el comienzo, parte 1

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Los meses pasaban con total lentitud, Luka era cada día más repugnante pidiéndome cosas que yo no deseaba darle, pero al menos cuando concedía algunas de ellas obtenía los tratos más cariñosos del momento, me sentía como una puta, pero era eso o que la siguiente bala fuera para entre la mitad de mis ojos, me aterraba la idea de que él quisiera hacerme algo.

Me di cuenta de algo con los meses que tal vez ya había pasado allí, su rato cambiaba con mi ánimo, él maldito infeliz solo buscaba tenerme y tener mi cuerpo entonces yo me aprovechaba de eso, pero no siempre me encontraba en mis casillas y el no siempre se encontraba en las de él, más de una vez me había golpeado y maltratado, había instalado cámaras para mantenerme vigilada luego de la vez que le apuñalé la pierna, me sentía con mucha ira acumulada en mi interior.

Estaba adolorida luego de la manera tan tosca en la que me había obligado a tener sexo con él, tenía ataduras en mis manos y piernas, las cadenas me lastimaban los tobillos y muñecas y cada que me iba a bañar tapaba el espejo del baño para no ver lo delgado y demacrado que estaba mi cuerpo, solo tomaba sopas instantáneas y agua, era asqueroso y repugnante, lo mejor que había comido en días era un maldito pan de mierda que estaba muy rígido.

Salí de mi subconsciente cuando el sonido de la bajilla rompiendo y la brisa brusca cerca de mi rostro me detuvo, Luka estaba frente de mi con su cínica sonrisa.

Cuando quise abrir la boca ya mi mejilla estaba sobre la mesa y el tironeaba mi cabello, me había ganado su confianza de a poco pero nunca creí llegar a este punto.

Sentí su caliente aliento sobre mi cuello y tuve ganas repentinas de llorar.

—Si te comportas te dejare ir conmigo a dar un paseo por el bosque y ver el atardecer como lo hacíamos en nuestras épocas de noviazgo.

Me sentí aliviada, hoy no planeaba golpearme, realmente no quería nada con ese asqueroso ser, pero si salía podría ver una manera clara de escapar, podría tener algún tipo de ventaja.

Hice mis caderas hacia atrás sintiendo su entrepierna dura, sentí que las lágrimas se deslizaban de mis mejillas como cascadas cuando el toco mis muslos y empezó a sacarme la ropa, solo tenía una bata y mi ropa interior, pues se supone que él no vendría hoy, pero me equivoque.

El sexo fue rápido pero muy doloroso, lloraba a mares de manera silenciosa para no hacerlo enojar, tenía un charco de lágrimas en el cristal del comedor que empapaba mi rostro entero, cuando el por fin acabo solo me levante con cuidado, sentía como mi cuerpo temblaba de dolor y como escurría algo de mi vagina, sangre, otra vez era sangre.

Salía de la sala y como pude fui tras él.

—Dijiste que veríamos el atardecer —Trate de verme interesada por su propuesta, acaricie su hombro y el sonrió —Por favor Luka.

Eso fue suficiente, tomo una correa para perros y unas esposas para mantener mis manos presas de todo intento de escapar.

Salimos, estuve muy atenta a la puerta, ya sabía sus dígitos al menos, ahora debía intentar escapar, debía intentarlo.

Cuando la luz dio en mi cara solo sonreí de lado, trataría de que todo mi enorme miedo se fuera de una vez por todas de mi cuerpo para matarlo.

Vimos el atardecer un rato en la cima de una montaña, no podía evitar sentir el miedo en mi corazón por lo que iba a hacer, caí al suelo y me raspe las rodillas, lo de antes tampoco me iba a dejar caminar, sin embargo, cuando iba a pararme el me pateo haciéndome caer de nuevo sobre el barro seco que allí había, me golpee la cabeza y quede aturdida por uso plenos instantes.

—Auch, mis muñecas.

—Dije en un bajo tono sintiendo dolor en ellas y como cortaban las esposas.

—Solo camina maldita perra.

Empecé a llorar, a llorar mucho y me hice bolita en el suelo.

—Me duelen mucho las muñecas, por favor aflójalo un poco.

Suplique, el clima sobre nosotros era oscuro, frio y aterrador, el bosque estaba solo y muy oscuro, no podría ver nada a la distancia.

Me sentía asustada, me sudaba el cuerpo, Luka me daba mucho miedo y solo me ignoro ante la primera opción así que decidí continuar con otra.

Buscó la manera, pero a lo lejos pude ver la maldita cabaña así que hice algo rápido, me di vuelta y empecé a besarlo de manera dulce.

El continuo enseguida el beso que le estaba dando mientras yo solo sonreía en mis adentros, este tenía que si o si funcionar un poco.

Sus manos empezaron a tocarme y sentí la brisa fría por todo mi cuerpo erizándome, me debía escapar hoy si o si, a toda costa debía hacerlo.

Cuando intentó quitarme la ropa encontré la oportunidad perfecta.

—Para eso debes desatar mis esposas.

Con la poca luz pude ver que negó mordiéndose el labio.

—No soy tan tonto como para soltarte.

—Lo que más quiero en cumplir tu fantasía de hacerlo al aire libre, y tú te estas negando a que yo te complazca ¿acaso ya no te gusto? —y por primera vez use una de las frases que solía usar él para convencerme.

Busco entre sus bolsillos las esposas y sonreí, sabía que debía comportarme bien al menos unos minutos para que bajara la guardia.

Acaricie su cabello cuando ya no sentí la presión de las esposas y bese sus labios de nuevo, suave y cariñosamente mientras le sacaba la camisa.

—Si intentas hacer cualquier tontería te matare aquí mismo, sabes de lo que soy capaz Izabella.

Oh cielo, claro que se dé lo que eres capaz, pero no se de lo que yo sería capaz con tal de escapar de tus malditas garras.

Deje que me acariciara y me quitara el collar, baje mis besos por su pecho y me agache, a mi campo de visión entro una roca y la tome, él estaba tan concentrado que ni lo noto.

Cuando menos cuenta se dio solo lo hice, la roca impacto en su cara y el cayó al suelo, sin embargo, mis piernas se enredaron entre si y solo caí doblándome el tobillo, pero eso no me impidió nada.

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Y así comienza el posible escape de nuestra hermosa y decidida prota, no sé si este libro tendrá un segundo libro o lo largo un poco mucho, ¿qué dicen ustedes?

TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora