El primer día que asistí a la compañía, Norae había insistido en acompañarme hasta la entrada.
El frío de aquella mañana de invierno me servía para disfrazar el temblor por los nervios que sentía desde la noche anterior, pero Norae lo sabía. Tomó mis manos, me miró fijamente y me dijo convencida: "¡Lo harás bien!".
—¿Nos veremos más tarde? —le pregunté, ansioso de contarle a ella primero acerca de la experiencia que estaba por vivir.
Me afirmó con la cabeza mientras sonreía y luego me empujó a la entrada antes de despedirse. Pronto desapareció en la neblina.
La secretaria me pidió ir a la sala de reuniones y esperar por el director ejecutivo, pero antes de que él apareciera, otro chico entró y se sentó junto a mí. Tampoco sabía mayor cosa. Comenzamos a especular si acaso se presentarían más aprendices y nos indicarían que debíamos prepararnos como grupo por debutar en un futuro; es decir, cuando me llamaron me aseguraron que debutaría como solista, tal vez habían cambiado de idea, pensé. Pero quien llegó después fue el director ejecutivo, un señor arrogante que nos pidió con la mano no molestarnos en presentarnos y sin habernos evaluado asumió que cualquiera de los dos estaría bien, como se lo expresó a su asistente antes de sentarse en la mesa y dirigirse a nosotros.
—Seré breve porque estoy ocupado y ustedes deben comenzar a entrenar cuanto antes. En unos meses solo uno de ustedes debutará, así que entrenen con eso en mente. Al llegar el momento, los evaluaré y el mejor ganará. Tan simple como eso. De ustedes depende tomárselo en serio o dejar perder esta oportunidad. En realidad, difícilmente habrá otra oportunidad, ¿verdad?, en especial considerando sus edades —y levántandose agregó—: Pueden revisar el contrato tentativo con mi asistente.
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Más tarde, cuando vi a Norae, sentí que la decepcionaría si le contaba cómo había sido realmente mi primer día. Estaba tan emocionada de escuchar y feliz de ayudarme a cumplir mi sueño que... ¿cómo podía decirle la verdad?, ¿y si se echaba la culpa de que yo me encontrara en esa situación o comenzaba a preocuparse de más por mí? Lo mejor era mantenerme callado y esforzarme por ganarle al otro aprendiz.
Así, cuando hablábamos de cómo lo estaba pasando, solo me refería a las partes buenas, las cuales a pesar de no ser muchas, me permitían imaginar un poco más y de ese modo mantener la conversación mientras esperaba cambiar de tema sin crear sospecha. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, esas partes simplemente desaparecieron, todo era estrés, lo que me provocaba evitar el tema, primero, pero después me empezó a distanciar de Norae, pues sentía un martilleo en mi cabeza cuando comenzaba a insistir en hablar del tema. En cualquier momento estallaría.
Ver al otro aprendiz bailar o escucharlo cantar era una tortura, pero no podía evitarlo porque únicamente había una sala para practicar, en esas circunstancias siempre terminaba por despreciar mi poca habilidad en comparación con la de él. Por eso tomé la decisión de entrenar todo el tiempo posible, incluso si eso significaba dejar por un tiempo el colegio, a pesar de faltar poco para graduarnos.
Llegaba a la compañía en la madrugada y volvía a casa hasta muy tarde. Sin poder ver la luz del día, sentía que el tiempo se había detenido en la oscuridad de las palabras "difícilmente habrá otra oportunidad" que devoraban cualquier otro motivo que me hubiera empujado a estar ahí.
En esos días, pasé de contestarle a Norae con un "estoy ocupado" a no contestarle del todo, al punto de que para conocer sobre mí tuvo que preguntarles a mis padres varias veces y ellos le contaban que me estaba tomando muy en serio las prácticas, pero solo sería por un tiempo por lo que debía tener paciencia. En realidad esa era la resignación a la que habían llegado mis padres luego de que los ignorara o les contestara enojado cuando me recomendaban descansar o retomar las clases. Todos estaban preocupados, pero yo tenía poco tiempo como para importarme, incluso llegué a pensar que eran egoístas, incapaces de ser conscientes de la presión que yo vivía.
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Whistle (Silbido)
FanficMi castigo, o mi expiación, no es haberme convertido en un gato, sino esperar para saber si me extrañas. Por favor, Norae, silba para mí.