Capítulo 10

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Driftmark olía a humo y sal, las olas que rompían contra las rocas, el ambiente del lugar era lúgubre en contraste con la ocasión.

Rhaenyra estaba vestida de un verde oscuro al igual que sus hermanos y su madre.

Un cuervo había llegado a King's Landing con la devastadora noticia de la muerte de su prima, Lady Laena.

El funeral comenzó poco después de su llegada. Ser Vaemond dirigió el servicio mientras unos guardias Velaryon comenzaban a preparar el ataúd para devolverlo al mar.

"Al regresar al mar para hacer su último viaje, Lady Laena deja a tres hijas legítimas en la orilla. Aunque su madre no regresará de su viaje, todos seguirán unidos por la sangre. La sal fluye por las venas de los Velaryon. Nuestra sangre es espesa. Nuestra sangre es pura de la antigua Valyria.... Y nunca debe diluirse". Dijo Vaemond mirando a los bastardos de Daemon.

Daemon por su parte dejó escapar una notable risita ante sus palabras. Ganándose las miradas de todos los presentes, Rhaenyra solo hizo una mueca de disgusto.

Quizás no era cercana a Laena pero después de todo era familia y recordó los constantes intentos de esta por relacionar a sus hijas con ellos cuando vivían en la fortaleza, antes de lo ocurrido en Dragonstone.


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Alicent tocó el hombro de Rhaenyra. "Tus primas han perdido a su madre. les vendría bien unas palabras amables”.

"Bien". Rhaenyra sostuvo fuertemente la mano de Visenya despidiéndose brevemente de Helaena.

Alicent observó a Rhaenyra mientras caminaba hacia las jóvenes, ofreciéndoles su mano. Su niña era alguien realmente dulce. Definitivamente obtuvo eso de la reina Aemma.

Después de hablar con Aemond y Helaena, caminó hacia el balcón y miró las olas, cuando una conversación robo su atención.

“Tus hijas son la imagen viva de su madre... Un consuelo y una angustia,  Los dioses pueden ser crueles”. Viserys se acercó a Daemon y le puso una mano reconfortante en la espalda.

El no lo miró, contemplando el mar. "Parece que han sido especialmente crueles contigo".

"Sí." Él se rió suavemente. “Deberías regresar con nosotros a King's Landing. Es hora de que vuelvas a casa”.

Alicent se tenso por la propuesta de su marido, si Daemon regresaba lo más probable era que arruinara todos sus planes.

"Dragonstone es mi hogar... y el de mis hijos". Miró hacia atrás y observó cómo Rhaenys y Corlys consolaban a sus hijas.

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