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Estabas siendo demasiado (para él) amable con esos dos idiotas. Shoko dijo que jamás sería igual de basura que ellos, pero estaba siendo tan molesta.
—oye— te llamó, harto de tu falta de atención
—¿si?— preguntaste al girar hacia él. Por fin. Habías dejado de mirar a esos dos.
—¿podemos irn--
—¡oye! ¿Como fue que te hiciste esa cicatriz?— Satoru pregunto sobre la cicatriz en tu brazo. Intrigado.
—¡ay pues está me la hice un día que...
Y ahí estabas de nuevo, tal vez ni siquiera te dabas cuenta. La fiesta llevaba tiempo de empezada, y ya te habías tomado algunos tragos, te volvías tan sociable, con tantas anécdotas para platicar.
Suguru frunció el entrecejo. Molesto. Muy molesto. — oye— volvió a llamarte, pero sucedió lo mismo obtuvo tu atención y Satoru y Shoko la robaron de nuevo. Disfrutando de hacerlo enojar.—tch— se dejó caer en el sofá. Tan molesto que obtuvo tu atención. Pero ya no la quería.
—¿suguru? ¿Qué pasa?— te acercaste. Ignorando por completo a los otros dos, quienes suspiraron aburridos, su broma acababa ahí.
No pudo mirarte, llevó su mirada a otro lado. Sin quererlo responderte.
—¡hey! ¡cuanto sin vernos!— justo cuando Suguru estaba listo para ceder a ti alguien llegó a interrumpir. Era un tipo, aparentemente un conocido tuyo.
Suguru ya no podía más, realmente quería tu atención. Él también había tomado algunos tragos, el alcohol no lo hacía alguien violento, para nada. Pero si lo hacían extremadamente mimoso. Necesitaba que le dieras tu total atención.
Suguru pensaba, ¿que hacer para llamar tu atención? Al mismo tiempo, tu seguías hablando con esa persona. Suguru sentía que te irías en cualquier momento. No lo dudo y tomando tu barbilla de la forma más delicada posible giro tu rostro hacia él. Te miro con esos vértices onix. Esos ojos rasgados que tanto te gustaban se veían algo adormilados. No pudiste decir nada cuando te beso.
—...— los tres se callaron, viéndolos. Suguru no era mucho de hacer esas cosas en público. Claro que te besaba, lo hacia todo el tiempo. Pero no te comía enfrente de la gente.
—creo que... fue un gusto también—aquel conocido tuyo se fue incomodo y apenado.
—waow—Shoko y Satoru se giraron.
—¿me pondrás atención?— Suguru te tomo por las mejillas, aplastandolas un poco.
—...si— estabas atontada aún. Realmente no te lo esperabas.
Probablemente se avergüence después, al recordarlo con sobriedad. Pero daba igual.
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