Capítulo 8: Entre Esfuerzos y Desfallecimientos

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Capítulo 8: Entre Esfuerzos

Mis esfuerzos continuos por sacar mejores calificaciones en la universidad seguían siendo una lucha constante. A pesar de que mis notas habían mejorado, seguían sin alcanzar el nivel que anhelaba. Cada prueba y examen era una batalla que libraba conmigo misma, y la presión de destacar en la universidad era una carga constante en mis hombros.

Un día, después de recibir una prueba con una nota que me decepcionó profundamente, decidí ocultarla a la vista de Megumi y Sara, mis amigos más cercanos. No quería que se preocuparan por mí o que me vieran como una carga en sus vidas. Sin embargo, Satoru, como siempre, estaba al acecho.

Con su arrogancia característica, Satoru se acercó y, de un rápido movimiento, me arrebató la prueba de las manos. No perdía oportunidad para fastidiarme, presumiendo lo fácil que había sido para él resolver la prueba. Yo lo miré en silencio, exhausta tanto por las exigencias de la universidad como por las largas horas de trabajo en la cafetería.

Satoru, sorprendentemente, rompió su patrón de provocación y me preguntó con sincera curiosidad, "¿Estás bien, Aria? Pareces un poco distraída últimamente".

Mis labios temblaron por un instante, pero no podía permitirme mostrar debilidad ante él. Con una sonrisa forzada, respondí, "Sí, estoy bien, Satoru. Solo un poco cansada, es todo".

Esa respuesta era la misma que siempre daba para ocultar mi verdadero estado emocional. La universidad y el trabajo en la cafetería me tenían mentalmente agotada, pero prefería mantener mis luchas internas ocultas.

Más tarde, en la cafetería de la escuela, mientras Satoru se besaba apasionadamente con su novia actual en una demostración pública de afecto, yo miraba hacia otro extremo de la sala. Megumi, Sara y yo nos levantamos después de haber terminado de comer. El agotamiento me estaba afectando más de lo que estaba dispuesta a admitir, y mientras caminaba hacia la puerta, todo comenzó a girar a mi alrededor.

De repente, me desvanecí en los brazos de Megumi, quien me sostuvo con preocupación. El mundo se volvió borroso mientras perdía el conocimiento, y las voces de mis amigos parecían distantes. El agotamiento finalmente había cobrado su precio, y yo, que siempre había luchado tan duro por mantenerme en pie, me encontraba en un estado de debilidad total.

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