"Pasajeros del vuelo Y 704 con destino a Los Angeles, favor de abordar por la puerta B12"
San escuchó el llamado por los altavoces, levantándose del lugar donde estaba para empezar a formarse en su grupo de vuelo.
Escaneó su boleto en la pantalla de aquél aparato y caminó sobre la pasarela de acceso hacia el avión.
Dentro de este lo dirigieron hacia su asiento, teniendo la ventanilla donde había comprado desde el inicio.
Colocó su bolso de mano debajo de sus pies, quedando con lo básico: celular y audífonos. Los asientos a su lado estaban vacíos, mostrándose cómodo por tener más espacio, pero su reacción fue muy pronta.
No estaba solo, alguien había llegado y había ocupado el lugar cerca del pasillo.
Volteó a ver a su acompañante, viendo como el chico del café estaba ahí.
El chico le dedicó una pequeña sonrisa antes de colocarse el cinturón de seguridad, cosa que San imitó.
No pasó mucho para que el personal del avión diera instrucciones básicas en caso de emergencia y el destino de vuelo, comenzando con el despegue.
El vuelo consistía de 12 horas sin ninguna escala, siendo un vuelo directo.
San se colocó sus audífonos y reprodujo música, necesitaba tomar una siesta de mínimo diez horas para no sentir el vuelo tan largo.
Trató de dormir, pero el toque en su brazo le hizo despejarse de eso.
-Disculpa.—Llamó.—Sé que puede ser grosero y raro, pero he perdido mis audífonos. -Nombró el chico a su lado. San solo lo miraba raro, no sabía a qué quería llegar. -¿Crees que podamos escuchar música juntos?
"¿Qué?"
Fue su reacción inmediata de San, formando una mueca confusa.
-¿Cómo? ¿De verdad estás pidiendo eso?.-Él ni loco haría tal cosa. Primero, le daría vergüenza, y segundo, era algo antihigiénico.
-Sí.-Sonrió el contrario para mostrar la sinceridad con la que hablaba.
San lo estaba pensando, y no sabía ni porqué. Conociéndose, él ya hubiera dicho que no y hubiera ignorado la situación por completo, pero su decisión fue contraria.
-Podemos intentar si quieres. -Fue lo único que salió de la boca de San. -Pero pondremos la música que yo tengo.
-¡Claro!-Respondió entusiasmado el contrario, tomando en sus manos el auricular para colocarselo rápidamente.
San prestó atención a su celular y reprodujo la música. Se acomodó de nuevo en su asiento y cerró los ojos. Trataría plenamente en dormir.
Otro toque fue a parar a su brazo, sintiendo un peso ligero ahí. No volteó, pero sabía bien de que se trataba.
Wooyoung, el chico del café, se pasó al asiento siguiente de San, y por fin logró conciliar el sueño. Ambos dormían con un par de audífonos compartidos y el roce de sus hombros.
Algo normal en un avión con asientos muy juntos.