LUCES DE NEÓN

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Autoras: Ivonne Mendoza, D. Ancheo

Edición: L. Quinteros.

Portada: Ivonne Mendoza

Derechos reservados por el autor


Capítulo XI

En la oficina de Betty, Camila intentaba concentrarse para ordenar la agenda de citas que tenía su amiga, pero le era imposible, no podía dejar de pensar en su gran amor, haberle confesado a su amiga que Mario era quien la desvelaba por las noches y la hacía suspirar cada vez que lo recordaba, le producía un alivio, pues era un secreto que tenía mucho tiempo guardado, más aun sabiendo que era el esposo de su otra amiga.

La puerta de la oficina se abrió de golpe y por ella se apareció Marcela:

M: Betty, me podrías dar el listado de los proveedores, se nos acabó el paño gris -dijo sin dejar ver los papeles que tenía en las manos-

C: Marce, Betty no está aquí.

M: ¿AH? hola Cami, perdona no me fijé que estabas tú y no Betty, ¿Sabes dónde está?

C: Debe de estar en las bodegas, dijo que iba a ir a ver unas prendas de stock

M: Ah, ok, ¿Te importa si la espero por aquí?, se me hace un lio bajar a las bodegas y luego subir, mejor la espero

C: No no, para nada, puedes esperarla

Terminó de decir esas palabras y Betty entró sofocada a su oficina, cuando se sintió segura puso su espalda sobre la puerta con los ojos cerrados, y las manos en el pecho, intentando de una manera absurda detener el corazón que latía deprisa, dentro de la oficina Marcela y Camila la vieron primero con cara de susto, y luego se vieron entre ellas con ojos de; "Armando", ambas conocían esa cara, conocían cada suspiro de su amiga y sobre todo conocían el gran amor que ambos sentían

Betty abrió lentamente los ojos y vio a sus amigas, un... "Tragame tierra", salió de sus labios para luego preguntar

B: ¿Qué hacen aquí?

Marcela y Camila no pudieron evitar las risas, al ver a su amiga sonrojada, agitada y sorprendida.

M: Mejor dicho ¿Qué te pasó? estás bastante alterada

C: Betty ¿Qué pasó contigo, dijiste que tardarías al menos una hora en las bodegas y solo estuviste 20 minutos, ¿Terminaste lo que estabas haciendo?

Betty no contestó, solo se sentó en el sofá, suspiró profundamente y volvió a cerrar los ojos rememorando lo que minutos antes había pasado

C: ¿A ver Beatriz, me puedes explicar por qué son esos suspiros?

B: ¿Beatriz?, ¡hermanos tenían que ser! -dijo con evidente enfado-

M: jajajaja, ya sabía yo que esos suspiros se trataban de Armando

Betty dejó de suspirar, y con un gesto hizo sentar a sus amigas mientras que les iba contando lo que había sucedido momentos antes

La conversación estaba tan entretenida que cuando se abrieron las puertas de la oficina de Betty las tres brincaron del susto, en ella se veía entrar a un niño más o menos de 8 años de ojos marrones y tez blanca, que corría como una bala a los brazos de su madre

N: ¡Mamiiiiiiii!

M: Mi amor ¿y tú que haces aquí?, ¿quién te trajo?

N: Papi, papi me trajo

M: Y ¿papi dónde está?

El niño empezó a reír y al hablar reveló algo que los padres no les habían contado a sus amigos

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