| 𝗰𝗵𝗮𝗼𝘁𝗶𝗰 | ❝Corre, ella ya viene. No te escondas, aun así, te encontrará. Tienes que huir, si eres un pirata no es posible sobrevivir a La doncella espectral ❞.
Temible. Mortal y despiadada. Su fama como cazadora de piratas iba en aumento al...
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(Makaria en su uniforme habitual).
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Los grises ojos de Makaria viajaban de un lado a otro de manera pensativa, rostros de todo tipo estaban alineados de manera organizada.
Estaba a la misma altura que Bogard, dejando a Garp y Morgan caminar más adelante.
—No esperábamos el ataque, señor. El usuario de la fruta del Diablo y su tripulación mataron a marinos inocentes. Incluso recibieron ayuda de una red de traidores— hablaba Morgan, palabras que no estaba convenciendo a Garp y tanto su oficial como su cabo lo estaban notando—. Pero en cuanto saque mi hacha, huyeron aterrados.
—¿Y eso fue antes o después de que dejaras que robaran el mapa de la Gran Ruta?— inquirió deteniendo su paso para voltear a verlo.
—Eso fue desafortunado, tuve que tomar una decisión y opté por el bienestar de mis marinos— respondió con su barbilla en alto.
—Es bueno saber que te tienes al timón — dijo con un sarcasmo que solo Makaria y Bogard pudieron detectar, la castaña rodando ligeramente sus ojos.
Con ese líder de la base en Shells Town podía entender como es que un grupo de piratas pudo irrumpir en las instalaciones o que las aguas del lugar fueran el sitió donde bandas de piratas robaban y asesinaban a los pescadores y exportadores de manera despiadada.
El hombre con sombrero de perro se alejó caminando para estudiar a los soldados de esa base.
—¿Y qué pasos estás tomando para aprehender a esos piratas?— interrogó está vez el hombre de sombrero.
—Estamos haciendo una búsqueda. Claro, no hubieran huido en primer lugar si el inútil de mi hijo hubiera prevenido su escape— regañó a uno de los soldados en primera línea, su hijo al parecer.
Makaria frunció el ceño al ver que el jóven rubio de ridículo corte poseía un ojo morado.
Morgan soltó un risa mirando a su engendro.
—Tal vez estuviera muerto si no fuera por la valentía de nuestro nuevo cadete— hizo un ademán hacia el chico que estaba a un lado de su hijo.
Makaria lo examinó, era delgado y no tan alto como los demás. Usaba unas enormes gafas redondas, su rostro era demasiado dulce, pero desbordada temor de cada poro de su cuerpo. Parecía que en cualquier momento caería de un desmayó.
Ay. Te faltan unas buenas cazuelas, mijo.
Garp se puso en frente de él con mirada analítica.
—El nuevo cadete.
—Llegué esta mañana, señor— anunció el de cabello rosa claro al vicealmirante, su voz era suave y demasiado pacífica.
¿Esa cosita salvo al hijo de Morgan de los demás piratas? Las cejas de la castaña se fruncieron con ligereza sin poder ocultar su confusión y extrañeza.
