1- Las Costuras

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Una niña creció en el vacío.

Se dio cuenta que estaba sola y dijo:

«Estoy sola».

Primer grito.

Primer alumbramiento.

El Miedo nació con patas de araña.

Así comienzan las historias de los dioses:

con madres que son solo niñas

asustadas

de sus propios hijos

asustados

de sí mismos


Primer Poema de "Las Profundidades"


PRIMERA PARTE

1

Las Costuras


"Busca las Profundidades". El mensaje lo recibí por mail esta mañana. No sé quién es y no quiero responderle"

Eso es lo último que escribe Liliana Lawentun en su cuaderno veinticinco, abierto ahora junto al cenicero sobre su escritorio mientras ella se acerca a la ventana. Sus escritos exhiben una letra apretada y pequeña, como filas de hormigas muy negras.

«Busca las Profundidades».

Algo en aquellas palabras parecía haber rascado la superficie de una membrana interior; pegajoso, innombrable. Siente crecer un temor irracional dentro de ella, fluyendo como una corriente subterránea. La misma sensación que experimentó cuando entró en la adolescencia y perdió para siempre la capacidad de dormir.

Soy una mujer que no puede soñar. Pero a veces, veo Costuras en la realidad.

Cuando tenía dieciocho años y abandonó la pequeña ciudad donde creció, eso fue lo primero que escribió Liliana Lawentun en su cuaderno uno, convencida de que si no lo escribía todo, perdería también la memoria, además de sus sueños.

Le gusta fumar porque le gustan las sedas de humo que se desvanecen en la noche mientras espera en el balcón, sintiendo que el aire se enrarece en el escenario de lo cotidiano. Las pocas ventanas iluminadas en el edificio frente al suyo de pronto parecen formas ingrávidas, como si en cualquier momento fueran a desprenderse, igual que delicados volantines.

Cuando se manifiestan, el cigarro se ha convertido en una colilla arrugada. Las Costuras. Durante un instante, en el silencio profundo de la madrugada, la realidad visible e invisible parecen transfigurarse, como el reflejo de dos espejos puestos frente a frente. En ese lapso inconcebible, todo deja de ser lo que es. La monotonía se vuelve una anomalía.

Para Liliana, es imposible describir las Costuras de la realidad. Las palabras simplemente se retraen en su lengua, dejándole una sensación de vacuidad inquietante. Piensa que así debe sentirse una persona ciega de nacimiento cuando trata de imaginar cómo luce un color. Pero si alguien se lo preguntara, tal vez ella le respondiera algo similar a lo que escribió en su cuaderno catorce:

LAS PROFUNDIDADESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora