mi vida

poco a poco

Esta es la parte 2 de mi historia. No quiero enrollarme, así que sigamos.

Como dije el capítulo anterior, todo eran sonrisitas y devolver balones, hasta unos días después.

Estaba en el colegio, justo en clase de lengua. Odio esa clase.

Estaba desesperada, solo podía pensar en ella. Ana estaba sentada a mi lado, y efectivamente, se dio cuenta.

Estábamos hablando sobre mi seria obsesión con ella, hasta que se calló.

Me dio un manotazo en el brazo.

-¿¡Que te pasa!? Loca del c-
No pude terminar.

-IDEAZA PARA LA CHICA.
Dijo, emocionada.

Al momento me calle, pensaba escuchar todo lo que me comentase.

-Hagamos algo, hazle una pequeña carta contándole que le pareces buena persona, y que te gustaría ser su amiga.

Sonreí de oreja a oreja, me parecía un plan perfecto.

Un amigo mío me había regalado un cuaderno pequeño con hojas de cuadros, y vi una oportunidad en el.

Mire a la maestra de lengua, luego al cuaderno, y así sucesivamente, hasta que decidí algo.

Agarre rápidamente el cuaderno, lo abrí y arranque una página.
Ana me miraba entre risas.

Agarre su bolígrafo y comencé a escribir.

Luego, en clase de inglés con ayuda de Martina, otra amiga, le hice un sobre y lo decore, luego lo guarde en mi mochila y espere hasta la hora del entrenamiento.

Cuando llegue al pabellón me senté esperando a que llegase alguna amiga o el entrenador, y me senté a ver a su equipo entrenar, pero faltaba alguien... ELLA.

Comencé a contar las personas que había en su equipo por si simplemente estaba por allí escondida, y en efecto, me faltaba una niña.

-¡Mierda! Justo cuando traigo su carta.
Grité internamente.

Llego Irene M. Y comenzamos a calentar mientras llegaba Ana parece que su rol es llegar tarde.

Cuando llegó le conté mi problema.

-Seguro que viene más tarde, no te preocupes.
Dijo ella, y yo obviamente no la crei.

Estaba preocupada de no poder darle su nota.

Estuve entrenando el tiempo que me tocaba.

Al final del entrenamiento bebí un poco de agua y empecé a conversar con las chicas de mi equipo, las de infantil.

Ana me agarro de la cabeza.

-Ahi está tu amada.
Dijo, riendo.

Yo gire la cabeza, y en efecto, allí estaba la criatura.
Yo flipe.

-¿Irene? ¿Estas bien?
Pregunto una niña de infantil.

-S-sii, por supues-
Tampoco pude acabar, maldita de Ana.

-Irenita está loca por esa chica de allí.
La señaló sin vergüenza, gracias a Dios no la vio.

-Ooh, yo estuve en ese equipo, la conozco.
Dijo la misma chica.

Me si cuenta de que aún tenía una oportunidad de darle la carta.

Ana agarro la carta de mi bolso.

-Dasela.
Dijo Ana con seguridad.

-¡Espera! Ni siquiera sé su nombre.

-Oh, Lluvia.
Dijo la chica de infantil, que por cierto, se llama Elena.

Mi corazón se paró.

-¿¡LLUVIA!?
Oh dios, iba a morir allí mismo.

Elena tomo la nota y fue directa a ella.

Yo no pude ni siquiera detenerla, estaba pensando en Lluvia.

Cuando por fin volví a mi, vi a Lluvia leyendo MI carta, sus amigas estaban alrededor suyo.

Se veía concentrada. Comenzó a reír.

Yo estaba tan nerviosa que caí en brazos de Ana, que veía emocionada.

Elena corrió hacia mi.

-Dice que quiere verte.

-A-a-a mi!?
Dije señalándome con los ojos como platos.

-Si, tontorrona.
Dijo Elena, me agarro de la mano y me llevo hacia ella.

Llegue donde ella estaba, sus amigas estaban en el suelo riendo como locas, y ella me miraba con una sonrisa nerviosa.

-H-hola..
Dije, me temblaba hasta el alma.

-H-hola
Dijo ella sonriendo.

-NO soy ninguna psicópata, no iré a tu casa y te mataré, no debes preocuparte por eso.
Dije riendo.

Ella rio conmigo.
-Eso espero.

Estuvimos haciendo contacto visual durante unos segundos y no pude evitar tapar mi cara con mis manos.

-¿Quién c*ño me manda a venir aquí?
Dije en voz baja.

-B-bueno, me voy, a-adios.
Dije, y me fui.

-Adios.
Ella sonrió.

Llegue a mi lugar y mis amigas me miraban mientras reían.

Yo solo la miraba a ella.

Fui al baño con Ana y me encontré con Ale, otra amiga de mi club.

Comence a desahogarme y ella rio.

-No te preocupes, no es para tanto.
Dijo Ale riendo.

-¡Si es!
Estaba desesperada.

-Tranquila, ya verás como poco a poco os vais haciendo amigas.
Dijo Ana con seguridad.

-Ojala.
Dije y me fui con Ana, ella iba a mi casa a estudiar.

Hasta aquí está parte, el día siguiente, osea en el que estoy escribiendo esto solo fueron sonrisas y saludos de nuevo, si ocurre algo importante no dudare en contarlo. ¡Adiós!