Lui se quedó jugando la pulsera durante la siguiente clase, era una pulsera trenzada con una energía muy particular recorriendo cada una de sus hebras. La sensación era tenue y cálida, y muy a pesar de lo que significaba, él estaba agradecido. En definitiva, todo este mundo lo asombraba más y más pero, lamentablemente no todo era alegría, ya que desde hacía unas semanas había comenzado a inquietarse al estar cerca de Leo, eran sentimientos algo confusos que bailaban dentro de su interior que le hacían cuestionarse sobre su verdadero significado, sentía admiración y cariño pero también debía admitir que se emocionaba al verlo. El poco tiempo que le quedaba en la escuela lo había hecho olvidarse de todo esto.
Recorrió con la mirada la fila de asientos que quedaba detrás de él hasta observar el lugar que más le interesaba. Leo se hallaba recargado sobre su brazo mientras veía su celular con mucho interés, seguramente se trataba de Mauro. Ellos tenían unos minutos antes de que sonara la alarma que indicaba el término de clases del día pero ¿no se suponía que Mauro tenía clase en ese momento? La sola idea de verlos hablar con esa intimidad le molestaba.
Lui hizo una mueca, Leo lo había estado ignorando todo el día y no había soltado su celular. Durante los recesos, lo llegaba a encontrar junto a Mauro y sus amigos hablando muy animosamente detrás de los edificios de los salones de primero.
Lui suspiró. Este sentimiento de inquietud no era mucho de su agrado. El asunto de Leo con Mauro y el hecho de que cada vez le quedaba menos tiempo en esa escuela lo incomodaban mucho.
- ¿Alguien podría ayudarme a subir algunas sillas al salón de usos múltiples? - preguntó la profesora de su clase pasada mientras se asomaba al salón lleno de estudiantes hablando entre sí.
Leo dejó su celular y se levantó.
- Yo maestra. - dijo él.
- Yo también - dijo con prisa Lui. Una oportunidad había surgido y debía pensar el cómo aprovecharla.
Leo no lo miró. No estaba enojado pero no podía evitar sentirse mal al ver a Lui, así que deliberadamente movía su mirada a otro lado cada que sentía los ojos de Lui sobre él.
Ambos comenzaron a subir en silencio las sillas plegables por las escaleras uno por uno.
Cuando Leo estaba recogiendo una de las sillas algo comenzó a caer sobre él. Se detuvo un momento al ver que eran papelitos triangulares de colores. - ¿Qué es esto?
Dirigió entonces su mirada para ver el origen y vio que los papelitos nacían de una cubeta que sujetaba Lui desde el segundo piso. Lui había tomado una de las cubetas del salón de usos múltiples y había conjurado un pequeño hechizo de aparición. ¿De este modo podía llamar la atención de Leo? Se había preguntado así mismo.
Leo en un inicio no podía procesar lo que veía, la sonrisa tímida de Lui lo extrañaba, su corazón igualmente comenzó a sentirse raro, algo no estaba bien y poco a poco fue dándose cuenta de lo que ocurría. "Eso no está bien" se dijo así mismo y corrió escaleras arriba para encontrarse con Lui ¿Por qué era tan imprudente el chico?
- ¿Cómo se te ocurre hacer esto? - preguntó respirando con dificultad, sentía que el pecho se encogía cada que trataba de respirar con calma.
- ¿Viste mis habilidades mágicas? He mejorado bastante - dijo Lui al dejar la cubeta en el suelo.
- ¡¿Y tenías que exponerte así de esa forma?! - dijo exaltado tratando de mantener la voz baja todo lo que pudo.
- Supongo que no fue la mejor manera - dijo Lui entendiendo por fin lo que había hecho. Leo lo miró tratando de poner en calma sus pensamientos. - Es solo que ...
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Sin Magia, Sin sentido
RomanceLeo tiene que aceptar la realidad, ha dejado de ser el líder de su clan por falta de habilidades mágicas, pero alguien más ha aparecido para tomar su lugar, pero ¿quién es este chico que posee un poder más grande que él? Su madre parece haberlo acep...