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Mientras Shoko se mostraba encantada con la coincidencia y la idea de que todos compartieran el viaje, Suguru y Satoru seguían lidiando con la sorpresa del encuentro. Sus miradas se cruzaron y, aunque el silencio era incómodo, ninguno de los dos podía apartar la vista del otro. Finalmente, Shoko notó la tensión en el aire.

— Chicos los noto un poco... raros — objetó, levantando una ceja. — Como si ocultaran algo más... pues, ¿qué pasó en el aeropuerto?

Suguru tensó la mandíbula, abriendo los ojos al máximo. No se esperaba esa pregunta, quedó impactado, ya que recordaba cómo lo buscaba exhaustivamente cuando se le perdió de vista en el aeropuerto, y obviamente, él no contaría eso.

En cambio, Satoru aparentaba estar más tranquilo, al menos físicamente, porque por dentro se sentía igual que Suguru. Quería desaparecer y tampoco tenía pensado contarle nada.

— ¿Se quedarán callados? — ella parecía realmente interesada en saber qué ocurría.

— Bueno, cuando dije 'en el aeropuerto'... no me refería al aeropuerto... — Satoru no sabía qué decir. — Bueno, sí... pero hablamos dentro del avión.

— ¿Cómo? — Shoko frunció el ceño.

— Sí, es cierto — agregó Suguru.

— No, Gojo dijo 'en el aeropuerto' y luego 'dentro del avión' — señalaba con las manos, confundida.

— Bueno, hay algo que no sabes... — dijo sin pensar.

Suguru sentía que su cuerpo temblaba intensamente y los latidos de su corazón aumentaban considerablemente.

— ¿Qué? — Shoko levantó una ceja.

— ¿So? — el albino también levantó una ceja.

— Dios mío... — ella apretó los puños.

El albino estalló en carcajadas después de haber respondido de esa manera, aliviando un poco la tensión en el ambiente. Shoko estaba de mal humor, pero al menos Suguru se sintió más aliviado por no tener que contar la historia completa en ese momento.

— Pendejo — agregó — pero aver cuéntame.

— ¿No que era 'pendejo'? — bromeó.

Suguru solo observaba la escena con una sonrisa, sintiéndose un poco mejor por la atmósfera más relajada.

— Satoru, dime... — hizo un puchero, y el albino sonrió.

— ¡No era nada, Shoko! Solo lo dije para que me respondieras así, aunque en realidad pensé que dirías '¿Qué cosa?' pero ya que.

— ¡Con que eso era! — los tres rieron, pero después las sonrisas se desvanecieron por completo. La mirada de Shoko se volvió desafiante y sin expresión alguna. — Ahora cuéntenme...

Satoru tragó saliva, miró a Suguru por un momento y este asintió sin saber por que.

— Cuando íbamos a abordar el avión en la fila nos conocimos, ¿verdad?

— Sí, así fue... — su complicidad silenciosa hablaba más de lo que estaban dispuestos a decir en voz alta.

— Después hablamos y al momento del aterrizaje ambos tomamos rumbos distintos.

— Entiendo... — Shoko entrecerró los ojos. — Solo espero que sea así.

— ¿Ah? ¿Cómo qué esperas? Fue así.

— Así como lo oyes Satoru, por que si no...

— Oye, Shoko... — el pelinegro llamó su atención.

— Sí, dime....— sonrió, apartando su mirada de Satoru.

— ¿Cómo van las cosas con Utahime? — preguntó más serio de lo que acostumbraba a ser. — ¿Aún 'comparten' apartamento?

Shoko sonrió, «Es evidente que están ocultando algo, a no ser que ambos se estuvieron pescando en el aeropuerto por un largo tiempo y ninguno de los dos se digna a admitirlo», suspiró y miró a Satoru. «¿Era Geto de quien me habló Satoru?»

Satoru seguía impactado, ya que nunca creyó que su mejor amiga estuviera con alguien tan odiosa como Utahime, aunque en realidad ella es un amor. 

— ¡Oh, no me digas Shoko! ¿En serio? ¿Con Utahime? — exclamó Satoru y luego volteó a mirar a Suguru. — ¿También conoces a Utahime?

— Sí, la conozco....— suspiró.

— ¡Utahime es una odiosa! ¡Además, me odia, no sé por qué! — cerró los ojos un momento, negando con la cabeza.

— No te expreses así de ella, Satoru. Shoko podría enojarse contigo y odiarte.

— ¡Ay, sí, verdad! — Satoru sonrió, recordando la personalidad intensa de Shoko.

«Estos dos...» 

— Ok, basta, los dejaré tranquilos... — Shoko se relajó.

— Más te vale, ¿eh? — bromeó.

— Mira, tú, cállate... — Shoko caminó hacia la playa.

— ¡Ves, ya hablas igual que ella! — gritó Satoru y la siguió.

Suguru se quedó en su lugar, observándolos mientras caminaban. Luego, Satoru se detuvo y giró lentamente la mitad de su cuerpo para mirar a Suguru.

— Ven, Suguru... — sonrió, entrecerrando los ojos. El pelinegro sintió una nueva emoción en su pecho al ver esa mirada tierna y sonriente de Satoru, casi suplicándole que se uniera a ellos.

Su corazón latía fuerte, como si quisiera salir de su pecho. Sentía que caería rendido ante esos ojos celestes que, lejos de ser un sueño, eran una realidad.

— Sí... — Suguru caminó junto a él y lo siguió en todo lo que hacía. 

«Es inexplicable lo que ahora siento...»

Después de ese sorprendente encuentro en la playa, los tres amigos pasaron un día agradable juntos. Compartieron risas, anécdotas y recuerdos mientras disfrutaban del sol y el sonido de las olas.

Perdido en sus pensamientos, mirando el cielo y el mar, Suguru se sentía un poco feliz. Nunca esperó un reencuentro así, pero ahora estaba compartiendo destino con él y su amiga.

«Si esto es un sueño... por favor, despiértenme», pensó, aunque le gustaba todo esto, no dejaba de lado sus pensamientos intrusivos.

— ¡chicos sentémonos! — pidió Shoko. 

— ¡bien! — respondió Satoru siendo el primero en sentarse, seguido de Suguru y por último ella. 

Al estar sentados, disfrutaron del sol y el sonido de las olas. 

— Oye, Suguru, ¿te puedo preguntar algo? — habló Satoru, sacándolo de sus pensamientos.

El pelinegro estaba en el extremo del lado izquierdo de donde se sentaron, y él y Shoko voltearon a verlo.

— claro, pregunta — sonrió.

— De casualidad, ¿también conoces a Nanami?

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Reunion Of Hearts 「SatoSugu」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora