🎼📼_1_📼🎼

1K 48 0
                                    

---》Narrador omnisciente 《---
El infierno de los pecadores. Un lugar donde las personas que tuvieron un oscuro pasado hacen de la suya sin problemas.
Pero, ¿Y las qué no hicimos nada? ¿Merecemos el mismo castigo?

En un lugar apartado del movimiento. Una enorme casa con altos muros y un diseño antiguo encuentra escondida de los ojos no deseados. Dentro, un hombre alto de buen vestir, piel rojiza, pelo negro oscuro y enormes cuernos se encontraba en su oficina. Con las piernas cruzadas y su mano apoyada en su mejilla mientras lee unas hojas toma un té de forma tranquila.
Una hoja destaca, una lista con distintos números, y no parece ser la única. Muchas carpetas con este registro están distribuidas de forma ordenada en un escritorio a parte.
Unos pasos lo sacan de su concentración, la puerta se abre y entras.
Eres una chica de pelo largo negro con un mechón celeste en la parte izquierda, ojos rojos, piel pálida, cuernos enroscados de forma elegante, su mirada es fija; atemorizante, y, su postura es perfecta, parecías más un soldado que una señorita.
- T/N... que sorpresa.- Murmura el pelinegro dejando el bolígrafo en el escritorio sobre las hojas.

---》Narra T/N 《---
Entré a la oficina de padre sin haber tocado por accidente, pero era importante, me paré frente a el y lo mire, no de forma sería o como alguien superior, sino de forma más suave.
- Rompieron un vidrio.- Dije mientras el soltó un suspiro. Su mirada se dirigió a un archivero.
- Que grupo.-
- Grupo cuatro.- Los grupos son algo complicados de explicar, pero así se dividen a los distintos niños. Dependiendo lo que saben y su entrenamiento.
- Mierda, los putos jóvenes de hoy en día son un escándalo. Extraño a tu generación.
Se levantó son una de las hojas en mano y llegando junto un pequeño cuchillo que tenía colgado en la pared junto a otros más.
No me gustaba tener que mandar al frente a los niños, pero es mejor ir directo al grano que poner excusas haciendo que su castigo solo aumente.

Salí de la oficina y caminé por los pasillos de forma tranquila, vivimos en un lugar tranquilo y sin muchos problemas, era en parte lindo. Unas risas me distrajeron de mirar las ventanas que daban para el patio delantero, unos niños corrían unos detrás de otros, pero cuando me vieron automáticamente pararon y se quedaron quietos.
Me acerque y del pelo de una saque una ramita, la mantuve en mí mano para tirarla en la basura, mí cara no cambió. Ellos sintieron de forma nerviosa, aunque se que debería avisar que estén haciendo este pequeño escándalo no podía, son niños, me aparte de su camino y ellos se fueron caminando.

Baje las escaleras llegando al primer piso y ahí me encontré con la escena que ya esperaba ver, el castigo. Uno de los niños responsables de romper el cristal estaba llorando, tenía varias heridas en sus manos y los otros chicos que jugaban con el estaban apenados y asustados.
Estaba acostumbrada, también pase por una época parecida pero no era para tanto, por lo menos las torturas no son tan fuertes como lo eran antes.
Cuando padre se fue me acerque al niño, estaba arrodillado sobre el mismo vidrio roto, lo saqué de allí de un estirón y lo lleve a la cocina, lo alcé sentando lo en barra y luego agarro unos trapos viejos.

- Cele...- Murmuro con el apodo que me solían llamar por mí mechón de pelo celeste. - ¿P-por qué m-me merezco todo esto?...- Preguntó con voz temblorosa. No me sorprendió o me puse sensible, no era mí problema el que el se busque esto, pero no era malvada, solo no puedo sentir compasión o pena hacia otro.

