En cuanto me doy la vuelta y empiezo a correr un gran rugido cargado de furia resuena a mis espaldas. Los vellos de todo mi cuerpo se erizan y un escalofrío recorre mi columna vertebral.
Noto como mis mejillas pierden color y como mis ojos se abren como platos al empezar a escuchar los pasos fuertes de esa... Bestia.
Mis pies reaccionan y corren todo lo que son capaces con la esperanza de salvarme.
Ya no me importa el collar que llevaba en el bolsillo porque ¿de qué me sirve sino sobrevivo?
Cruzo toda la estancia que ha quedado en absoluto silencio después del grito y obligo a mis piernas cansadas a ir aún más rápido.
Los pasos fuertes en un principio lentos, se han acelerado tanto que casi puedo escuchar su respiración en mi nuca.
Mis dedos casi rozan el metal frío del pomo de la gran puerta cuando siento que un pie se interpone entre los míos y tropiezo.
Mis rodillas se clavan en el suelo dolorosamente. Mis manos intentan para el golpe directo a mi cara, pero no paran el golpe en mi estómago.
Mi abdomen choca contra una silla de madera tirada en el suelo, el aire es desprendido de mi boca y por unos angustiosos segundos el oxígeno no llega a mí.
Todo está en un sepulcral y terrorífico silencio donde todo el mundo aguanta la respiración. Y entonces unos gritos resuenan por toda la sala; gritos de dolor, gritos de pavor, gritos de ayuda...
No me doy cuenta de que soy yo la que está gritando hasta que siento mi garganta ardiendo y mis ojos irritados.
Las lágrimas corren por mis mejillas como si un río estuviera fluyendo de mis ojos.
El dolor estalla fuertemente y se expande como una droga por todo mi vientre y por un momento creo que no voy a soportar el terrible dolor.
Hacía tanto que no sentía este familiar dolor que ya casi me resulta irreconocible. Antes no hubiera llorado ni hubiera soltado un solo alarido por este golpe pero ahora las cosas han cambiado tanto que este golpe para mí es como si fuera el primer golpe que haya recibido.
Unos grandes y fuertes brazos me rodean completamente y me levantan sin esfuerzo al estilo nupcial.
El dolor se pronuncia con esta nueva postura adquirida y sin querer saber quién es, hundo la cara en el pecho fornido y desnudo del hombre que me ha recogido del suelo.
Suspiros de terror y envidia por parte de las mujeres son lanzados.
La fuerte respiración del hombre que tengo encima y mis quejidos y sollozos son lo único que se escucha.
De repente siento su respiración alterada en mi cuello y como coge aire.
Me huele como un perro y se queda en mi cuello unos instantes antes de pasarme la nariz por la parte del cuello que une mi mandíbula.
El pulso se me dispara y ruego para que no se dé cuenta.
Intento apartarme de los brazos de este hombre que ha hecho que vuelva a sentir el dolor pero gruñe y me pega más a su pecho sudoroso.
Me quedo quieta con las manos en el abdomen y sin abrir los ojos. Tengo miedo de encontrarme nuevamente esa mirada asesina y furibunda. Tengo miedo de lo que me vaya a hacer. Tengo miedo de volver a caer en la oscuridad.
Noto como empieza a moverse rápidamente y en menos de treinta segundos hemos salido de la sala. El humo que inunda los pasillos se cuela por mis fosas nasales cuando respiro en busca de otro olor que no sea el de este hombre. Pero el olor a tabaco y drogas hace que empiece a toser y desee no haber sacado la cabeza de su pecho.
Mis costillas duelen horriblemente al toser y un par de lágrimas más se desprenden bajo mis párpados.
Una mano callosa y grande quita las lágrimas pero me sorprende cuando lo hace con suavidad y cuidado.
Abro los ojos inmediatamente cuando noto su tacto contra mi piel, y en ese instante me arrepiento de haberlos abierto. Unos ojos grises me miran con cariño que rápidamente es remplazado por preocupación y furia.
Tiemblo entre sus brazos al ver ese peligroso sentimiento en sus ojos y un recuerdo que pensaba que no volvería pasa por mi mente.
Papá gritando. Papá mintiendo. Papá pegándome. Papá tirándome encima de la cama. Papá sacándose el cinturón. Papá encendiendo un cigarro. Papá quemando el cigarro en mi piel. Papá estrellando el cinturón en mi espalda. Mamá lo ve todo pero no hace nada. Mi hermano mira desde su ventana escuchando mis gritos pero no hace nada.
Me quedo petrificada y temblando de miedo, envuelta por los recuerdos que fluyen sin control y pasan delante de mis ojos como si hubiera sido ayer.
Lágrimas corren a mares y no sé qué hacer para borrar todo. Para borrar los recuerdos que me atormentan todas las noches en pesadillas. Quiero borrar los golpes, las marcas, los gritos, las mentiras...
Sé que mi pasado me va a perseguir para toda la vida, pero en este momento desearía poder ser otra persona, con un pasado diferente, una familia diferente. Con una vida diferente.
El hombre que me tiene entre sus brazos me cubre con una mano toda mi mejilla intentando borrar las lágrimas. Mis ojos se cierran por un instante, intentando que la sensación de protección y cariño que no creía que volvería a sentir se marche.
Se siente incorrecto y prohibido sentir esto con un hombre desconocido que me mira con furia y que tiene todo el poder para destruirme en un segundo.
Pero por más que intento borrar esa sensación de seguridad y de cariño se envuelven a mí como la manta que necesitaba desde hace tiempo.
No sé cuánto tiempo pasa con él andando y conmigo en brazos pero de repente noto como me coloca encima de una superficie mullida y cómoda.
El calor que sentía hace apenas unos segundos, se desprende de mí y siento como un enorme vacío se forma en mi interior.
Estoy apunto de reclamar a este hombre desconocido para que vuelva pero antes de que suelte palabra, noto como su cuerpo se tumba en la cama y se pega al mío.
Sus brazos fuertes me rodean completamente y quedo en una cárcel, atrapada entre su musculoso pecho y sus fuertes brazos.
Respiro aliviada de volver a tener el calor embargándome e inconscientemente mis manos van a parar a su pecho desnudo.
Su torso inmediatamente se pone tenso e intento retirar mis manos al haber cometido un error, pero cuando las estoy apartando sus manos cubren las mías completamente y me siento aún más pequeña al notar que son casi el doble de las mías.
Su respiración se instala en mi coronilla e inhala el olor. Suspira satisfecho y me aprieta más contra sí.
Noto como me voy quedando dormida, pero antes de caer un susurro llena la nueva habitación:
-Mía...
En ese momento supe que me acababa de meter en la boca del lobo y no estaba nada equivocada.
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Unexpected
WerewolfGianna Adams lleva huyendo desde que tiene uso de la razón, escapando de las autoridades, escapando de su familia. Gi, como la llaman sus amigos, siempre se ha rebelado contra el mundo teníendo un porqué que nadie sería capaz de entender. Hasta ahor...