𝟎𝟐

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Sí, le preguntaban que estaba bien, el respondería qué si, pero ahora como lo haría si su alma se encontraba en agonía por la bella dama a la cuál sólo pedía su compañía.

Era egoísta de su parte rezar a los dioses para que ella existiera, pero así era el amor que Shun sentía por la bella pelirroja. Solo quería verla una vez y ya en persona decirle cuánta la amaba y deseaba estar con ella.

Sabiendo que si, lo hacía no la iba a dejar ir, porque así era su amor de egoísta.

En un lugar más allá del mundo humano se encontraba el santuario de Athenas, Grecia el lugar de los nacimientos de los caballeros más poderosos desde la era del mito.

Qué hace dieciséis años ocurrió la más grande traiciones el caballero dorado de sagitario, quién intento acabar con la vida de la diosa Athena. Y murió en el proceso gracias a la espada excalibur del caballero dorado, Shura de Capricornio.

Esa noche se perdieron vidas inocentes dos caballeros dorados murieron en busca defender lo que creían correcto, Aioros de Sagitario y Saga de Géminis dos opuestos, y solo uno de ellos era inocente. Y solo uno de ellos murió injustamente.

En la gran sala del patriarca estaban cuatro personas, dos de ellas eran caballeros dorados. Ambos compañeros se encontraban arrodillados en señal de respeto hacía su ilustrísima; mientras que esté se encontraba sentado en su trono.

- Mis disculpas mi señor, los caballeros de bronce aparecieron y evitaron que pudiéramos matar a Saori Kido. -dijo un discípulo del patriarca mirando de reojo a los dos caballeros dorados.

- Ya veo.... el bebé que Aioros salvo logró sobrevivir todos estos años y además pretende ser Athena, y ahora querrá violentar la paz de nuestro santuario -ve al portador de la armadura de Leo-. Comprenden Aioria, Ilena.

- Sí -bajaron la mirada en señal de respeto.

- La impostora no tardará en tener la armadura dorada de Sagitario -hablo con seriedad.

Aioria sentía impotencia, mientras que el sujeto a un lado suyo se burlaba de él. Ilena sintió lastima por su amigo.

- Comprendes ahora los actos viles de tu hermano.

El león dorado permaneció en silencio.

- Leo, Escorpio. Su misión es ir a la tierra por la armadura dorada de Sagitario y matar a Saori Kido, ¿les quedo claro? -dijo con un tono autoritario.

- Sí, su ilustrísima -dijeron ambos al instante.

Para levantarse del suelo y retirarse, pero la voz del patriarca detuvo a la joven dorada.

- No me decepciones Ilena, tu padre también querría lo mismo -hablo sin compasión.

Lo que hizo que escorpio apretara sus puños con impotencia-. No lo defraudaré, Gran Patriarca.

Aclaró para retirarse a paso firme del salón, aunque por dentro su alma ardía de dolor.

No le gustaba que mencionarán a su padre en su presencia, ella sabía que había sido un gran padre y caballero. Y el patriarca y la orden dorada esperaban lo mismo de ella.

Ella había sido el caballero más joven en recibir una armadura de oro, siendo una especie de prodigio a los ojos de los demás.

Después de todo era hija del antiguo caballero dorado, Milo de Escorpio.

Aioria la esperaba detrás de las enormes puertas, miró preocupado a la menor.

- ¿Estás bien, Ilena? -indago con un tono de voz suave.

- Estoy bien Aioria, andando -contesto formando una sonrisa algo triste.

El mayor no la siguió interrogando para no incomodarla, solo se limitó abrir el portal que los llevaría a la tierra, que los llevaría hacía Saori Kido y los caballeros de bronce traidores.

𝐈𝐍𝐄𝐕𝐈𝐓𝐀𝐁𝐋𝐄; Shun de Andrómeda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora