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Lunes, 7:00 a.m.

Sentado en su oficina, leyendo papel tras papel, llenando planilla tras planilla, analizando imagen por imagen, ahí estaba Jeon Jungkook, en curso con su investigación, investigación sobre ese tráfico de drogas proveniente de el cártel de los Hwang. Esta semana no iba a ser tranquila, de eso estaba seguro.

Luego de dos horas aproximadamente revisando los datos, evidencias y papeles para la persecución, bufó, tenía varias pruebas, pero no lo suficiente para llevar acabo el allanamiento, solo le faltaba un pequeño detalle.

La ubicación.

Aún no sabían exactamente en donde se encontraba dicho cártel, a pesar de ser los más buscados, también son los más astutos.

Al rededor de las 10 a.m, a mitad de la mañana ya con una pequeña molestia en la espalda baja, el oficial fue en busca de un café y un calmante para el dolor de cabeza, el cual ya se había hecho presente desde hace unos minutos debido al estrés que le ha estado generando este caso.

Al agarrar su bebida de la cafetera, alguien toca la puerta de su oficina.

Dejó la taza en el escritorio y con pereza fue a atender a quien sea estuviera buscándolo.

—Oficial Jeon, buenos días.

—Buenos días, Kim —Dijo echándose a un lado, haciendo espacio para que el aludido entre.

—¿Como estás?, ¿Alguna nueva información sobre los Hwang?.

El pelinegro negó con frustración.-No, aún nada, estuve revisando una vez más los datos que me trajiste ayer, pensé que encontraría algo, igual, no podemos hacer nada sin saber en donde se ubican.

El castaño asintió. —Confiemos, de seguro en el transcurso del día de hoy o mañana recibimos información.

—Ojalá, Kim, ya llevamos un mes en este plan, de verdad me estoy cansando, pero no me detendré hasta encontrar a esa banda, seguido con su estúpido cártel de mafiosos que lo único que hacen es mandar a su gente a robar, matar, secuestrar y violar mientras que ellos se meten cocaína hasta por los oídos.

—Sí, esto es estresante, pero tranquilo, ya dentro de poco tendremos a el intocable Hwang Dohyun tras una reja con siete negros a punto de reventarle el culo.

El pelinegro suspiró sin más que decir.

—Pero bueno, pensemos en otra cosa al menos por 2 minutos.

Dijo el castaño mientras caminaban hacia el escritorio.

—En 2 días es su cumpleaños, oficial —Kim formó una leve sonrisa.

—Si, es cierto.

—¿Que piensa hacer?, ¿Acaso no quiere tener una pequeña reunión, o mejor, una muy buena fiesta para liberarnos del estrés? —El pelinegro enarcó una ceja.

—¿Y acaso crees que tenemos tiempo para hacer una fiesta siendo que en cualquier momento nos den esa orden de allanamiento con las coordenadas del lugar en donde se encuentran esos succionadores de polvos blancos? —Soltó el oficial, mientras cruzaba los brazos.

El castaño bufó con fastidio.

—Vamos Jeon, necesitamos un respiro, en verdad nos hace falta un momento en el que podamos divertirnos y olvidarnos un poco de todo este caso.

—Tienes razón, pero no estoy seguro de querer hacer algo, en verdad lo último que quiero es un evento escandaloso siendo que estoy pasando por mucho escándalo ahora con el trabajo.

—No eres el único —Se sentó en el puff que estaba a una esquina de la oficina —¿Y si yo pago la bebida?.

—Eso puede que me convenza, pero no lo sé, considerando que con tan solo dos tragos te haces mierda increíblemente.

DOS CARAS DE UNA MONEDA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora