Capítulo 18: Ian y Jean

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Los muggles eran repugnantes. Por supuesto, ella estaba mirando a un niño muggle, por lo que se podía culpar a la edad del infante más que a la falta de habilidad mágica, y fue la edad la que llevó al niño a reír estridentemente mientras se metía tierra en la boca. La madre estaba sentada en un banco cercano, regañando a un muggle un poco más alto que estaba parado frente a ella.

"Encantador, ¿no?" Dumbledore se rió entre dientes. En años anteriores, cuando veía a Dumbledore, siempre se encontraban en el Callejón Diagon o en su cabaña cerca del Valle de Godric, pero este verano él la llevó a un parque muggle.

Estaban sentados en un banco de madera al lado del patio de recreo y ambos parecían extremadamente fuera de lugar. Ella vestía una bata plateada de verano y él llevaba un deslumbrante sombrero morado con lunares naranjas del mismo color. Los muggles que pasaban les lanzaban miradas hostiles y ella fácilmente les devolvía lo mismo.

"¿No deberíamos estar practicando, no sé, hechizos o algo así?" Le frunció el ceño al niño, quien le sonrió mientras la baba le corría por la barbilla. Dumbledore también sonrió.

"¿Para qué? El sol brilla, la brisa sopla, parece el día perfecto para una agradable conversación, ¿no?" Ella no respondió.

Desde principios de verano había surgido una extraña tensión en su relación. Afortunadamente, prefería fingir que nada había cambiado, pero a veces la hechicera sentía que la estaba observando, como si estudiara cada movimiento de ella. El profesor la miró y algo parecido a la decepción brilló en sus ojos.

"Hubo un momento en el que te hubiera encantado venir a un parque muggle". Sí, cuando tenía cinco años. El pequeño muggle tomó su bota y ella lo apartó con disgusto.

"Pensé que íbamos a trabajar en algo que tuviera que ver con..." miró a su alrededor, como si estuviera comprobando si alguien estaba escuchando, "espiar al Señor Oscuro".

"Realmente deberías llamarlo por su nombre alguna vez. Voldemort es sólo un hombre. Una persona con talento, eso es cierto, pero eso no le hace superior a los demás.

Llamarlo de otra manera que no fuera "Señor Oscuro" parecía incorrecto, pero ella asintió.

"Bien puedes ser su igual, Hermione". Ella asintió, sin creerle. La madre muggle llamó a su hijo menor. Se puso de pie y camino inseguro hacia ella todavía riendo. "¿De qué han estado hablando?" Hermione tragó convulsivamente.

"Sobre todo acerca de Hogwarts. Él me cuenta sobre sus días escolares y yo le hablo de los míos", su voz era extraña, las palabras algo tensas y se dio cuenta de que no le gustaba hablar con él sobre esto.

"¿Le has hablado de Harry?"

"Principalmente sobre cómo se comporta en clase. No le hablo de... otras cosas." Como su enamoramiento por Cho o cómo una vez pasó el día cantándole canciones de Celestine Warlock, tratando de animarla porque extrañaba a sus padres.

"Bien. Eso está bien..." Le dio una palmada a Hermione en el hombro. "Siempre es sorprendente lo rápido que crecen los niños. Todavía espero ver a esa niña con coletas y chocolate en la cara. Y es muy extraño encontrarme a una mujer joven en lugar de mi pequeña Hermione." Una parte de ella se derritió ante esas palabras y se acercó a él, empujándolo suavemente con el codo.

"No he cambiado mucho, tío Albus".

"No hay nada malo en el cambio. De hecho, mucha gente piensa que es algo bueno. Una oruga se convierte en mariposa, un polluelo aprende a volar..." se quedó en silencio, frunciendo los labios pensativamente, observando a la familia empacar para un picnic. "Pero a veces creo que lo olvidas". Ella frunció.

Nuestro yo Cambiante (Bellamione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora