Capítulo 10: Un Encuentro Desafiante

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Era recién lunes y me sentía más débil de lo normal, agotada por las largas horas de trabajo en la cafetería durante el fin de semana me dejaba sin ningún día descanso andaba más somnolienta y aunque Sara y Megumi estaban ahí pendientes de mí no quería preocuparlos. Mientras caminaba por el pasillo bebiendo un café cargado, me encontré con Satoru, quien agarró mi brazo y me arrastró a una sala cercana. Sabía que una conversación incómoda se avecinaba.

Satoru: (con tono autoritario) Podrías explicar ¿Qué estás haciendo trabajando en este lugar?

Aria: (tratando de evadir el tema sabiendo perfectamente que me había topado con Satoru el sábado sabio a lo que se refería) No es asunto tuyo, Satoru.

Pero él insistió, con su actitud dominante, exigiendo respuestas.

Satoru: (aumentando su tono) ¡Sí que lo es! No puedo entender por qué estarías allí estas trabajando y estudiando todos los días prácticamente.

Aria: (con voz quebrada) Todos los estudiantes lo hacen trabajan y estudian no todos tiene el poder adquisitivo para dársela de vago como tu fuera de eso podemos dejar esto aquí Satoru, no tengo ánimos para pelear contigo hoy.

Ver lo mal que me sentía solo aumentó su enojo.

Satoru: (frunciendo el ceño) ¿Disfrutas que te moleste, ¿verdad? ¿Siempre has sido así, Aria que cambio?

Aria: (tragando saliva) No, Satoru, no disfruto esto. Ya no quiero pelear contigo.

Satoru: (desafiante) ¿Qué? ¿Te rindes tan fácilmente? Pensé que eras más fuerte que eso.

Aria: (con voz firme) No se trata de ser fuerte, Satoru. Se trata de querer vivir mi vida sin que estés constantemente provocándome suficientes problemas tengo en mi vida diaria para escucharte.

Satoru: (sonriendo con malicia) Pero, Aria, ¿no te das cuenta? que si no pelo contigo perderé a mi juguete favorito. No puedo evitar querer seguir peleando contigo. 

Aria: ¿Como me dijiste?  ¡No soy tu juguete, Satoru! ¡Ya basta de esto!

Satoru: (mirándola directamente) No puedes negar que te encanta esta rivalidad tanto como a mí.

Aria: (furiosa) ¡No, no me encanta! estoy cansada de esta dinámica desde el año pasado No entiendes nada.

Satoru: (con una sonrisa siniestra) ¿Crees que puedes escapar de esto, Aria? Eres demasiado débil.

No pude contenerme más. Mis emociones se desbordaron, y sin pensar, le di un fuerte puñetazo en el rostro. Satoru retrocedió, sorprendido y aturdido por el golpe. Era la primera vez que me atrevía a enfrentarlo físicamente, y la satisfacción momentánea de haberlo golpeado fue arrolladora. Sin embargo, sabía que esta pelea estaba lejos de terminar. 

Satoru, en lugar de enojarse o devolver el golpe, emitió una risa débil y se acercó un poco más a mí. Su mirada se tornó penetrante mientras hablaba.

Satoru: (con voz burlona) Parece que las cosas están volviendo como de costumbre. 

Sus palabras me dejaron perpleja. ¿Cómo podía tomarse con tanta ligereza un puñetazo en el rostro? Antes de poder responderle, mi mente se llenó de confusión. ¿Por qué estaba tan relajado en este momento tan inusual? Y su pregunta sobre mi trabajo en la cafetería y mi constante cansancio me hizo sentir aún más incómoda. 

Aria: (con voz temblorosa) ¿Cómo... cómo sabes tanto sobre lo que me pasa? ¿Por qué te importa?

Satoru: (con una sonrisa siniestra) Oh, Aria, has estado como zombie todos los putos días era obvio que me daría cuenta. Y parece que te preocupas tanto por tu trabajo y rendir en la universidad que terminaste desmayándote o acaso también olvidaste eso.

Mi confusión se transformó en un sentimiento de inquietud. ¿Qué estaba pasando realmente aquí? Las palabras de Satoru y su actitud desconcertante hicieron que me sintiera más atrapada que nunca en esta rivalidad.

Recordé ese doloroso momento, cuando Megumi me recibió en sus brazos al desmayarme. La inquietud creció en mí, mientras me daba cuenta de que Satoru estaba al tanto de más cosas de las que podía haber imaginado

Aria: (casi susurrando) Déjame en paz, Satoru.

Sin esperar su respuesta, me alejé de la sala, necesitando tiempo para procesar lo que acababa de suceder y la extraña actitud de Satoru. Antes de salir de la habitación, nuestros ojos se encontraron por un breve instante. Los ojos de Satoru, de un azul casi calipso, brillaron tenuemente con la luz de la habitación. Eran tan penetrantes como siempre, y recordé cuánto me había afectado su mirada en el pasado. Había algo en esos ojos que me hacía sentir vulnerable, pero esta vez, estaba decidida a no ceder ante él.



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