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❝Los híbridos de oso nunca pierden su naturaleza animal.❞
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Spreen no sabia que le estaba pasado, toda esta semana se había estado sintiendo mal. Había descartado estar enfermo porque su fuerza había aumentado hasta el punto de romper uno que otro mueble en su restaurante. Estaba harto de sentirse tan violento por nada, debía darse unos cuantos días libres o terminaría matando a alguien sin querer.
Sin esperar más tomó su maletín que reposaba en su escritorio y salió directo a su casa sin darle explicación a sus empleados, quienes solo quedaron extrañados por la pronta retirada de su jefe. Spreen caminaba a un paso rápido, su respiración pesada y agitada era lo único que se escuchaba además del ruido de sus zapatos de vestir. Al visualizar la fachada de su casa una persona en la puerta de su casa llamó su atención.
-¿Qué haces aquí, boludo?- rápidamente la persona levantó la cabeza para hacer contacto visual con los ojos profundos del hibrido.
-Hola a ti también, Spreen.- dijo con sarcasmo el mago- Venía porque necesito materiales y pensaba si me los podías vender.-
Con la respiración pesada spreen ignoró a Juan y se adentró a su casa, siendo seguido por el castaño, el hibrido al notar esto solo gruñó y mostró los dientes afilados.
-No puedo ayudarte ahora, mago de mierda.- Spreen avanzaba con pesadez por la sala hasta llegar a la cocina en busca de alguna pastilla para la fiebre que tiene.
Juan al caer en cuenta de la situación decide seguir con paso minucioso a el más alto. -Oye, ¿seguro que te encuentras bien? Te ves muy hecho mierda.-
-Gracias por decir lo obvio gafotas.-
-¿No estarás en celo o algo así?- preguntó el castaño con un tono muy preocupado. La pregunta hecha por el hechicero descoloco al pelinegro logrando que las orejas de este se movieran con curiosidad por lo dicho,
-¿Celo?- volvió a repetir Spreen saliendo de la cocina para acercarse a Juan. -¿Me crees un perro o que?-
El tono molesto de Spreen hizo flaquear al menor, quien ahora temblaba por la imponente figura del oso, quien se encontraba más intimidante que de costumbre.
