El estrés la estaba cansando, cada día las cosas salían mal, la frustración era tanta que muchas veces lloraba en su habitación. Jennie trataba de consolar a Lisa, pero muy pocas veces lograba hacerla sonreír. En parte entendía la desesperación que sentía al no ver resultados de todo su esfuerzo.
Iba a postular a un nuevo trabajo, pero cuando salió de casa, las llaves se habían quedado dentro, no llegó a tiempo a la entrevista. Su último proyecto para la universidad había sido un desastre, estuvo meses construyendo aquella maqueta, para que el día de entrega un imbécil en moto casi la atropelle y su maqueta terminara debajo de un auto, echando todo su esfuerzo en segundos.
Ese mismo día había recibido los resultados de la universidad, no podría graduarse, tendría que estar otro año más. Le salía mal hasta lo más mínimo, ir de compras, cocinar, salir a pasear al perro. Por un tiempo fue gracioso para sus amigos, tener tanta mala suerte no era normal, pero a Lisa no le parecía gracioso, llegó al límite que ante cualquier detalle que no salía como quería, comenzaba a llorar.
_¡Estoy harta de todo! - Jennie escuchaba la frustración de Lisa, nuevamente se había encerrado en la habitación.
Escuchó sus gritos de enfado, su voz quebrarse. Jennie estaba sentada en la sala, a ella tampoco le daba gracia ver que cada detalle que Lisa quería realizar, no lo podía hacer.
Escuchó la puerta abrirse y notó a Lisa dirigirse a la cocina, sus ojos estaban rojizos y sus lágrimas eran notables. Se limpió el rostro con su muñeca y sacaba el pan para preparar algo, quería olvidar todo por un momento y simplemente cenar junto a Jennie.
Cuando tomó el cuchillo, de manera extraña este resbaló de sus dedos y al tratar de tomarlo, este cortó visiblemente parte de su muñeca. El cuchillo cayó al suelo con el rostro de sangre en su filo.
_¡¿estás bien?! - Jennie corrió a su lado.
Lisa veía la herida en su brazo, la sangre comenzó a gotear y Jennie notó la tensión que había en sus venas, estaba reprimiendo su enojo. Lisa tiró el pan a un lado con enfado, lanzando un grito de frustración, nuevamente Jennie escuchó su voz quebrarse. La puerta de la habitación fue cerrada en un fuerte ruido y Lisa decidió no cenar ese día, solo quería dormir.
***
_¿irás a esa entrevista? - Jennie preguntó con cuidado en sus palabras, veía con tristeza la mirada apagada de Lisa, ella alistaba sus papeles en su mochila.
_Tal vez me contraten - respondió por lo bajo. Se dirigió a la salida y cuando tomó la puerta para abrirla, detuvo su paso y quedó pensando. Dió un suspiro y regresó hasta quedar frente a Jennie, tomó sus mejillas y dejó un suave y duradero beso sobre sus labios. Al alejarse acarició su mejilla, admirandola - lo siento por lo de ayer.
_Está bien - se abrazó a ella - entiendo.
_No debí reaccionar así.
_No hiciste nada malo.
_Lancé el pan...
_Lisa - su rostro quedó frente a ella - eres humana, tienes emociones. No hiciste nada malo, no dañaste nada ni a nadie. ¿no tienes derecho a enojarte?
_Pero...el pan...
_El pan está bien, ya lo llevé al médico - sonrió al lograr sacar una sonrisa en Lisa - ve, no quiero que llegues tarde.
_Voy a conseguir ese empleo, ya lo verás - besó sus labios - te amo.
_Y yo a tí - sonrió.
***
Para la buena suerte de Lisa, no había nada de tráfico, podía ir directamente a la empresa. Tenía sus documentos en su mochila, el desayuno le había salido bien y al parecer Jennie había llenado de gasolina el auto el día anterior, daba gracias porque ella lo había olvidado.
El semáforo de al frente cambió a ámbar, Lisa quiso frenar lentamente y esperar, pero algo logró asustarla, los frenos no estaban funcionando. Observó nerviosa a sus pies, tratando de frenar una y otra vez, pero el auto solo parecía aumentar su velocidad.
Tocó la bocina fuertemente para dar aviso a las personas que estaban en el otro cruce más adelante, el auto pasó a una gran velocidad pero las personas lograron retroceder a tiempo gracias al aviso de Lisa.
Lisa estaba entrando en pánico, golpeaba fuertemente con su pie el freno, golpeaba la bocina y sus ojos comenzaron a cristalizarse. En la siguiente calle no pudo hacer más para evitar un accidente, la autopista había terminado directamente, tenía que girar pero a esa velocidad era imposible.
Giró el volante a todo lo que daba y el auto giró solo un poco, causando que sus ruedas frenaran secamente por la curvatura y el auto saliera despedido en una vuelta. El auto rebotó en el muro y salió para el lado contrario, cayendo en varios giros que golpeaban fuertemente el suelo.
El auto terminó de cabeza a un extremo de la calle, completamente destrozado, el humo llenaba su alrededor, solo un par de brazos colgando era visible para las personas a su al rededor que fueron acercándose.
Lisa estaba inconsciente dentro, por sus dedos de su mano izquierda la sangre goteaba. Sus respiración fue disminuyendo de apoco, hasta parecer que había fallecido. Solo unos segundos después soltó un jadeo inconsciente, como si la vida hubiera decidido que aún no era el momento. Sus ojos se abrieron lentamente y vió con ojos pesados a su alrededor, solo pies ir de un lado a otro era lo que veía.
Escuchó el llamado de Jennie y logró ver sus zapatos acercarse rápidamente, haciéndose paso entre toda esa gente. Fue cuando se desmayó.
***
Lisa se encontraba sentada en la camilla del hospital, había recuperado el sentido y se encontraba pensativa. Jennie hablaba con los doctores, quiénes no se explicaban cómo es que solo había salido con un par de rasguños y moretones en su brazo izquierdo.
Ya habían sacado todos los exámenes y pruebas necesarias pero ella estaba ilesa, según un doctor, eso era un milagro.
_¿segura que quieres volver a casa? - Jennie sostenía su mejilla, mirándola preocupada.
_Estoy bien - sonrió levemente - solo fueron golpes en mi brazo, es todo.
_El auto estaba destrozado, pensé que...- sus ojos se cristalizaron.
_También lo pensé - había temor en su mirada - no sé cómo pasó, pero estoy bien, Jennie.
_Está bien - besó su cabello - vamos a casa.
Jennie sostuvo su mano y ambas salieron de la habitación. En cuanto Lisa cerró la puerta, la huella de una mano apareció en la ventanilla, las luces parpadearon y el foco de la habitación explotó, dejando todo a oscuras.