Esa noche Jennie no pudo dormir, solo abrazaba sus rodillas y escondía su rostro sobre ellas, llorando en silencio. Sus padres la habían recibido y ella trató de disimular, pero su madre notó su labio herido y su mejilla roja.
Su padre preguntó que había pasado y ella confesó con tristeza lo que había pasado. Su padre enfurecido quiso ir a buscar a Lisa pero Jennie lo detuvo, le pidió que no la haga sufrir más, que aunque la haya golpeado, ella seguía amándola y verlos pelear solo sería un dolor más para ella.
Su padre reprimió su enojo y atrajo en un abrazo a Jennie, ella se derrumbó en sus brazos y su madre acariciaba su espalda.
Ahora eran las dos de la mañana y Jennie seguía pensativa, sus lágrimas seguían cayendo por si solas, pero sus emociones estaban apagadas, recordando todos los momentos junto a Lisa.
¿Por qué la había tratado así? Lisa no era de decir palabras hirientes, por muy molesta que estuviera. Nunca había golpeado a alguien si no fuera en defensa propia. Y lo que dijo de su cuerpo...ella parecía amarla sin importar algún cambio. Jennie nunca se sintió menos porque Lisa siempre demostraba el deseo por ella.
¿Eso significa que solo estaba fingiendo? ¿En realidad le daba asco...que hubiera subido un poco de peso? Tantas preguntas que solo torturaba su cabeza.
Su perro entró a su habitación al sentir su tristeza, saltó a la cama y ante el sollozo de Jennie, Kuma se metió entre sus brazos y acurrucó en ella. Jennie lo abrazó, volviendo a llorar.
***
Al día siguiente, Jennie se cambiaba de ropa frente al espejo, cuando se quitó su polera, se detuvo de cambiarse y sus ojos viajaron en cada esquina de sus brazos, de su cintura, de su cadera. Era increíble lo que una cuantas palabras podían hacer.
_¡Jennie!
La castaña giró con duda al escuchar la voz de Lisa.
_¡Te digo que te vayas! - era su madre quien gritaba, su padre se había ido a trabajar muy temprano.
_¡Jennie, necesitamos hablar!
La castaña se colocó una nueva polera y bajó deprisa al escuchar más gritos, estaban discutiendo. Kuma se levantó y miró hacia la puerta, estaba sintiendo algo extraño. Saltó de la cama y corrió tras Jennie.
_¡¿Tienes el descaro de venir después de golpearla!? - la mayor la empujó con fuerza pero Lisa sostuvo su mano, forcejeando. La mirada de Lisa era fría, amenazante.
_¡Ya basta! - Jennie se interpuso en medio y alejó a Lisa de su madre quien se quejaba del dolor en su muñeca - mamá...yo hablaré con ella.
_Jennie
_Tenemos que hablar sobre la casa - la mayor miró con rencor a Lisa y se retiró a la sala, pero estaría atenta a cualquier grito o agresión - ¿Qué quieres? - Jennie juntó la puerta tras ella - Hablaremos de la casa, ¿Verdad?
_Jennie, por favor vuelve, ¿Sí? - Lisa se veía arrepentida - sé que me equivoqué.
_¿Te equivocaste? Me golpeaste...eso no fue un error.
_Lo sé, te pido perdón Jennie. Estos días han sido muy estresantes que llegué a explotar. Tú sabes que no soy así. Por favor, vuelve. Te prometo que no volverá a pasar. Yo te amo, Jennie.