Capítulo 5

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Había sido una mala idea venir aquí. A Katsuki no le disgustaban los museos, pero normalmente visitaba las exposiciones científicas. La ciencia tenía sentido, era lógica hasta el último detalle. Si te esforzabas lo suficiente por entenderla, lo hacías. Y todo el mundo veía lo mismo.

Entrar en un museo de arte era como entrar en un universo paralelo donde la física era sólo una opinión y no una ley inquebrantable. Lo odiaba. Se sentía como un extraterrestre. Algunos cuadros eran bonitos de ver. Como lo era la gente guapa. Pero nada que mereciera la pena. Podía prescindir de ellas.

Pero el arte abstracto era aburrido en el mejor de los casos, insultante en el peor. ¿Por qué iba la gente a ver algo en eso? Llevaba diez minutos sentado en un banco de una esquina escuchando la conversación de dos hombres mayores sobre una obra especialmente aburrida. Estaban literalmente desmayados. Era un enorme cuadro blanco con una extraña mancha roja en el centro.

Pero los viejos actuaban como si fuera un cuadro de Miguel Ángel. Katsuki podía entender esto como arte. Él entendía el arte como una artesanía. Si se tenía la técnica adecuada y se trabajaba mucho, se podía crear algo grande y hermoso. Para cada obra, era necesario mucho esfuerzo y habilidad. Pero esto. Esto no era nada y él nunca lo entendería. ¿Cómo podrían estos dos locos ver la intención del artista o un crítico en su sociedad? Si él se pinta el culo con pintura roja y se sentara en el lienzo de mierda por un segundo no se vería muy diferente, ¿verdad? ¿Y entonces sería arte y podría dejarlo colgado en un museo?

¿Se trataba sólo de lo buen actor que eras diciéndole a la gente la mierda que significa? ¿Era como la mierda del alma gemela? ¿Sólo una mentira de la sociedad? ¿Pero cómo encajaba esto con Kirishima? ¿Kirishima que ni siquiera mencionó que eran almas gemelas? ¿Kirishima que no le seguía el juego a una sociedad como esta, que estaba en contra de una manera similar a Katsuki?

Le estaba dando dolor de cabeza. Le faltaba una pieza en ese rompecabezas. Pero por más que buscaba, no la encontraba. Pero no quería rendirse.

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Cuando Katsuki había aprendido una cosa en su vida era que podía conseguir lo que quería si se esforzaba lo suficiente en ello. Si era el mejor.

Así que iba al estúpido museo cada minuto libre paseando, mirando los cuadros de todos los ángeles, escuchando a la gente del arte contar cosas, incluso haciendo una de las estúpidas visitas guiadas. La de audio al principio y la de un guía de verdad después.

Pero seguía faltando, esa estúpida pieza que resolvería el enigma. El tiempo se agotaba. Llevaba dos semanas así. Dos semanas en las que no había visto a cierto pelirrojo. Su paciencia se estaba agotando. Estaba enfadado consigo mismo y frustrado con el arte, dispuesto a quemar el puto edificio sólo para olvidar su fracaso.

El museo cerraría pronto y él llevaba ya dos horas sentado en un banco delante de aquel estúpido cuadro con la huella del culo. Tal vez si se quedaba ahí sentado mirándolo fijamente se le pasaría el tiempo. Con el ceño fruncido y los labios gruñendo, se quedó mirándolo, dispuesto a enfrentarse a aquel estúpido pedazo de mierda. Hasta ahora no había funcionado.

Su concentración se rompió cuando un hombre se sentó a su lado. "Realmente eres amigo de las bellas artes, muchacho. Te veo aquí casi todos los días mirando los cuadros con una intensidad que casi nadie les presta". Tenía una voz cálida, aunque apagada tras la bufanda que llevaba y que le cubría la mitad de la cara. Definitivamente era un tipo de arte porque llevaba un traje hecho completamente de vaqueros. Le daba un aspecto moderno y de negocios. El padre de Katsuki habría estado encantado. Un hombre a la moda. De algún modo, Katsuki se sentía un poco a gusto y nervioso al mismo tiempo. Como solía hacerle sentir la moda.

Formas Deslumbrantes - KiribakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora