[Cap: 4]: El amargado de la cafetería.

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—¡¡RACHEELL!! —pego un brinco del susto al escuchar el grito de Nicoll y lo peor es que no viene ni lejos que necesidad tenía de gritar, me agachó para recojer los cuadernos que se me habían caído.

—Acostumbrate a esos gritos —volteo de golpe para ver a Andrew y Christian que estaban a mi lado. ¡joder! hoy es el día de asustarme o que.

—¿Como estás enana?

Pongo mis ojos en blanco y apretó mis manos para aguantar las ganas de darle un golpe en dónde no le da el sol por decirme así.

—Bien —zanjo de mala manera

—Rachell ¡estás viva! gracias a Dios — exclama Nicoll mirando a Christian con los ojos entrecerrados—. Por lo menos no la mataste

El susodicho pone sus ojos en blanco.

—Van a seguir.  ¡Por dios! ¿tan malo soy?

El timbre suena y termino de guardar mis cosas en el casillero lo más rápido posible, está vez no quiero que el profesor no me deja entrar a la clase ya han pasado dos veces está semana y no quiero que me repruebe.

                               ***

—Asi es como se saca la raíz cuadrada de ciento cuarenta —termina de explicar el profesor Roberto.

¡Odio matemáticas!

Todos quedamos con cara de trauma ya que ninguno entiendo absolutamente nada de lo que el dijo, creo que en esta vida, ni en ninguna otra o nunca le voy a entender una clase al Roberto bueno mejor dicho nadie le va a entender por no saber explicar bien.

Ya dada la clase por terminada puedo decir que ya se acabó mi tortura de dos horas, nos fuimos: el pesado de Christian, Nicoll y yo a la cafetería. Al llegar agarramos unas bandejas que ya estaban servidas y vamos a elegir la mesa para sentarnos pero algunas ya estaban llenas.

—¡Enana! allá hay una desocupada.

— ¡Christian! NO ME DIGAS ENANA.

—No entiendo porque te molestas si eres bajita Rachell —bromea y empieza a despeinarme.

Con una mano sostengo la bandeja y con la otra lo golpeó y empezamos a tener una mini pelea yo lo golpeaba y él las atajaba y de repente alguien me atraviesa un pie haciéndome soltar la bandeja de golpe pero jamás pensé que le caería a alguien pero como el salado nunca tiene días libres simplemente ocurrió.

—Pero ¡¿que carajos?!, ¡fíjate por dónde caminas animal! —expresa el chico totalmente enojado tanto que su nariz se tiñó de rojo.

—Tranquilo hermano, solo fue un accidente —el chico que esta a su lado trata de calmarlo mientras se limpia con una servilleta ya que mi jugo le salpicó un poco—, ¿acaso no viste que el energúmeno de Andrew le metió el pie?

—¡Ey! más respeto —protesta Andrew.

Volteo como la muñeca del exorcista hacia donde se encuentra Andrew y con una mirada de asesina serial agarro la bandeja y lo abofeteo con ella haciéndolo que se queje de dolor y una pequeña línea de sangre baja desde su labio a la barbilla mientras me mira completamente traumado y con miedo de que lo vuelva a atacar. Todos se quedan callados y me miran como si fuera un bicho raro o quizás con miedo esto es algo que nunca habia experimentado y no sé cómo denominarlo.

Y para completar mis desgracias el director se posa en frente de nosotros con los brazos en jarra y con una expresión muy enojada.

¡Perfecto Rachell! parece que para ocasionar problemas eres mejor que en otras cosas.

La estrella más brillante del cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora