El Príncipe Pícaro.

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Esta pequeña historia esta compuesta por dos capítulos que en su momento ya subí a la pagina de Facebook y, por sugerencia de una amiga y lectora, subí aquí.

Es un Lucemond, o sea, una historia entre Lucerys Velaryon y Aemond Targaryen, personajes de la Casa del Dragón y "Fuego y Sangre".

-X-

El príncipe Daemon observaba con el ceño fruncido como Lord Tarth se presentaba ante el Trono de Hierro para solicitar la mano del príncipe Lucerys.

En su opinión, lo mejor habría sido sacar a todos los pretendientes del salón y cortarle la lengua al siguiente imprudente que se atreviese a venir. Pero Viserys, tan débil como de costumbre, prefería escucharlos a todos, desde lo alto del Trono de Hierro, con una sonrisa complaciente, al tiempo que se negaba a entregar la mano de su joven nieto.

-Gracias por venir, Lord Tarth-dijo el rey Viserys-. Su Alteza Real el Príncipe Lucerys Velaryon será informado y se someterá su proposición a consideración.

En otras palabras, Lucerys jamás sabría de aquella propuesta.

-¿Cuánto tardara en llega el siguiente propuesta?-pregunto Daemon, cuando la Guardia Real escolto a Lord Tarth fuera.

-Bueno-dijo la princesa Rhaenyra, con cierto fastidio-, mañana. Lord Mooton, Lady Florent y Lord Grafton trataran de probar suerte.

En aquella ocasión, Daemon no pudo evitar rodar los ojos.

-¿No es bastante tonto todo esto? ¿Por qué no mejor decimos que Lucerys ha decidido no casarse?

-Si la paz del rey se mantiene, no-replico Viserys, bajando del trono con ayuda de su hija-. En cuanto a tu segunda pregunta, hermano, bien sabes que Lucerys es heredero de la Serpiente Marina. Tiene que tener herederos.

Daemon resoplo.

Lord Corlys y la princesa Rhaenys no tenían prisa por ver a Lucerys casado. Si Daemon no se equivocaba, ni siquiera estaban a favor de un matrimonio para su nieto, cosa que no sorprendía a nadie. Luke era el nieto predilecto de Lord y Lady Velaryon, y Marcaderiva, afirmaron muchas veces, podría pasar de Lucerys a Baela, a su debido momento.

-Para tener herederos, debe casarse-le recordó Daemon-. Y, aunque se case, los otros pretendientes rechazados podrían verse tentados a tomar las espadas y vengarse de la humillación. Lo mejor para la paz del rey es que Lucerys no se case.

Un rostro no debería causar tantos problemas, pensó Daemon en silencio. Un rostro no tenía derecho a causar tantos problemas.

Por supuesto, no era cualquier rostro. Era el rostro de Su Alteza Real el Príncipe Lucerys de la Casa Velaryon, la Delicia del Reino. Su muchacho.

Cuando Lucerys cumplió la mayoría de edad, los dieciséis años, ya no había ni como negarlo. De niño había sido tan adorable que hasta las personas más duras sonreían, pero como adulto se había convertido en el más bello ser que jamás hubiese pisado la tierra. Era el tipo de hermosura que se dice tenían los primeros valyrios, cuando el Feudo Franco era joven. Una capaz de quitarte el aliento y desatar guerras.

Y vaya que sí estuvo a punto. Caballeros, señores y damas se disputaron el honor de su mano, porque al ver su rostro, quedaban hipnotizados, totalmente hechizados por su belleza. Entonces, el rey Viserys, la princesa Rhaenyra y el príncipe Daemon acordaron escuchar todas las propuestas y dejarlas a consideración del príncipe. Lord Velaryon, por su parte, le consiguió una hermosa mascara de porcelana blanca de Yi Ti, con perlas y nácar, para ocultar su rostro y de esa forma evitar cualquier disputa.

Funcionaba... a medias. No era solo su rostro. Lucerys tenía un cuerpo tan exquisito, tan bien formado, y además, una forma de moverse, que embelesaba a todos.

La Segunda Delicia del Reino - Lucemond.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora