Lo que era antes

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Narrado omnisciente

Septiembre de 2019.

Estaban ahí, de nuevo, entre esas cuatro paredes llenas de color, vida y recuerdos.

La hermana menor; Heather, miraba desde la cama a su hermana mayor que estaba parada frente al espejo pasándose las manos por el cabello oscuro y liso.

—No puede ser —se quejó Alexa cuando en sus manos se quedaron atrapados muchos mechones de cabello.

Para alguien como Heather, que aunque tímida, siempre solía ser muy positiva y trataba de sacar lo mejor de cada persona o de cada situación, se veía en un situación complicada y no sabía que decirle a su hermana, que tenía los ojos cristalizados mientras se veía en el espejo.

—Tranquila, todo estará bien, ya lo verás —dijo con su actitud positiva.

Alexa se giro hacía ella y avanzo hacia la cama sacudiendo su mano, apartado los mechones de cabello. Ella, Alexa, se sentía rara, sentía que tal vez si hubiera dicho como verdaderamente se sentía, tal vez hubieran detectado el cáncer mucho antes, pero las cosas no se pueden cambiar, lamentablemente.

Suspiro y se recostó sobre la cama, atrayendo a  Heather a su lado.

—No lo sé —solto con un suspiro—, tendrias que haber visto las radiografías, mi torso se iluminó como se ilucinan las luces de navidad —se río un poco, suspirando profundamente.

—¿En serio? —pregunto Heather.

—¿Tú crees que si hubiera dicho lo que pasaba desde antes, decir que no sentía que fuera una simple gripe, abría cambio algo?

—No lo sé, pero tú no tienes la culpa de nada —respondió Heather tomando su mano.

Alexa suspiro de nuevo y miro los ojos azules de su hermana.

—Lo siento, no debería de estarte preocupando con todo esto.

—No, creo que merezco saber todo acerca de lo que te pasa, prométeme que no me vas a ocultar cosas.

—Esta bien, te lo prometo —Alexa levanto las manos en señal de rendición.

La puerta de la habitación fue abierta y tras ella pasaron sus padres, Henry y Lucia; que se sentaron a un lado de ellas en la cama. Su madre tenía los ojos un poco rojos y su padre tenía una expresión muy triste en el rostro, ellos también la estaban pasando mal, pero a pesar de eso le sonrieron a sus hijas y las tomaron de las manos.

—Eremos hasta lo imposible para que estés bien ¿de acuerdo? —le dijo Lucia a su hija Alexa y Henry les dejo un beso en la frente a ambas.

Diciembre de 2019.

Heather ya tenía trece años, recién los había cumplido hacía dos meses.

Era navidad, y los cuatro estaban en el salón, tratando de contagiarse el ambiente festivo, Heather con ayuda de su madre había decorado el salón con luces y Alexa y su padre la habían ayudado con el arbolito.

Ya habían cenado, y ella se había puesto un disfraz que tenía de elfo de Santa Claus y trataba de darle momentos de diversión a su hermana y a sus padres.

Un poco más allá es la ventana del salón se encontraba Alexa riendo un poco por las cosas que hacia su hermanita, hasta que se giro para ver a el patio a través de la ventana, la nieve caía con lentitud afuera, el día anterior ella y Heather habían hecho un muñeco de nueve, que aún estaba ahí, bajo la nieve.

Su cabello ya se había caído completamente gracias a las quimios, había bajado de peso y unas ojeras profunda de apropiaron de sus ojos color ámbar. Se sentida cansada, pero no iba a rendirse jamás, aunque ya tuviera una idea de cuál sería su destino.

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