Capítulo 4. Confesiones y malentendidos.

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NOTA: ¡Hola! (⁠。⁠・⁠ω⁠・⁠。⁠)⁠ノ⁠
Quería agradecerles de todo corazón por leer mi fanfic y por todo el apoyo que me están dando. Se siente bonito que les esté gustando las locuras que imagino. ¡De verdad lo agradezco mucho! ♡♡♡

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Después de ese maravilloso baile, él siguió tratándome igual, eso me alegro. Creí que comenzaría a ser esquivo o algo, pero no, en nuestras clases, en ese pequeño espacio donde solo existíamos los dos, todo seguía como siempre. Sin embargo, eso también me dolía, pues significaba que yo no lograba tener ningún efecto sobre él, ni de rechazo y mucho menos de afecto.

No obstante, con sus amigas, la historia era otra. Desde ese día, estaba soportando sus miradas acusatorias y reprobatorias cada vez que las veía. No sé por qué todas ellas ahora estaban detrás de mí.

—Jum...— Dejo escapar Cassandra de pronto.

Era temprano en la mañana, íbamos caminando hacia el gran comedor para desayunar junto con los gemelos Frey, que como siempre, iban detrás de nosotras.

—Parece que comenzaron a revolotear desde muy temprano...— Dijo un poco molesta. —Supongo que es de esperarse, a los insectos siempre los atrae la luz.— Termino con tono de superioridad.

—¿De qué hablas Cassi?— Le pregunté curiosa, ladeando ligeramente mi cabeza.

—De que va a ser...— Hizo una pausa volteando a verme. —Las amiguitas de tu gatito...— Dijo con un ademán de su mano. — Ya van varios días que las veo seguirnos.—

—Tú... también lo notaste...— Le dije un poco pensativa bajando la mirada. —Creí que estaba alucinando.—

—Es curioso, lo que no entiendo es porque todas nos siguen, tenía entendido que Robyn estaba saliendo con Kevin.— Cassi se cubrió la boca con su mano para reírse. —Bueno, tratándose de ella, imagino que no pudo conseguir nada mejor.— Una risa involuntaria se escapó de mis labios, a veces Cassi podía ser muy cruel. —Pero así como están las cosas, pareciera que tu mascota tiene un harem. ¿Realmente quieres ser una más de su colección?— Me pregunto levantando las cejas. —Creo que deberías considerar otras opciones... Hasta uno de ellos, sería mejor candidato...— Sugirió volteando ligeramente su cabeza para referirse a los gemelos.

—¿Que...?— Comencé bajito y me guinde del brazo de Cassi. —Eso nunca va a pasar...— le dije en tono confidente. —Ninguno de los dos me provoca ni un mal pensamiento...—

Le dije y suspiré con tono soñador. —En cambio... él...— Volví a suspirar. —Uff... Lo dejaría hacerme lo que quiera...— Le confesé con un leve canturreo.

—Te he dicho que no hables así. Esas no son palabras de una dama...— Medio me regaño.

—Pero... Es que con él, no quiero serlo...— Dije con voz coqueta y con mi mano libre me cubrí el rostro. Sentía un ligero ardor en mis mejillas.

Cassandra suspiro con cansancio. —No sé qué voy a hacer contigo...— Dijo mientras entrabamos al gran comedor. Buscamos algún lugar vacío en la mesa de nuestra casa, y luego tomamos asiento. Los gemelos se sentaron frente a nosotras. Mientras la comida aparecía ante nuestros ojos, Cassi estiro su cuello, echando una mirada vigilante a todo el comedor, y después los 4 comenzamos a comer.

Encontrarlas observándonos, era cada vez más común, y para mí, realmente extraño, es decir, antes prácticamente ni las veía, ahora, me las topaba muy menudo. Y no era como que él acaba de comenzar a darme tutorías, ya teníamos un tiempo en eso.

Entre pociones y caricias.  (Daniel Page x Reader.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora