cap 1

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Un día más que no consigo trabajo, un día más que la suerte no está de mi lado. Desde que llegué a Argentina no he conseguido un trabajo estable, un mes aquí y he tenido 4 intentos fallidos. El primero fue en una tienda de prendas durante solo una semana; luego, en un supermercado en donde duré también una semana; para el tercero había conseguido un trabajo en una panadería (ese fue en el que estuve más tiempo), aunque estuve dos cortas semanas, me despidieron por faltar al trabajo, pero no es mi culpa que me haya enfermado del estómago por comer cosas deliciosas... soy un poco perezosa para cocinar.

Pero aquí estoy, en un día lluvioso, buscando dónde puedo conseguir otro trabajo. Un día tan triste, que hasta casi me pone triste a mi, pero no puedo dejarme estar así, debo mantenerme positiva, siempre positiva.

Mientras me mojaba, por el camino encontré un spa que tenía una promoción para arreglar las cejas, sinceramente mis cejas están horribles desde que me encuentro en este país, así que no me vendría mal. Toqué la puerta y me abrió una chica alta con ojos expresivos, y vestida como si fuera una enfermera.

- Hola, ¿te puedo ayudar en algo?- exclamó la chica con una sonrisa.

- ¡Hola! sí, quería saber si puedo depilarme las cejas- hablé algo retraída, no es raro de mí, no sé por qué soy tan tímida con la gente y más cuando es una persona trabajando.

- Claro, cómo no, solo que tienes que esperar un momento ya que hay una persona por delante de ti.

- No hay problema- dije, con tal, quería arreglarme las cejas.

La chica me dejo entrar, el lugar era muy bonito con un candelabro de rosas, dos mesas donde se hacen las manos. Pasando una pared se encuentra donde se hacen los pies, y hay una escalera de madera que tiene un brillo muy lindo, de seguro hacen lo que es la depilación. Me siento a un lado esperando que me toque, y de arriba sale una señora, no tan mayor, pero tampoco tan joven, con el cabello corto, lentes y es más pequeña que la chica, como de mi tamaño.

- ¿Estás para depilación?- me dijo con seriedad, pero su rostro no se mostraba tan serio.

- Sí- le respondo- quiero depilarme las cejas.

-Bueno, ¡sube conmigo!- me exclama y me hace una seña de que vaya con ella.

La sigo y subo con ella, arriba se encontraba dos gabinetes con dos camillas y entre a unas de ellas, y me acosté. La señora entra con la cera y me empieza a visualizar.

- ¿Desde cuándo no te las arreglas?- dice la señora con un tono de voz suave.

- Desde que llegué al país, soy venezolana- dije tímidamente mientras me depilada las cejas.

- Sí, se nota tu acento jajaja- exclamó.

- Sí jaja- me había agradado, ¿será que le pregunto si están buscando una chica para trabajar?, mmmm, no estaría mal- Una pregunta- dije.

- Si, dígame- respondió.

- Eh, ¿de casualidad no están buscando una chica para trabajar?, porque si es así me gustaría aplicar para la vacante- dije, otra vez toda tímida, como de costumbre.

- Por los momentos no- me dijo- si quieres, dejas el currículo y cuando se necesite, te llamo.

- Vale, está bien- acepté toda desilusionada, otra vez la suerte no estaba de mi lado.

- ¡Listo!- exclamó, saco un espejo a ver cómo me habían quedado.

Me encantaron, no sabía cómo agradecerle el cambio, estaban geniales.

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