Capitulo 21

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Me vas a enloquecer.

Jasmine

Siempre he creído que las rupturas amorosas son algo tonto, que no puede deprimirte el hecho de que alguien ya no esté en tu vida, que debes seguir adelante y eso es todo, eso creía, hasta que vi a Aaron después de la nuestra.

Está de mal humor y parece que quisiera comerse el mundo cada vez que grita, es grosero, pedante y bastante odioso. Su nueva secretaria se persigna cada vez que va a entrar en su oficina.

No hemos cruzado palabra, pero de hecho en la junta de hoy se atrevió a hablarle de forma grosera a Wembley e Irene, digo, no es como que me interese, pero aunque es un poco odioso, la falta de educación y decencia no es algo que caracterice a Aaron.

Decido sacarlo de mis pensamientos por un momento, concentrándome en todo el trabajo que he dejado acumular.

Es tarde y ya todos en el bufete se han ido, las horas han pasado rápido y la verdad es que perdí la noción del tiempo. Recojo todas mis cosas pero me doy cuenta de que me hace falta algo. Mi celular no está.

Lo busco por toda mi oficina pero no lo encuentro, asi que deduzco que lo he dejado en la sala de juntas, es la última vez que recuerdo haberlo visto. Salgo de mi oficina y efectivamente todo está bastante solitario y algo oscuro, excepto una parte... Su oficina.

Tiene la puerta abierta y la luz encendida.

Mejor me voy antes de que salga el ogro.

Me dirijo a la sala de juntas y enciendo la luz esperando con todo mi ser que mi celular se encuentre aquí, y me empiezo a preocupar cuándo no lo veo. No es que sea una adicta al celular y vaya a morir sin él, pero tengo cosas bastante importantes allí.

— ¿Todo bien?— una voz bastante varonil, y sobretodo reconocida, me exalta.— Lo siento, no quise asustarte. Escuché ruido y quise saber quién era.

— Solo soy yo, buscando mi celular que desapareció mágicamente.— me agacho para buscar debajo de la mesa.

— Te ayudo a buscarlo.— escucho como cierra la puerta.

— No es necesario.

Me ignora y lo escucho caminar por la habitación, trato de no ponerme nerviosa ante su precensia, pero no sé si me pone más nerviosa eso, o el hecho de que está siendo agradable conmigo.

— Me rindo.— la verdad es que no puedo pasar mucho tiempo sola con él.

— Ya es tarde, mañana le preguntas a alguien si lo ha visto.

— Claro.— es lo único que sale de mi boca.— Buenas noches.— me despido tratando de mantenerme lo más firme posible.

Firmeza que se desvanece en el momento que la maldita puerta no abre. Dios, ahora no.

— Dime, por favor, que tienes la llave.

— ¿Por qué la tendría?

— Oh, Dios mío.

Empiezo a exaltarme por los nervios, últimamente siempre tengo los nervios de punta, y el estar encerrada con el hombre de mi vida que creo que me odia, no ayuda mucho.

— ¿Te quieres calmar?— me reprende.— Está bien que no quieres saber nada de mí, pero no es el fin del mundo que estés encerrada conmigo.

Sus palabras me sorprenden.

— ¿De qué demonios estás hablando?

— Nada Jasmine, olvidalo.— se sienta en una de las sillas alrededor de la mesa, evitando mi mirada.

Seducción [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora