Juego de Miradas

Capítulo 12: El Juego de Satoru

Después del incidente en el aula donde me atreví a golpear a Satoru, el profesor Tanaka nos llamó a su oficina. La atmósfera en la habitación era tensa de que trataría la conversación con el profesor    inmediatamente vi que a su lado estaba Satoru mientras el profesor comenzaba a hablar de lo emocionado que estaba por el hecho de que había aceptado las tutorías de Satoru. Pero yo estaba completamente confundida, sin tener ni idea de lo que estaba pasando.

Aria: (perpleja) ¿De qué están hablando, profesor?

Sin embargo, antes de que pudiera aclarar mis dudas, Satoru se levantó de su silla y, con una sonrisa sarcástica, interrumpió.

Satoru: (con voz fuerte) ¡Aria, no te hagas la tonta! Estabas rogando por mis clases porque sabes que necesitas mi ayuda.

El profesor Tanaka parecía satisfecho con la idea de que yo había buscado activamente las tutorías de Satoru. Habló de los materiales para la próxima prueba y expresó su felicidad por la colaboración que esperaba de nosotros.  no me salían las palabras en aquel momento porque había quedado consternada Satoru seguía sonriendo burlonamente, sabiendo que había tejido una mentira que el profesor había aceptado ingenuamente de inmediato.

Cuando el profesor finalmente se fue, nos dejó solos en su oficina, y no pude evitar sentirme furiosa y confundida.

Aria: (enojada) ¿Cómo pudiste inventar esa mentira, Satoru? ¡No puedo creer que hayas llegado tan lejos!

Sin embargo, su actitud no cambió, y me advirtió con desafío.

Satoru: (desafiante) Escucha, Aria, sé que no te quedarás tranquila después de lo que pasó. Si te atreves a contarle al profesor la verdad, te aseguro que no será divertido para ti.

Mi enojo y frustración aumentaron, y le pregunté con indignación qué ganaría él siendo mi tutor.

Aria: (frustrada) ¿Qué ganas tú siendo mi tutor, Satoru?

Y él, con una sonrisa maliciosa, comenzó a explicarme:

Satoru: (condescendiente) Aria, no entiendes nada, ¿verdad? Lo que yo gano es la satisfacción de saber que soy el mejor, de demostrar una vez más que soy superior a ti en todos los sentidos además todos los estudiantes de la facultad me miraran con más respeto si logro hacer que la niña con peores calificaciones mejore dijo el albino tirando su cabello blanco hacia atrás

Mis dientes crujieron de enojo mientras me daba cuenta de que había caído en su juego. Estábamos atrapados en un juego de poder que amenazaba con desequilibrar aún más nuestra relación, y mi rabia hacia Satoru se hacía más profunda.

Mis manos temblaban de rabia mientras enfrentaba a Satoru en la oficina del profesor Tanaka. Su actitud condescendiente y sus juegos mentales estaban llegando demasiado lejos. Decidí que tenía que decirle al profesor la verdad sobre la situación por lo que quería salir de la oficina, pero antes de que pudiera tocar el pomo de la puerta, Satoru me detuvo.

Se acercó sigilosamente a mi oído parando la puerta con sus manos susurró con voz siniestra:

Satoru: (susurrando) ¿Estás segura de que quieres ir y contarle la verdad? Si lo haces, le diré a todos que tú me golpeaste. ¿Qué crees que pensarán los demás cuando yo esparza ese rumor? Me quedé atónita ante su amenaza. Sabía que, si Satoru revelaba que lo había golpeado, mi reputación quedaría gravemente dañada. Me enfrenté a él con determinación.

Aria: (firme) No me importa, Satoru. No me vas a manipular con tus amenazas.

Satoru: (con un tono sombrío) Deberías considerar esto seriamente, Aria. Tengo muchas influencias en esta universidad, y si así lo deseo, podrías quedar en una posición muy delicada. Esto no habría sucedido si tú no hubieras perdido la calma y me hubieras golpeado como lo hiciste. Esta vez, tú solita te metiste en este lío. Piensa bien lo que harás, porque yo, simplemente, jugaré según tus reglas.

Antes de que pudiera responder, Satoru se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta de la oficina del profesor. Antes de abrir la puerta, se volvió hacia mí y dijo:

Satoru: (desafiante) Empezaremos las tutorías el miércoles. Asegúrate de estar preparada, Aria.

La puerta se cerró detrás de él, y mi enojo y frustración se mezclaron con la ansiedad mientras quedaban las palabras de Satoru aún mi cabeza sabía perfectamente que tenía muchas influencias. Estaba en una situación precaria, y él lo sabía. Mi mente se llenó de pensamientos sobre cómo había llegado a este punto y cómo enfrentaría las tutorías que se avecinaban. Mi relación con Satoru se había vuelto aún más complicada y peligrosa de lo que jamás había imaginado.