En una era muy antigua, los océanos temblaban y el cielo se teñia de rojo por el brillo del colosal y magnífico Planeta Rojo, que permanecía estacionado cerca de la tierra. Era el hogar del gran emperador y padre de todos los seres, el señor Ninroot. Desde allí se extendía su imperio hasta el planeta tierra donde se erguía su magnífica ciudad llamada: Edén.En las afueras de esta enorme cuidad, protegida por una gigante muralla y vigilada por Dragones, se establecían los pueblos plebeyos. Yo nací como el primero de cuatro hermanos, Raini, Anber y Yuri. Mi madre, llamada Hishu, y todas las demas mujeres trabajaban en el ganado como sustento propio de la familia, y los hombres - como mi padre, mis tres hermanos y yo-, trabajábamos en las grandes minas de Oro para el imperio.
Mi familia era muy devota al señor Ninroot, o EL PADRE DE TODO. Temprano en la mañana rezábamos antes de ir a nuestros deberes, con la promesa de llegar a renacer en Nibiru, que se dice, es el mismo paraíso. Siempre que miraban al cielo y veían el planeta, se emocionaban y su fé se restablecía luego de un arduo día de trabajo. En cambio, yo veía las montañas y preguntaba "¿Qué habrá más allá?". Nadie se atrevería salir más allá del territorio del pueblo, por temor a los salvajes y tambien de ser condenado a una ejecución dolorosa en la plaza pública, pues era visto como traición al Imperio. Los Salvajes, eran humanos que vivían más allá de las montañas y se oponían al imperio. Cuando reunían sus ejercitos, cada vez mas numerosos , para atacar, el ejercito de Ninroot, con sus brillantes y gruesas armaduras plateadas y sus gigantezcas lanzas, contratacaban en una ordenada formación (a diferencia de los salvajes, pues eran mas desordenados y menos avanzados y por eso eran llamados asi), logrando vencer muy fácilmente. Aveces atacaban salvajes de diferentes regiones; Algunos con poderes magicos y otros montando enormes bestias. Cuando la situación se tornaba complicada contra ellos, los Dragones, cuyos tamaños intimidaban a cualquiera, se desplegaban por los aires y escupían enormes llamaradas de fuego sobre el ejercito enemigo, logrando instantaneamente la victoria.
De uno de estos campós de batalla, en mi habitación guardaba como tesoro, una llamativa espada color negra, que había tomado del cadaver de un salvaje. Motivado por los cuentos de mis padres, siempre aspiraba a ser un guerrero, pero a los plebeyos les era prohibído el poseer armas, como tambien aspirar a ser soldado.
En una hermosa noche, mi madre me pidio salí a recoger agua de la fuente del pueblo para poder cocinar la cena. En aquella oscura noche, de entre la oscuridad y repentinamente se me apareció un chico llamado Mike. Se me presentó como uno de los salvajes, lo cual me dió algo de miedo, pero no parecía ser mala persona. Me dijo venir más alla de las montañas del Este y gracias a el muchas cosas conocí, teniendo una interesante y profunda conversación.
-Animales, plantas, rios, pero todo esto se estaba perdiendo -Me decía -La influencia del Planeta Rojo está alterando el orden natural de la tierra, causando terremotos, Tsunamis, prolongadas lluvias. Queremos salvar nuestro planeta. Y para eso debemos expulsar a Ninroot de nuestro planeta, él no pertenece a este lugar. Antes todo era un paraíso, el cielo que ahora es rojo antes era hermosamente azul, el suelo que ahora es gris antes estaba verde y lleno de vida. Si no hacemos nada, todos vamos a morir.
Lo que me decía se escuchaba muy absurdo, estaba algo emocionado por salir de mi monotona vida.
-Que quieres que haga?- Le pregunté emocionado.
-Eres una persona muy especial segun nuestros Astrologos sacerdotes, pues, segun las profecías contribuirás al derrocamiento del Imperio de Ninroot.
No quiero profundizar mucho en esta conversación pero basicamente lo que me decía era que literalmente soy algun tipo de salvador o algo así, recordandome a los cuentos de mi padre. Me pedío abandonar a mi familia algo que por supuesto rechaze. Pero insistiendo me dió un pañuelo con el simbolo de una hoja verde y dijo algo que me extremesió.
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AVALONIA. Guerra entre el cielo y la tierra.
General FictionEn el centro del mundo se ubica la Atlántida. Hogar de los humanos, Elfos, Gigantes y Enanos, lugar cuyos eventos pusieron en juego el futuro del planeta tierra. A través de Sabestien Leinor, un viajero del tiempo, y Sanyaia, la reencarnación de un...