por qué estoy pensando en ella? —una nube imaginaria con el rostro infantil de Dazai apareció encima suyo, era como si aún la estuviese escuchando.

Decidió prepararse, haciendo la misma rutina de siempre y saliendo de su habitación, con su uniforme y su cabello formado en un moño alto.

Se dirigió hacía la cocina, donde se encontró a su madre preparando su desayuno. El asombro en él era evidente, ya que pocas veces se veían. Ella se percató de su presencia pero decidió ignorarlo.

— Buenos días. —Sigma saludo, aunque no fue correspondido.— ¿Qué haces aquí?

Cuestionó, con cierto semblante serio pero también rogando por recibir un poco de su cariño o atención. Recibió una mirada de mala gana, para después resoplar y centrar nuevamente la vista en lo que estaba preparando.

La apariencia de la progenitora es diferente a cualquier madre de familia; llevaba el cabello recogido pero unos cuantos mechones caían sobre su cara, cubría su desnudez con una bata, ojeras marcadas y un cigarrillo en sus labios. Fuera de casa se mostraba como una verdadera belleza pero, dentro de la casa, era descuidada y mostraba su verdadero ser.

— Es mi casa, ¿dónde más quieres qué esté? —soltó entre dientes.
— No me refiero a eso. —se corrigió.— sino a… olvídalo.

Sigma sabía que sería una pérdida de tiempo entablar una comunicación madura y cero conflictiva con su madre, constantemente vivía a la defensiva.

Preparó su café acompañado de unas galletas con chispas y tomó asiento frente a la mesa, mientras su madre continuaba preparando el desayuno en absoluto silencio. Pese a que ambos acostumbraban al apreciado silencio, Sigma buscaba la manera correcta de hablarle acerca de un pequeño asunto. El sonido del cuchillo chocar contra la tabla de madera comenzaba a asustarlo aún más, sabiendo los posibles escenarios que podrían ocurrir.

Relamió sus labios y lentamente abrió su boca, a su vez que apretaba los puños sobre la mesa.

— Necesito dinero.

Su madre se frenó abruptamente, alzó su cabeza y lo miró sobre su hombro. Sigma no la quería ni ver, temía por su vida y se podía notar por como sus puños temblaban.

— ¿Dónde está el dinero que te di hace dos días? —soltó fríamente.
— Es que… —balbuceo.
— ¡No puedo darte dinero a cada rato y más sabiendo como estamos económicamente!
— Sólo es un poco… necesito para el almuerzo.

La madre formó una mueca y maldijo en voz baja, aunque igualmente llegó a oídos de su hijo.

— ¿Qué has hecho con tu dinero?
— Un amigo me pidió y, como tenía poco, se lo di.
— Imbécil. —soltó sin pensarlo, haciendo que Sigma se sintiera mal.— Eso te pasa por imbécil.

Sigma agachó su cabeza, dejando que sus mechones de cabello cubrieran su expresión. A la madre no le conmovió ni un poco y despegó su mirada de él.

— No te daré dinero hasta el mes que viene, así que trata de sobrevivir por tu propia cuenta.

Él comprendió y se levantó de su mesa. Ni siquiera tocó el café que se había preparado ni las galletas con chispas que tanto adoraba, ya que sentía cierta amargura dentro suyo. Se colocó la mochila y desapareció de allí.

A Little Death || Sigma x DazaiFem!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora