Don't be afraid

Capítulo 1.

Sentirse vacío se sentía mucho más allá de ese concepto, era sentirte básicamente sin un propósito certero de por qué sigues aquí.

Las personas siempre se van, pero la marca que dejan en tu vida o el impacto que tienen es realmente impresionante, ¿cómo un recuerdo hace que tu respiración se irregularice?

Haber evitado tantas cosas pudieron ser el motivo de salvación de Louis en este preciso momento.

De lejos observaba una pequeña daga que había encontrado en la habitación de su padre, sabía que era importante para su trabajo, pero ¿qué más da?

Se debatía en una muerte rápida, si se hacía un corte en la yugular su muerte sería instantánea, evidentemente se retorsería un par de minutos antes de finalmente abandonar el plano terrenal. Pero también quería mirar su vida pasar aunque sea unos escasos segundos mientras la cortada de sus venas escurría con sangre viva, tal vez alguien se daría cuenta de ello y anhelaba que fueran sus padres.

No los odiaba, no consideraba que el rencor sea partícipe en su corazón, pero el dolor estaba impregnado y ardía como el maldito infierno.

— Louis, ayúdame con una tarea.

El ruido proveniente del otro lado de la puerta de su habitación pertenecía a una de sus hermanas menores.

—En un segundo voy a tu habitación. –respondió seco, aún con la mirada fija en aquella daga.

No podía procesar el dolor que estaba sintiendo, el pecho dolía y el nudo en su garganta le ardía, pidiendo salir. Su mente le gritaba que todo a su alrededor no valía la pena, que todo lo que estaba haciendo no estaba siendo útil, no se sentía merecedor de nada.

¿Estaba siendo útil?

Pequeños placeres de la vida aún le permitían seguir con vida. La prepa.

En eso se basaba su rutina, su único momento de felicidad era estar en ese ambiente. No era el mejor de todos, pero se entretenía ahí, tenía amigos, tenía cómo entretenerse.

Pero realmente su mente estaba siendo un poco más fuerte que eso.

— Louis, necesito entregar esto mañana. Apúrate, por favor. –pidió nuevamente su pequeña hermana.

Suspiró pesadamente para ponerse de pie y ocultar la daga debajo del colchón de su cama.

Tal vez hoy no era el día todavía.

Cantar en conjunto con su mejor amigo era un placer interior bastante encantador, lo mejor de todo, era molestar a sus compañeros de aula.

La intención realmente nunca fue esa, sin embargo, era igualmente placentero. Se pusieron en silencio cuando el profesor que les daría clase en esa hora entró por la puerta del aula.

Luciendo siempre con esa mirada fría y particularmente apagada, con el ceño fruncido y actitud soberbia. Cuando Louis lo conoció por primera vez, creyó que era un hijo de puta, en toda la extensión de la palabra.

Raramente, desde hacía un par de meses se habían vuelto un poco más cercanos. En el momento en el que el profesor Harry cruzó mirada con la suya, su semblante cambió repentinamente.

Louis parecía no darse cuenta de aquello, sin embargo, Niall Horan, su mejor amigo y compañero de banca efectivamente notaba ese tipo de detalles entre ellos.

— ¿Hoy sí estás trabajando, Tomlinson? – cuestionó de manera irónica el mayor.

Bien era sabido que Louis con las matemáticas era un asco, simplemente no eran amigos y nunca lo serían. Al inicio de clases realmente parecía ser un dolor de cabeza tener a un buen matemático como profesor y en una materia como cálculo.
Ahora que brincaba su último semestre de prepa, agradecía a lo que fuese que hizo que un día comenzaran a llevarse bien.

—No, pero tengo algo más importante.

—Déjame adivinar, ¿un chisme nuevo? – cuestionó de manera divertida.

— ¿Usted cree que yo fabrico chismes o qué? – cuestionó el menor de manera divertida. — pues sí, adivine de qué me enteré ahora.

¿Qué es realmente la presión a los 18 años? vagamente recuerda entre pláticas familiares por parte de los omegas que siempre tenías que estar rindiendo el estándar que el mundo había impuesto.

Siempre ha pensando que no tiene que ser así, siendo alfa, omega o beta, puedes hacer lo que te venga en gana. ¿De quién es la jodida vida? ¡Pues tuya! Solo vívela sin seguir estereotipos estúpidos.

Durante esta tarde, luego de las bobas vacaciones que había dado su escuela por fumigación comenzaba a sumergirse en el abismo del aburrimiento. Sus entrenamientos de fútbol también concidían con ese calendario pues era un instituto.

Así que solamente se encontraba sentado en su silla giratoria en un conjunto de pijama gris, con un suéter, lo que más detestaba de ser un omega es la sensibilidad a los climas, siempre tenía frío. Bufó con cansancio al no encontrar algo en qué entretenerse.

Las vacaciones eran deprimentes para él, lo ha mencionado antes, es su único entretenimiento. Aparte del fútbol, podía llamarle su lugar seguro estar en la preparatoria, gracias a la gente que lo rodeaba.

Es curioso que los omegas se metan en deportes fuertes como lo son el fútbol, dónde tienes que usar fuerza, puesto que el estereotipo es que siempre tienen que ser finos, delicados o débiles.

No es así, Louis es un claro ejemplo al destacar en su deporte. No es por presumir, pero han llegado a ganar varios torneos solamente por tenerlo a él jugando.

Eso le deprime un poco, recuerda que se metió a esa disciplina gracias a un alfa con el que salía. Él insistió bastante, tenían pequeñas citas ahí, era el único lugar donde se veían.

Sí, esa relación fue demasiado rara, pero definitivamente es la que más le marcó la vida para mal y que hasta fecha de hoy sigue sin poder salir de ese bucle de si realmente merecía ser tratado así.

Gracias al apoyo de algunos maestros y amigos, pudo finalmente darse cuenta de que si alguien te pedía tiempo para saber si realmente quería estar contigo o no, realmente es porque eres un juego para él.

Duele como la mierda, pero así es como el amor va. ¿O no?

Cuando hubo tomado la decisión de ponerse a dormir, para matar las horas y el día pasara rápido, un mensaje llegó a su celular.

Y era de su profesor.

Es curioso el cómo llegaron a ser amigos, simplemente comenzó con Louis detestándolo y ahora es prácticamente su amigo.

"Hey, tienes tarea."

Frunció el ceño al leer aquel mensaje, pues si bien en su materia casi no solía hacer algo, todos sus deberes se habían cumplido.

"Si vas conmigo al cine a ver una película te doy 10 puntos."