-recuerdalo Ariana, las rosas son bellas, pero tienen espinas, unas más que otras, unas son más grandes otras más filosas, así es como se protegen del mundo y de las otras rosas. Esta no es una competencia por cual es la rosa más bella, si no la que...
|Era un día precioso en toda regla en Arbezela. El sol brillaba intensamente, los pájaros cantaban alegres canciones, la suave brisa que golpeaba cálidamente el rostro de cada uno de los habitantes, la gente vitoreando el regreso sano de su gran emperador Jaider de Secramise. No había ricon donde no existiera al menos un suspiro de alivio ante su regreso. Pero estás condiciones climáticas más el ruido de los habitantes solo podía estresar a la segunda princesa de Arbezela, Eleonor de Secramise; la joven odiaba los días soleados y calurosos, prefería la noche fría y acogedora; odiaba el constante sonido de los pájaros tallando en sus oídos convinado con el estruendoso ruido de la gente vitoreando el regreso de su padre, simplemente le gustaba más el sonido tranquilo de la marea o las olas; la brisa no se quedaba atrás, pues aunque fuera una brisa, cualquiera podría notar que era de aire caliente, era preferible la leve brisa fría que choca contra tu cara haciéndote soltar un leve escalofrío.
Sin duda alguna, este era uno de los peores climas según la segunda princesa. Pero tenía que llegar al salón donde se encontraba su padre para darle le bienvenida nuevamente
Ya se encontraba en las puertas del salón y decidió entrar un minuto después de su hermana mayor para interrumpir cualquier tontería que está estuviera por decir.
—Segunda princesa del imperio de Arbezela, Eleonor de Secramise, entra en la sala- anunciaron - —
La segunda princesa entro con su hermoso vestido blanco, su largo cabello atado en un elegante moño, un libro en manos y su hermosa sonrisa adornando su cara mientras realizaba una perfecta reverencia.
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