1. Oficina - Trabajando tarde

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Después de las siete de la tarde era extraño ver a alguien en las oficinas, sin embargo Xiao Xingchen se quedaba hasta el anochecer con tal de terminar los trabajos de la escuela en la computadora de su trabajo. Su jefa había sido muy amable al permitirlo, además de ofrecerle un taxi en la noche que terminaba sus tareas, pero para él ya era un abuso de la amabilidad de las personas.

Suspiró con cansancio, sentía sus ojos pesados y sus manos eran cada vez más lentas sobre las teclas. Tenía hambre y también estaba estresado por el tema de su titulación. Estuvo a punto de apagar la computadora, pero desistió. Cuando terminase los estudios y consiguiera un buen trabajo tendría más tiempo para descansar, por ahora solo debía esforzarse un poco más...

- Me parece que ya van a apagar las luces de las oficinas - saltó al escuchar una voz conocida invadiendo las oficinas - ¿Aún no terminas tus trabajos?

Song Lan era el gerente de mantenimiento, era serio y rígido, nadie le quitaba una máquina hasta que él consideraba que ya estaba bien para trabajar con ella. Pero para Xiao Xingchen era simplemente la persona que lo cuidaba al regresar a casa y quien le daba palabras de apoyo cuando todo parecía ir más a la deriva.

- Me falta solo un poco - contestó, Song Lan pudo notar el cansancio en esas palabras - Quiero avanzarle todo lo que pueda en estos días.

Song Lan le hizo compañía las últimas horas del día, de las siete pasaron a las nueve y casi a las diez estaba terminando su jornada. Xiao Xingchen apagó su computadora y sonrió, sobó su cuello y miró a Song Zichen, quien estaba leyendo en el cubículo a su lado.

- ¿Por qué no te vas temprano? - él ya sabía la respuesta, mas quería asegurarlo de sus palabras.

- Es tarde, no podría descansar sabiendo que aún no estás en casa.

Eso era todo. Siempre que él preguntaba, Song Lan respondía con la verdad. Pudo apreciar un ligero tono rosado en las puntas de las orejas del gerente.

- Gracias - Xingchen se acercó a Zichen, como si buscara decir algún secreto que ni siquiera la habitación vacía pudiera saber - Me gusta tu compañía.

Song Lan bajó el libro y ambos se quedaron mirando unos minutos. Se acercaron demasiado, era cómodo estar así el uno con el otro, se habían llevado bien casi al primer instante, cuando Xiao Xingchen había decidido que quería aprender un poco más y Song Lan que un poco de ayuda de alguien tan amable era agradecida.

Xingchen fue el primero en extender su mano para tomar la del otro. Song Zichen se dejó, dejó que las manos suaves de Xingchen recorrieran las suyas llenas de callos y asperezas. Sus manos tenían cicatrices de quemaduras y cortes, una muestra de lo que era su trabajo, y las de Xingchen no podían ser más puras. Era piel suave, y aún así tenía pequeñas cicatrices que demostraban su pasado viviendo en aquella casa de acogida.

Xiao Xingchen recorrió con su dedo índice las líneas de las marcas y el relieve de las cicatrices. Eran manos limpias las de Song Lan, y se sentían firmes.

Esas serían las manos que tomaría para que lo guiaran en la más profunda oscuridad.

- ¿Aún siguen trabajando? - ambos respingaron y dieron un brinco, separándose al escuchar la voz del vigilante - Suelo bajar la luz a estas horas, pero si van a seguir las dejo prendidas.

Song Lan se levantó primero y miró al hombre: - Está bien - Xingchen supo que no estaba bien - Ya estábamos por salir.

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El camino a casa fue silencioso, mas no incómodo. La casa de Xiao Xingchen estaba un poco alejada a la última parada del camión, así que Song Lan se había dado a la tarea de hacer que llegara bien a casa todas las noches.

Detuvo su carro justo frente a su casa. Ninguno quería moverse o decir algo siquiera.

Xiao Xingchen simplemente le dio las gracias y tomó sus cosas, pero antes de irse dio un beso rápido, tan fugaz que la mejilla de Song Lan apenas y tuvo tiempo de pintarse roja.

SongXiaoVerse! SongXiaoTober 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora