Capítulo 1

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En un día lluvioso,cuando un niño llegaba tarde a su primer día de escuela primaria,choco por accidente con un niño de cabello negro,de unos lindos ojos color azul claro. Uno cayó arriba del otro raspandose la rodilla el pequeño niño de pelo negro,el pequeño al sentir el ardor en su rodilla mayugada, se levantó rápidamente y con una voz molesta, eh intentando no llorar por el dolor, grito al otro pequeño que todavía seguía en el suelo.

-¡Tú eres el culpable de esto,le diré a mi padre!

Tras aquel gritó el pequeño pelinegro se fue rápidamente a su salón asignado, aunque cojeaba un poco. Mientras el otro niño también un poco adolorido y sintiéndose culpable siguió al otro niño a su salón,que,casualmente era el mismo salón al que el asistiría, la maestra los reprendió por llegar tarde y los sentó juntos en la primera fila, en ese momento la maestra comenzó a tomar lista.

- Karlo Rossi Martini--
Dijo la maestra mirando al rededor buscando quien era el dueño de aquel nombre.

-Presente- Dijo el pequeño niño pelinegro con los ojos rojos, al intentar aguantar las lágrimas, ya que le dolía la rodilla.

-David Hernández Pérez-
Dijo la maestra esperando respuesta.

-....

-David Hernández Pérez?-
Volvió a repetir sin obtener respuesta alguna.

- David Hernández Pérez!-
Exclamó la maestra en voz alta.

- Presente!!- Dijo el pequeño niño pelicastaño que se había quedado pensando en cómo disculparse con el niño de pelo negro.

En la hora de recreó el pequeño David decidió hacercarce al pequeño Karlo el cual estaba comiendo sólo, sentado en una banca.

-Hola...-Dijo con timidez el pequeño David acercándose de poco a poco.

-¿Qué quieres?- Le pregunto el pequeño Karlo con voz cortante y molesta.

-Quería pedirte perdón, siento mucho averte tirado esta mañana, no era mi intención, enserió.- mientras pedía perdón el pequeño niño empezó a soltar lágrimas.
El otro niño sólo podía verlo llorar sin saber que hacer.

-Esta bien, esta bien, te perdonó, pero no llores. Le decía el pequeño Karlo intentando calmarlo.

-Sí te comparto un poco de mi comida¿dejaras de llorar?-
Le pregunto el niño pelinegro preocupado de que pensarán que el pequeño David estuviera llorando por su culpa.

-Bueno, pero quiero que tu también aceptes un poco de mi comida, por favor- respondió el pequeño David secando sus lágrimas con rapidez, para luego abrir la pequeña lonchera en forma de ballena azul que llevaba en sus manos, dejando ver unos lindos sándwiches en forma de corazón, con un poco de fruta al lado, unas galletitas y un jugo de manzana.

-Que lindo es tu almuerzo- dice el pequeño Karlo.

-¡Gracias!Me lo preparo mi Nona- Exclamó con emoción el pequeño niño.

- Y a ti ¿Qué te trajeron?- pregunto el pequeño David con curiosidad.

- ¿A mí? Bueno me trajeron lasaña, fruta y también un jugo de durazno- respondió el pequeño Karlo.

-¡Que genial!- grito el pequeño David.

-¿Puedo tomar un poco?- pregunto el pequeño David.

-Claro, después de todo dije que te compartiría- respondió el pelinegro acercándo el pequeño tenedor con un trozo de lasaña hacía la boquita del otro pequeño.

-¡Que rico esta!- dijo el pequeño David aun con la boca llena.
El pequeño pelinegro solo podía limitarce a observarlo, olvidando por completo la razón por la que estaba enojado con el en primer lugar.

-¿Quieres?- Dijo el pequeño David acercandole el sándwich en forma de corazón a la boca del pequeño Karlo. El cual sólo pudo abrir la boca y darle una mordida al pequeño sándwich.

-Sabe bien- dijo el pequeño Karlo un poco sonrojado por lo que pasó.
El otro pequeño le dio una dulce sonrisa de vuelta. Y siguieron comiendo tranquilamente.

Un Buen Café Con Leche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora