Capítulo 9

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-Eso ciertamente explica muchas cosas.

Tras habernos encontrado en la cafetería no le vimos sentido a entrar a clases, teníamos cosas más importantes que hacer, por lo que decidimos irnos a esconder al que consideraba mi lugar secreto antes de conocerla, donde me solía esconder cuando todo esto empezó.

El cual era una sala aparentemente abandonada de la enfermería, la anterior enfermera del instituto era compañera de trabajo de mi madre y sabiendo todo lo que me pasaba me permitía quedarme ahí para no tener que lidiar con mis compañeros.

Intentó varias veces hablar con mi madre para que me cambiara de escuela o hiciera algo al respecto, pero nunca le creyó.

Después de que presentara su renuncia me fue imposible volver a entrar, y como poco después de que se fuera conocí a Nayeon poco la necesite.

Por suerte conocía los horarios de la enfermera gracias a mi antigua amiga, Kim Yongsun, y ella debía llegar dos horas después de la entrada.

Ahora sentada sobre una polvorienta camilla, Nayeon me daba caricias en el rostro, mientras yo estaba recostada sobre su regazo de lado, confesando todo.

-Lamento nunca haber estado ahí para ti, Jen. -Se disculpa Nayeon parando con las caricias.

-Todo lo contrario Nayeon, fuiste una de las dos únicas personas que me motivaban a seguir. -Tomo su mano para que continúe dándome caricias, capta el mensaje y continua. Siempre me han gustado las muestras de afecto de Nayeon.

-¿Fuí?

-Sip, ahora hay tres. Tú, Rima y Lalisa. -Sonrío al recordar a mis tres soles.

-Vaya, no estaba equivocada con tu enamoramiento hacia Manoban. -Dijo juguetona dándome una mirada sugerente.

Suelto una carcajada.

-Siempre tuviste razón.

-Wow, eso es nuevo, por fin lo admites.

-Es bastante estúpido negar lo obvio, tan solo espero nunca llegar a un estado de enamoramiento como el tuyo, eso ya es acoso.

-¡La vez del baño fue tan solo un accidente!

Ambas reímos, sintiendo un peso menos sobre nosotras.

Tal vez debí contárselo desde el principio, esta sensación de paz es tan relajante, de todos los males que me persiguen es como si hubiera derrotado a uno de ellos.

-Para lo que sea que necesites, aquí estaré, Jen. -Nayeon estruja mi nariz entre sus dedos y le doy un manotazo para quitarla.

-Gracias, sé que lo estarás. -Hago lo mismo con su nariz, pero ella se queda inerte, odio cuando mis intenciones de molestarla no funcionan.

-¿Deberíamos volver a clase?

-Ve tu si quieres, yo debo ir a ver que paso con Lisa. -Me levanto sacudiéndome el polvo de la ropa.

-Me sigue pareciendo raro que no te mandaran a llamar. -Imita mi acción y salimos de la sala, revisando antes si no hay rastros de la enfermera.

-Es por eso que tengo un mal presentimiento.

Al momento en que salimos de la oficina de la enfermera, el timbre junto a montones de alumnos saliendo rumbo al receso nos invadieron, tal y como en la mañana las miradas juzgadoras no se hicieron de esperar, conociendo ahora todo por lo que tenía que pasar Nayeon me abrazó fuertemente impidiendo el más mínimo toque de cualquier otra persona hacia mi persona.

Fue incómodo caminar así hasta el patio, pero era preferible a que cualquier persona me tocara.

Volvimos a sentarnos en la banca de antes, en el patio trasero de la escuela, nuestro lugar secreto no tan secreto, donde podía respirar con tranquilidad, mas sin embargo cargando con la preocupación no podía hacerlo.

Hundiéndome. || Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora