Capítulo 17: La pequeña Gryffindor

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La noche era fresca y Hermione estaba agradecida por la capa que su madre le había puesto encima antes de irse. Olía a su perfume: flores de azahar y crema. La hechicera llevaba su vestido favorito. Al principio la tela parecía verde, pero en la seda se tejieron hilos plateados, de modo que brillaba ligeramente cuando la luz incidía sobre la tela. Siguió a su padre por el camino de piedra hasta la imponente mansión. A diferencia de la mansión Malfoy, la casa Riddle nunca fue considerada particularmente "atractiva". Claro, era una estructura magnífica e intimidante, pero las paredes toscas y la falta de césped no eran el lugar en el que a ella le hubiera gustado crecer.

El suelo a su alrededor estaba cubierto de hierba muerta de color marrón. Cerca había un peral solitario que no tenía hojas. La niña aceleró el paso para estar más cerca de su padre. Mientras se acercaban a la puerta principal, Lucius se volvió bruscamente hacia ella.

"No deberías hacer esto", sus ojos estaban llenos de miedo. "Podemos escapar. Podemos ir a casa, buscar a tu madre y a tu hermano y escondernos hasta que todo esto termine", extendió la mano para tomar las de ella. Hermione tragó el nudo que tenía en la garganta. -

"¿Y entonces qué, papá?" Sus ojos marrones estudiaron los grises de él. "¿No estaríamos en mayor peligro? ¿Y realmente te imaginas a Draco accediendo a esconderse? Estará de regreso en Inglaterra antes del final de la primera hora fuera." La hechicera tenía razón y ambos lo sabían. Cerró lentamente los ojos y se inclinó para besarla en la frente.

"Entonces tienes que prometerme algo, cariño".

"Cualquier cosa."

"Si el Señor Oscuro te pide que me hagas algo, tendrás que hacerlo". -

"¿Papá?"

Una mirada extraña apareció en sus ojos cuando se apartó para mirarla. Lamiéndose los labios, dijo: "Querra asegurarse de que lo pongas a él primero. Si me pasa algo, quiero que recuerdes eso." El horror que se instaló dentro de ella siguió creciendo, pero ella asintió de todos modos. "Esa es mi chica".

El rubio se giró y tocó bruscamente la puerta. Un momento después, la puerta se abrió y en el umbral apareció un hombre de aspecto lamentable, calvo y de rostro redondo y caído.

"¡Tú!" chilló el hombre, recordando cómo Hermione había ayudado a Harry a salvar a Sirius. Ella levantó la barbilla y lo miró fríamente.

"¿Cómo te atreves a dirigirte de esa manera al invitado de honor de nuestro Señor?" preguntó Malfoy sombriamente.

¿Invitado especial? Personalmente, ella pensó que era demasiado, pero siguió a su padre dentro de la fría mansión. Subieron una gran escalera y Hermione sintió como si estuviera caminando a través de una espesa niebla. Le llegaron algunos fragmentos de detalles: una suave alfombra verde en el pasillo superior, el sonido de un violín, la risa fuerte de alguien. Luego cruzaron la puerta abierta y du padre se dirigió a un hombre pálido y de ojos rojos sentado en una silla alta junto a la chimenea.

"Mi señor, déjeme presentarle a mi hija Hermione". El silencio reinó en la habitación. Todos los ojos estaban puestos en ella mientras hacía una reverencia. Voldemort se sentó frente a la chimenea como un rey en un trono. Había sillas a su lado, pero sólo una estaba ocupada. Todos los demás ocupantes de la habitación se apiñaron contra la pared opuesta. Había una mesa en la esquina llena de carne y queso. También había varias botellas de licor allí, y la mayoría de los hombres sostenían vasos en las manos. Se escuchó un crujido detrás de ellos, seguido de una respiración entrecortada.

"Mi Señor, Lucius y la Señorita Malfoy..."

"Gracias, Colagusano, eso es todo." Su voz era fría y más aguda de lo que esperaba. Esos ojos rojos la atravesaron y... espera, ¿ ella estaba sonriendo? Sí, sintió una sonrisa extenderse por sus mejillas. ¡¿Por qué está sonriendo?!

Nuestro yo Cambiante (Bellamione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora