Autoras: Ivonne Mendoza, D. Ancheo
Edición: L. Quinteros.
Portada: Ivonne Mendoza
Derechos reservados por el autor.
Capítulo VI
Armando sacude la cabeza e intenta sonreírle, aunque ni él mismo ha comprendido muy bien lo que ha pasado y algo dubitativo, respondió, volviendo a besarla.
A: Si... Todo bien mi amor...
Comienza entonces a tomarse su tiempo para calmarse él también, comienza a besar su cuello, deslizando con cuidado las tiras del vestido, mientras lo desabrocha, se levanta y tomándola de las manos, la insta a seguirlo, ella se levanta entonces y la gravedad hace su trabajo, logrando que el vestido caiga al suelo, dejando a Antonella solo con unas sugerentes braguitas y un diminuto sujetador. Armando sonríe al verla, y se pregunta cómo no es capaz de volverse loco por una mujer tan encantadoramente atractiva como su novia. Se acerca entonces y comienza a quitar, suave y muy lentamente el sujetador, mientras se acerca a sus pechos, con claras intenciones de disfrutar de ellos.
Da una pequeña mordida a los pezones de ella, que de inmediato responden poniéndose rígidos, con las manos hace maravillas en su otro pezón, al tiempo que desliza ya con más rapidez las braguitas del cuerpo de ella, mientras él hace esto, ella no se queda atrás, y comienza a acariciar la masculinidad de él por sobre los bóxer, ansiosa por quitarlos comienza a bajarlos con cuidado maravillada por el porte de este, y por lo que ella ha provocado en su compañero. Una vez él la percibe allí, se sienta y la insta a sentarse sobre él, la muchacha lo hace coqueta y sonriente, sujetándose de los hombros de su amante.
Cuando ella está a punto de dejarse penetrar, él la coge por las caderas evitando así que ella pueda llevar a cabo su propósito, ella suspiró impaciente, y él acalla sus palabras con un beso apasionado para comenzar a impacientarse.
A cada intento de ella, una negativa de él, hasta que la va deslizando suavemente, logrando penetrarla de forma lenta y demasiado delicada, para el gusto de Antonella.
Una vez lo siente dentro de ella, comienza a moverse con impaciencia y sienten ambos como un orgasmo sobreviene de forma bastante rápida, el alcohol y los pocos preliminares les habían encendido.
Cuando Armando estaba disfrutando de un placer exquisito, vuelve a ver la cara de Beatriz sonriente y coqueta, con el cabello alborotado y entonces se para, poniéndose totalmente pálido...
Antonella pretendía quedarse a dormir al lado de su novio, pero como siempre era la costumbre de él de sacarla casi a empujones de la cama, y esta no fue la excepción, con demasiada brusquedad Armando obliga a su novia a cambiarse e irse de la habitación, pues ya había conseguido lo que esa noche pretendía tener, a una mujer, sea quien fuese, en su cama.
Los sentimientos de Armando estaban mezclados, era incapaz de poder tener sexo con alguien sin que su amor se le apareciera en la cara de ellas, a ninguna de sus conquistas la llamaba por el nombre, ni a su novia, porque siempre había soñado que las mujeres con las que compartía su cama eran su Betty y no quería confundir a las chicas, así que las llamaba con el apelativo de "Querida" o si acaso como "Muñeca"
Después de sacar a su novia de la habitación se puso el pantalón del pijama, estiró un poco la cama y se tiró sobre ella a soñar con su amor, se sentía tan vacío, tan incompleto como todas las veces que tenía sexo con alguna de sus amigas. Suspiró muy fuerte, miró el reloj de su mesilla y se dio cuenta de que eran casi las 12 de la mañana, pensó en llamar a su hermana, ella siempre lo controlaba cada vez que le decía cómo se sentía y ella solo lo escuchaba, a veces lo regañaba por como jugaba con las mujeres, pero el ya no podía hacer nada.
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LUCES DE NEÓN
FanfictionLuces de neón, fuegos artificiales, un gran pastel y bastantes jóvenes aplaudiendo, es lo que se visualiza en el jardín de la mansión Mendoza, y es que se estaba llevando a cabo una de las celebraciones, más esperadas y anheladas por todos los integ...