Flor Amarga - Gloxinia

Capítulo 3

Bailemos

Esta historia... tiene lugar en un pasado distante donde la línea entre los humanos y los no-humanos era casi imperceptible.

Como defensores del reino, los Caballeros Sagrados poseen extraordinarios poderes mágicos... que provocan en el pueblo tanto respeto como miedo.

Entre ellos hubo un grupo que traicionó al reino... y se convirtió en el enemigo del resto de Caballeros Sagrados.

A este grupo se le conoce como: Los siete Pecados Capitales.

Pero en esta parte de la historia se nos contará sobre un amor puro.

Comenzó hace de más de tres mil años.
En la antigua Britania donde los clanes se unieron para poder acabar con el Clan Demoníaco.

Pov Rose
-¿Uh? ¿Bailar? -Pregunte viendo a Gerheade.
-¡Si! Cada cierto tiempo bailamos. ¿Tu también bailarás?
-Oh, bueno… yo…
-¿Que es lo que pasa aquí? -Una voz pero de lo más conocida apareció detrás mío.
-¡Ah! -Salte un poco.

Al girarme lo vi… el estaba muy cerca.

-¡Rey Gloxinia! -Me puse roja al instante.
-Rose cuántas veces te dije que no me llamarás rey. Somos amigos, no?
-Amm… Ah… cla-claro Re- digo-go Glo-gloxi-xi-xini… a. -Estaba realmente nerviosa. -Ah…

Me tape la cara no podía hacerlo….

-¡Increíble! -Escuche decir a Gerheade-San.
-Vaya, vaya, que interesante.

Repetia me negue estaba realmente muy pero que muy avergonzada para ver lo que sucedía con ellos.

-Rose. Mira lo que pasa en tu cabeza.
-¿Eh? ¿Mi cabeza? -Abri mis ojos.

Y al hacerlo vi que el rostro de Gloxinia estaba más cerca.

-¿¡Ah!?

Veía entre todo mi alrededor muchas flores.

-¡¿Qué está pasando?!
-Al parecer puedes germinar rosas por todo la area en donde te encuentras cuando estas nerviosa.
-¿Co-como? ¿Eso es posible?
-Al parecer Rose es más especial de lo que pensábamos.
-¿Me pregunto si sintiera otra cosa cambiaría la flor?
-¡Y-ya basta de hablar de mi como si no estuviera aquí! -grité avergonzada.

Ambos solo me miraron asombrados pero unos minutos después volvieron a reírse.

-¿¡Que es tan gracioso!?

Pov Narrador
Sin saber la la pequeña hada había hecho florecer algunas flores más en su cabeza haciéndose ver tiernamente graciosa.