- Tú te la buscaste, les dije que no jueguen y no me hiciste caso.- Respondí mientras limpiaba sus heridas y retiraba algunos vidrios. El soltaba leves gritos y jadeos de dolor.
Bajó la mirada y ví como sus ojos se cristalizaron. Agarré sus mejillas y levanté su mirada obligando lo a verme.
- Llorar no te va a sanar, aprende a curarte y a escuchar para que no ocurra nuevamente.- suavice mí voz y el ascendió, luego de unos minutos termine de limpiarlo y vendar lo por completo. Mandé al pequeño a su habitación sin antes agarrar su rostro y moverlo a un lado, clavando mí vista en el número de su cuello.
- ¿Te lastimó con tu marca?- Pregunté para después soltarlo y que esté ascienda. Suspiré, le ordené que se vaya a su habitación y que ni se le ocurra levantarse.
Las marcas son números que cada uno de los que nos encontramos aquí tenemos, cada número es distinto, no se repiten y sirven tanto como para mantener en orden los grupos y torturarlos cuando padre quiera.

---》Narrador omnisciente 《---
Tu sabías muy bien el significado de esas hojas malditas, era imposible sacarte de la cabeza cada tortura hecha por esa cosa, cada una de ellas quedaba marcada tanto en tus recuerdos como en tu piel.
Quitándo de tema eso. El día transcurrió normalmente, entrenaste como lo haces todos los días y también te sentaste a leer algunos libros en la biblioteca por un rato.
Todo fue pacífico hasta que padre te llamó, un quejido de molestía escapó de ti al escuchar a uno de tus compañeros decírtelo.

Llegaste con la cabeza en alta y la espalda recta, acomodaste tu pelo, tu camisa y entraste.

- Hija... siéntate.- por su voz y mirada sabía que las cosas no estaban bien, estaba enojado. Cerré las puertas a mis espaldas y me acerque, sentando me frente a él. Agarró una botella de licor que tiene en el mueble a sus espaldas, sirvió dos pequeños vasos del mismo y me ofreció uno.
- ¿Por qué lo ayudaste mmmh? Sabes muy bien que no tienes permitido meterte en sus castigos.- dijo clavando su vista en sus papeles, respondí de forma rápida.
- Creí que una charla lo haría recapacitar y pensar más en las acciones a futuro.- Dije sin basilar. Padre levanto su mirada y me sonrió en respuesta.
- Que no ocurra de nuevo.- Tomo un sorbo del alcohol y después me miró. - Sabes, parece que ya hay algunos interesados en adquirir te... pasó tiempo desde que alguien de la realeza se interesaba en nuestro negocio.-
Mantuve mí mirada firme y sin emociones respondí con un leve. - Mmmh.- La verdad jamás me interesó lo que me pase estando en el infierno, no tengo motivaciones ni nada parecido. Me siento como un cascarón vacío.

- No te veo emocionada por la noticia.- Dice, agarra su bastón que utiliza de vez en cuando; empuja el vaso con licor más cerca de mí. Lo agarré y bebí de un trago, para después mirarlo a los ojos.
- No veo alguna razón para celebrar, supongo que es buena noticia para ti... volverás a tener tu buen estatus como antes.- Dejé el vaso frente a el.
- Pero dejarás de estar marcada, también podrás trabajar con orgullo y dar tu vida por seres superiores a nosotros.- Dijo con una sonrisa orgullosa. A lo que solo moví mí vista hacia arriba haciendo que el suspire.

- Eres la mejor que tengo aquí Cele, fuiste la más fuerte entre todos los chicos que tuve, y no voy a negar que eres una mujer que me puso orgulloso entre todos los demás. Tus hermanos matarían por estar en tu lugar.-
- Lo sé, ¿Cuándo vendrán esas personas?- Dije queriendo cambiar de tema.
- Quizás dentro de unas semanas o un mes, aún no lo confirmaron.- Mencionó levantándose y dirigiendose a la pared con su alta variedad de cuchillas.
- Bien.- Dices para después remangarte la camisa, el se acercó con uno de sus cuchillos. Me merecía un castigo por ayudar a ese niño después de todo.
---》📼《---

Art Deco/ Alastor x Reader/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora