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Caminabas por el pasillo que guiaba a tu hogar agotada, sin duda estabas pasando semanas llenas de experiencias.
Unos mensajes recibiste, captando tu atención, los chicos más particulares con los que habías estado en los últimos días estaban ansiosos de verte otra vez.
Tan distraída en tu celular estabas, que no percibiste al chico que caminaba en tu dirección igualmente distraído en su celular, por ello, terminaron chocando, cayendo junto a los celulares al suelo.
Ay...~ —Te quejaste ante el golpe, te giraste a mirar a la persona con quien habías chocado.— ¡Dios mio!, ¡Discúlpame, de verdad! —Un joven de cabellos verdes y rostro sonrojado te ayudaba a levantarte avergonzado.— ¿Estás bien? —Viste como levantaba los celulares y te daba el tuyo.— ¡No te preocupes! Iba distraida. —Respondiste amablemente guardando el celular en tu bolsa.— ¿Eres nuevoaquí, cierto? —Preguntaste.— Si, acabo de mudarme al departamento 209. —Respondió tiernamente.— ¡Vaya! Somos vecinos entonces, yo soy del 210. —Reíste.— Pues espero que podamos conocernos más, eres hermosa. —Elogió para despedirse, al parecer iba de salida.
Entraste a tu departamento, tirando su bolsa a un lado para darte un baño, comer algo y descansar viendo televisión.
Buscaste tu bolsa nuevamente para sacar tu celular, al encontrarlo, te percataste de que no era el tuyo, un fondo de un famoso llamado All Might adornaba la pantalla de bloqueo.
Mierda, seguramente nos confundimos y tomé el equivocado. —Tomaste tu bata de dormir y saliste del departamento enbusca de tu nuevo vecino.
Al tocar la puerta, no recibiste respuesta.
Carajo... En serio necesito el celular, Kiri va a matarme si no le contesto... —Algo apenada, volviste a tocar con más fuerza.
Esperaste un par de segundos, convencida de que seguramente no estaba, decidiste regresar a tu departamento, sin embargo, la puerta se abrió.
El chico estaba con una toalla envuelta en su cadera y totalmente mojado.
Oh... perdona, yo... —Tartamudeaste nerviosa.— ¡Lo siento! Estaba bañándome cuando oí la puerta. —No podías evitar mirar al chico, un torso marcado y brazos fuertes le adornaban, era un cuerpo de aquello que te gustaban.— No, te preocupes... Es sólo que tienes mi celular. —Explicaste avergonzada.— Oh, ¿De verdad? —Entró rápidamente a su departamento para tomar el celular.— ¡En serio, discúlpame! Que tonto soy... —Intercambiaron los aparatos.— No pasa nada, es sólo que seguramente tengo mensajes de mi trabajo que debo atender. —Seguías sin poder evitar mirar aquel cuerpo y cara, era un combo perfecto.— Ehm... —Tartamudeó al notar tus miradas, rápidamente te disculpaste avergonzada.— ¿Así que soy capaz de gustarte, no? ____. —Le miraste sorprendida, no recordabas haberle dicho tu nombre.— ¿Cómo..? —Quisiste preguntar siendo interrumpida por los labios del peliverde.
