Prologo

3.8K 299 33
                                    

Orario sobrevivió. Y el villano fue derrotado, el dios maligno pereció, y sus seguidores, junto con la familia más fuerte, encontraron su final en medio del caos.

Pero entre las ruinas humeantes y el silencio que quedó atrás, una figura solitaria emergió, arrastrándose, apenas aferrada a la vida.

Contra toda probabilidad, Alfia había sobrevivido, emergiendo de la furia de una columna de fuego que debería haberla consumido por completo.

Con cada movimiento, el dolor la atravesaba como si mil cuchillas se clavaran en su carne. Pero era el dolor en su corazón, ese peso de la desesperanza, lo que realmente la consumía.

"Pensé… pensé que podría volver a verte, mi querida hermana", murmure, en un susurro quebrado, desgarrado por la tristeza.

"Pero veo que no es así, lamentablemente... ¿Es esto una maldición? ¿Este es el precio que debo pagar por haber segado tantas vidas inocentes? ¿Vagar por esta tierra sin fin, condenada a una existencia vacía?"

Cada palabra era como una piedra que caía en un abismo sin fondo, y con cada una, el vacío se hacía más profundo.

Me detuve, incapaz de avanzar, y solté un suspiro cargado de autodesprecio el cual escapó de mis labios.

"Aahh, qué lamentable", pense, odiándome por mi debilidad, por mi inquebrantable deseo de algo tan simple, tan imposible.

De repente, como si respondieran a mis pensamientos, las palabras de un viejo dios, dichas en tiempos más simples, resonaron en mi mente, tan vívidas como si hubieran sido pronunciadas en ese mismo momento.

"Alfia, ¿estás segura de que no quieres ver al niño?" Aquella voz, me recordaba a una promesa que nunca me atrevi a cumplir, una esperanza que había dejado atrás.

Con lo poco que me quedaba de energía, me decidi enfrentar a esa parte de mi pasado que tanto había evitado.

Me dirigi al lugar que Zeus me había indicado, un lugar que él había mencionado para que lo buscara algún día, si es que mi corazón algún día se ablandaba.

No necesitaba mucho, solo una mirada, un solo vistazo al niño que había dejado atrás, al sobrino que nunca me permiti criar. Un niño con ojos tan profundamente rojos, como los rubíes que tanto detestaba, esos mismos ojos que me recordaban al hombre que tanto había odiado.

Si lograba verlo, aunque fuera desde la distancia, podría sentir que todo, incluso esta existencia vacía y amarga, habría tenido algún propósito.

Mientras avanzaba, cada paso se hacía más pesado, el agotamiento invadiendo cada célula de mi cuerpo. "Aunque sea… utilizaré lo poco que me queda de vida para cumplir este deseo", pense, con mi resolución solidificándome.

El dolor era intenso, pero el anhelo de cerrar esa última herida era más fuerte.

.

.

.

.

『Dias Después』

Llegue finalmente a un pequeño pueblo sin nombre, enclavado en lo alto de una montaña.

Desde la distancia, mi mirada se posó en una casa modesta, sin pretensiones, que se alzaba solitaria contra el paisaje angreste.

No era grande ni lujosa, pero irradiaba una calidez que me resultaba inusualmente reconfortante. Algo en esa casa me hablaba de seguridad, de hogar aunque yo nunca había conocido un lugar así.

Danmachi If: El último suspiro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora