Capítulo ocho.

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Dinah volvió a mirar a las otras dos chicas, que parecían completamente sorprendidas. Se agachó junto a ellas una vez más y se rió en voz baja.

-Mantén a tus amigos cerca, pero a tus enemigos más cerca, ¿verdad? -Ella levantó una ceja. Ally rió entre dientes y se encogió de hombros.

-Solo trata de ser amable, ¿de acuerdo? -La niña mayor le preguntó, y Dinah asintió lentamente.

-Muy bien, Cabello, vamos a llevarte a esa cama que tanto deseas. -Suspiró, levantándose y agarrando la mano de Camila. Antes de la niña más pequeña pudiera responder, Dinah estaba tirando de ella hacía la escalera de espiral. Camila se detuvo en el último escalón, teniendo su labio inferior entre sus dientes.

-No tengo todo el día, Cabello. -Dinah gimió, tirando de la mano de Camila. La niña más pequeña con vacilación dio un paso en la escalera, y se agarró a la barandilla con la otra mano.

-Ouch. -Camila murmuró, mirando hacia abajo a sus pies. Dinah sólo suspiró y tiró de la mano de Camila, una vez más. -Ouch. Ouch. Ouch. -Camila murmuró con cada paso, pero finalmente llegó a la cima de la escalera.

Camila inmediatamente dio unas palmadas, alcanzando el primer pomo de la puerta que vio. Dinah rápidamente la agarró por el hombro y tiró de ella hacia atrás, lejos de la habitación de Lauren. Eso era lo último que Camila tenía que hacer.

-Esa no es mi habitación. -Dinah señaló a la siguiente puerta otra vez. -Es ésta. -Camila aplaudió con entusiasmo y sacudió el pomo de la puerta con violencia hasta que se abrió. Se acercó lentamente a la habitación de Dinah, observando los carteles y objetos que colgaban de sus paredes.

-Cama. -Señaló, apuntando a la cama de matrimonio en la esquina de la habitación. Dinah suspiró y cerró la puerta detrás de ellas.

-Eso es una cama, sí. -Murmuró, acercándose a su tocador. -¿Dónde está tu bolsa? -Camila miró a Dinah. -¿Has traído una maleta o algo así? -Dinah repente se dio cuenta de Camila había venido con las manos vacías cuando ella entró en el apartamento.

-Vine en un avión. -Camila asintió, metiendo la mano en su bolsillo. Dinah puso los ojos en blanco, agarrando las manos de Camila antes de que pudiera darse cuenta de que no tenía el billete de avión por segunda vez.

-Lo sé. nos dijiste. -Dinah asintió, un poco frustrada con la forma en que estaba actuando. Algo estaba definitivamente mal. -Aquí. -Se volvió hacia su tocador y se encontró una camiseta y pantalones de pijama que se adapten a la niña más pequeña. -Puedes usarlos para esta noche.

Camila se rió emocionada, abrazando a la ropa en su pecho. Ella llevó la camiseta a su nariz e inhaló, oliendo su detergente.

-¿Dónde me puedo cambiar? -Preguntó, levantando la camisa para que Dinah la pudiera ver. La niña de la Polinesia asintió, dirigiéndose a la puerta para mostrar Camila dónde estaba el baño. Pero Camila se le adelantó, y cuando Dinah estaba a punto de llevarla al pasillo, ella se dio la vuelta para encontrar a Camila con sólo su camisa, ropa interior y zapatos. La chica se tiró con rabia de los pantalones, tratando de tirar de ellos con sus zapatos puestos. Dinah suspiró y cerró la puerta una vez más, acercándose a Camila y el acaparamiento de sus manos.

-Hay que quitarse los zapatos. -Ella señaló a los zapatos negros en los pies de Camila.

-Ouch. -Camila negó con la cabeza y se alejó de Dinah. -Ouch.

Dinah levantó una ceja. -¿Ouch? -Preguntó, señalando a los zapatos de Camila. Camila asintió. -Siéntate. -Dinah instruyó, señalando la cama. Camila hizo lo que le dijo, con una amplia sonrisa en su rostro. Dinah se arrodilló delante de ella y tiró de los cordones de desatar ellos.

-No, ¡ay! -Camila protestó, quitando su pie del agarre de Dinah. La niña de la Polinesia se sintió frustrada y agarró el pie de Camila de nuevo con fuerza a pesar de las protestas de la niña. Deslizó el primer zapato del pie y se quedó sin aliento.

-Ouch. -Camila puso mala cara, le temblaba el labio inferior. Esta vez, Dinah asintió con la cabeza. El calcetín de Camila se tiñó de rojo, con agujeros en la parte inferior donde los pequeños fragmentos de vidrio habían acuñados a sí mismos en su pie. Dinah comprobó el zapato, pero parecía como si los zapatos se hubieran puesto con un vaso roto dentro y luego se colocara de pie.

-¿Cómo sucedío ésto? -Preguntó Dinah, agarrando a la niña del otro tobillo y quitándole el segundo zapato.

-Ouch. Camila asintió, como si se tratara de una buena explicación para la pregunta de Dinah. Dinah gimió.

-Voy a tratar de quitar esto, ¿de acuerdo? -Preguntó ella, asintiendo con la cabeza y mirando las piezas de vidrio en el pie de Camila. La niña más pequeña sacudió la cabeza con furia.

Yellow. {Camren}.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora