𓆩🥂 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐎𝐂𝐇𝐎 ɞ

366 42 9
                                    

Riki deslizó sus lentes y se quedó parado, delante de la residencia Park. Y, estaba asustado hasta la mierda por tener que entrar allí.

Si fuera por él no hubiera aparecido jamás. La sola idea de afrontar sus errores le aterraba. Porque, después de todo, ¿Quién desea enfrentar sus errores? Absolutamente nadie.

Pero la madre de Sunghoon le había rogado porque fuera a ver a su hijo. Según decía la mujer, Sunghoon estaba desorientado y ya no era el mismo de antes.

Y duele saber que fue él quien influenció ese cambio radical en el hombre. Riki ha cometido muchos errores en su vida pero las consecuencias sólo las pagaba él, este error iba de la mano con el daño colateral.

Sunghoon no había vuelto a hablar con Riki desde aquella última vez en su casa. No lo culpaba en lo absoluto. Se lo merecía pero eso no hacía que la herida dejara de sangrar.

Riki era un hombre frío, estoico, donde había emociones significaban problemas. Cuando accedió a este trato con su hermano, no había esperado ser él el que cayera por Sunghoon.

No, eso nunca estuvo en sus planes.

¡Era estúpido!

Estos sentimientos que mantenía por Sunghoon eran terriblemente estúpidos. Había pasado tiempo con el hombre un máximo de dos semanas y su corazón, idiota, lloraba por él.

¿Cuán patético podía llegar a ser eso?

Su madre dijo que no se necesitaba meses o años para caer perdidamente enamorado de alguien. Sunghoon acreditaba esa absurda teoría, magníficamente. Y lo jodía, lo enfadaba y solía hacer rabietas gritando que era injusto.

¿Acaso, el haberse enamorado del hombre era el precio a pagar?

Entonces, el precio era muy alto. Su corazón lloraba cada noche exigiendo que sacara la cabeza del culo y fuera tras Sunghoon. Pero, él había dejado en claro su desprecio hacia Riki. Con solo ver su rostro podía expresar su resentimiento y la animosidad flotando en el aire era realmente doloroso.

Jamás imaginó a su Chico Flor siendo tan distante y frío con él.

Frotando su pecho, trató de aligerar el malestar anclado allí. Subió el pequeño tramo de escaleras de cemento y fue directo a las altas puertas dobles de madera y golpeó. De inmediato, un hombre de mediana edad abrió la puerta y le dio una respetuosa inclinación.

_ Sr. Nishimura, lo esperan en la sala de estar, por favor... - pidió, extendiendo una mano indicando el camino. Riki torció su labios, recolocó sus lentes sobre el puente de su nariz, suspiró y enderezó la espalda no queriendo lucir derrotado.

El mayordomo lo guió hasta la sala de estar donde la madre de Sunghoon, Jihyo, sentada junto a Eun-bi. Su madre le dio una preocupante mirada y entonces se levantó. La madre de Sunghoon la imitó dejando su taza de café en la mesilla.

_ Riki...- Jihyo dijo, tratando de sonar amigable. Ella no lucía feliz con buscar su ayuda pero sus opciones se agotaron recurriendo en última estancia a Riki. Eso había dicho su madre.

_ Sra. Park - saludó sin ánimos de estar en ese lugar.

_ Siéntate, por favor - pidió ella. Jihyo sirvió un poco de té para él y con una tensa sonrisa aceptó.

_ No tiene necesidad de ser amable conmigo. Tanto yo como mi madre sabemos que no soy de su... agrado. Así que siéntase libre.

_ Cómo quieras. Siendo sincera, detesto la idea de pedirte ayuda pero no encontré otra salida más que recurrir a ti.

_ Y usted créame que detesto esto tanto como usted. - Suspiró.

_ Lastimaste a mi hijo. Tú y tu hermano son la peor escoria que he conocido en toda mi vida y nunca entenderé cómo pudieron hacer eso a un hombre inocente. El único y gran error de Sunghoon fue enamorarse de un Nishimura.

𝐂𝐑𝐔𝐄𝐋𝐄𝐒 𝐈𝐍𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora